Estos insultos gloriosos vienen de una era en que la inteligencia con palabras todavía era valorada, antes de que una gran porción del idioma fuera reducida a groserías, sin mencionar gestos groseros.
“No asistí al entierro, pero envié una carta agradable que decía que yo lo aprobaba.” – Mark Twain
“Él no tiene ningún enemigo, pero sus amigos lo desaprueban intensamente.” – Oscar Wilde
“Estoy incluyendo dos boletos a la primera noche de mi nuevo debut teatral; traiga a un amigo… si tiene uno.” – George Bernard Shaw a Winston Churchill
“No puedo asistir a la primera noche, asistiré a la segunda… si hay una.” – Winston Churchill, en respuesta.
“Me siento tan desgraciado sin ti; es casi como tenerte aquí.” – Stephen Bishop
“Él es un hombre que se hizo solo, y adora a su creador.” – John Bright
“Acabo de enterarme de su enfermedad. Esperemos que no sea nada trivial.” – Irvin S. Cobb
“Él no sólo es lento, es la causa de lentitud en otros.” – Samuel Johnson
“Él es simplemente un temblor que busca una espina dorsal para subirse.” – Paul Keating
“No hay nada malo con usted que la reencarnación no curará.” – Jack E. Leonard
Autor Desconocido