Hola a todos / todas:
ELA (la Enfermedad de Lou Gehrig) es una dolencia atroz para la que el ámbito médico aún tiene que proveer una curación con drogas o químicos. En contraste, EFT apunta hacia las cuestiones emotivas como una causa probable y ese fue el enfoque que Sherri Lund proveyó a su cliente. Note las mejoras físicas tanto como la mejor perspectiva que se desarrolló.
Por Sherri Lund
Hola Gary,
Una mujer me contactó electrónicamente y pidió fijar una cita y mencionó que su marido tendría que traerla porque ella no podía caminar. La llamaremos «Phyllis.» Dijo que tenía ELA y quería trabajar con EFT.
Cuando vino para su cita, su marido empujó la silla de ruedas dentro de mi oficina y la sesión empezó. Charlamos por un rato y ella empezó a expresar su extremo enojo sobre su situación, las relaciones en su vida, y cómo algunas personas desacreditadas podían caminar y funcionar mientras ella estaba confinada a la silla de ruedas.
Phyllis es una mujer inteligente y bien parecida, que estaba tan enfadada que dijo que quería pegarle a algo o a alguien. Su cuerpo estaba rígido, sus acciones torpes, y sus ojos eran perforantes. Ella dijo que había luchado con problemas de enojo durante algún tiempo.
Antes de la silla de ruedas, estaba bien establecida en su trabajo, dirigiendo a 65 personas en su departamento. Ella estaba también físicamente activa y usaba el ejercicio y otra actividad física como el trabajo en el jardín para dar salida a su rabia. En nuestra sesión, ella compartió cuán frustrada estaba con su falta de fuerza y su incapacidad para soltar el enojo que tenía dentro. Ya que no sabía de ningún otro camino, se llenó de cólera por dentro y con el tiempo la cocinó y guisó a fuego lento. Cuando yo me la encontré, estaba hirviendo.
Ella estaba familiarizada con EFT, después de haber leído las hojas informativas y partes del manual. Hablamos e hicimos tapping en cosas que la hacían enojar usando frases como:
A pesar de que estoy atrapada en esta silla de ruedas…
Aunque me siento inútil en esta silla de ruedas…
A pesar de que los idiotas pueden caminar alrededor y yo no puedo…
A pesar de que estoy tan enfadada con mi situación…
Trabajamos con su enojo, haciendo tapping mientras hablaba, y como estaba tan cerrada, yo le recomendé que viniera dos veces por semana durante varias semanas. Ella concertó otra cita.
Durante la próxima visita, ella me dijo cuánto más feliz estaba. Estaba más relajada, a gusto, y sonriente. Me contó sobre las cosas cómicas que su marido había hecho y cómo había mejorado su relación con él en sólo unos días desde que hizo EFT. A pesar de su felicidad recién descubierta, todavía tenía mucho enojo, por lo que usamos EFT para destapar los asuntos más apremiantes, el miedo, y había una mujer en el lugar de trabajo de su marido que estaba coqueteando con él. Hicimos tapping sobre:
Aunque no puedo creer que esta mujer tenga el descaro de ir detrás de mi marido…
Aunque quiero pegarle a esta mujer porque solamente de pensarlo me enferma…
Aunque estoy enfadada porque ella puede ser atractiva y yo soy atascada en esta silla de ruedas…
Aunque ella no es ni la mitad de buena empleada que yo era…
El caso de Phyllis era serio. Sus problemas iban más allá de la condición física crónica y el intenso enojo. Durante una de las primeras sesiones, Phyllis me confió que se había dado plazo hasta el final de ese mes para sentirse bien y que si no conseguía alivio, iba a «acabar con todo.» Esta sesión fue tres semanas antes del final de mes. ¡Innecesario decir, que su comentario me hizo hacer algo de tapping!
Yo no soy consejera entrenada y por un tiempo animé a Phyllis a recibir la ayuda de un consejero calificado entrenado en EFT. Incluso le recomendé uno que conozco y le concerté una cita telefónica. Ella me quería presente para el tapping durante su sesión con el consejero y yo hice los arreglos para hacer eso. Pero ella prefirió trabajar personalmente conmigo en lugar de manejarse por teléfono, por lo cual continuamos nuestras sesiones dos veces por semana. Entre sesiones, yo la llamaría de vez en cuando para ver cómo iba.
Al final de ese mes teníamos una sesión. Estábamos charlando y disfrutando juntas, cuando la conversación cesó. Yo la mire y le dije, «Mañana es fin de mes. ¿Cómo lo estamos haciendo? “Ella me miró y sonrió. Había doblado la esquina en menos de tres semanas.
Phyllis se transformó a través del trabajo que hicimos con EFT, a pesar del hecho de que yo no soy terapeuta autorizada. A lo largo de nuestro tiempo juntas, ella notó un fortalecimiento en sus miembros y podía apoyarlos por períodos de tiempo más largos.
Había días que los pasaba en el arreglo de sus cuartos, sacando cosas debajo de la cama y empujando cajas a su alrededor. Ella habló sobre cómo disfrutaba de tener su energía otra vez. Además de su mejoría física, su perspectiva mental floreció. Descubrió maneras de perdonar a las personas que nunca pensó que fuera posible, vio que la gente realmente se preocupaba por ella tal como es, y experimentó alegría a pesar de sus circunstancias.
Phyllis y yo trabajamos juntas durante tres meses y fue un placer – ella me enseñó mucho. Trabajamos en los problemas de enojo, depresión, y la creencia de que su auto-valoración venía de su habilidad de ser productiva en el lugar de trabajo.
Estaba analizando la idea de que ella vale incluso estando en la silla y que mientras su cuerpo tiene limitaciones por el momento, su corazón y su mente no están atados. La última vez que hablamos dijo que está de regreso en fisioterapia y que su agenda está ocupada. Espero con ansia encontrarme con ella de nuevo.
Phyllis es un fenomenal ejemplo de cómo las situaciones pueden o no cambiar, pero el punto de vista es vital para el bienestar emocional de una persona. Las perspectivas son la llave. Cuando podemos eliminar la carga negativa alrededor del asunto y dar un paso atrás, podemos ver emerger un panorama más amplio.
Gracias, Gary, por compartir esta técnica con el mundo. Muchas personas están bendecidas por su obsequio. ¡Usted está en lo cierto cuando dice que el procedimiento es simple y los resultados sobresalientes!
Sherri Lund
Traducido por Ana Maria León Escribir a Ana Maria
InEnglish.gif