Joanne Clodfelter usa EFT para cambiar el comportamiento de la perra de su amiga tras hacer tapping en la perra por las preocupaciones de su amiga.
Por Joanne Clodfelter
Mi amiga Anita tenía invitados todo el fin de semana. Mientras sus amigos estaban de visita, su perra, Mika, comenzó a lamer su cadera derecha. A lo largo del fin de semana, Mika desarrolló una enorme herida del tamaño de un puño que se hizo a sí misma por lamerse sin parar. Anita llevó a la perra al veterinario, que le recetó esteroides, y un cono para que lo llevase alrededor del cuello. Los esteroides no estaban aliviando.
Me ofrecí a ir a casa de Anita y probar EFT en su perra. Yo había leído en el boletín de EFT que alrededor del 80% de los problemas de los animales son nuestros propios problemas que ellos absorben de nosotros. Esto es porque vivimos tan cerca de nuestros animales de compañía.
Varios años antes Mika había mordido a una niña pequeña, y la niñita necesitó cirugía plástica. La niña había estado chillándole a Mika, y Mika respondió mordiéndola en la cara.
Cuando los invitados de Anita estaban de visita, el huésped masculino era un fan de El Encantador de Perros, y estaba probando alguna de aquellas técnicas con Mika. Esto puso nerviosa a Anita. Le pregunté a Anita cuáles eran SUS emociones mientras tuvo a los invitados. Ella contestó que temía que Mika fuese a morder al huésped masculino cuando él probaba las técnicas del encantador de perros.
Me di cuenta que Mika había percibido los temores de Anita, y le estaba mostrando a Anita que no iba a morder a nadie más que a sí misma… de ahí la herida auto-infligida. Así pues hicimos el enunciado del problema en el lado izquierdo. Hicimos tapping en nosotras diciendo, Aunque Mamá Anita temía que yo fuese a morder a su invitado…
Tras hacer el problema en el lado izquierdo, hicimos tapping en lo positivo en nuestro lado derecho. Yo, Mika, soy una BUENA perra. Sólo exhibo comportamientos que son gratos a Mamá Anita.
Durante ese tiempo, Mika estaba tumbada en el suelo entre nosotras, y parecía estar dormida. Después que hicimos tapping, Anita le quitó el cono. Mientras estábamos en la sala de estar, el cartero puso el correo en el buzón de su entrada principal. Mika siguió dormitando. Anita dijo que era la primera vez que ella recordara que su perra no había ladrado cuando el cartero se acercó a la entrada. Anita nunca tuvo que ponerle el cono de nuevo. Mika nunca se lamió la herida de nuevo, y esta sanó en una semana.
Joanne Clodfelter
Traducido por Ana Saval-Badía Escibir a Ana
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