Angelica de Argentina nos plantea una interesante reflexión sobre los límites de EFT y pregunta si no serán realmente nuestros propios límites. Gracias Angélica.
No soy experta en EFT ni trabajo como profesional “efetera”, sino –como les suelo escuchar – sólo entusiasta. Llevo aproximadamente dos años usando EFT de modo intensivo en mis hijos y en mí misma.
Hace unos días alguien me aconsejó cambiar “de terapia” porque veía que EFT tenía muchas limitaciones. Tomé el “consejo” como una oportunidad para replantearme mi propia postura frente a EFT y el modo en que ha ido actuando en aquellos aspectos en que lo he aplicado.
Es indudable que EFT ha significado un cambio sustancial en mi vida, un poco porque llegó en un momento de crisis y derrumbe y, otro poco, porque fue la puerta hacia una cosmovisión mucho más abarcativa y profunda.
Tenemos la enorme gracia de vivir en estos tiempos, donde se han recuperado y desarrollado, y están aun encaminándose, mil herramientas para trabajar nuestras grandes y pequeñas mellas personales. Hay que reconocer que las herramientas tienen sus determinados ámbitos de aplicación (no usamos un martillo para destapar cañerías). Algunas, sin embargo, como EFT, pueden tener un “amplio espectro” de aplicación (podría ser como una pinza que sirve para ajustar o aflojar tuercas, cortar alambres o incluso alcanzar las medias que se cayeron detrás del lavarropas). En mi propia experiencia, he comprobado que ese límite en el espectro de acción pasa por mí misma. Yo puedo hacer con ella tanto como quiera; puedo llegar con ella tan lejos como quiera. El límite pase más bien por mi sinceridad, la honestidad conmigo misma (¿qué quiero realmente corregir?, ¿qué elijo ver?, ¿qué no estoy dispuesta a soltar?…).
Si le dejo, EFT me descubre mis propias hipocresías, las intenciones escondidas detrás de lo que deseo, el porqué de no querer sanar. Puedo conformarme con corregir algunos disturbios de mi sistema o dar un salto evolutivo y regenerar completamente ese mismo sistema arcaico y caduco.
Un aspecto clave del límite es la ansiedad, o su otra cara en la moneda: la paciencia para aceptarnos nuestro propio paso en el camino hacia la salud y la plenitud. No todos resolvemos nuestro “tema central” con “milagros de un minuto” y debemos recordar constantemente El valor de la persistencia.
A estas alturas n0 podemos dudar de la efectividad de EFT, ya sea que la usemos de modo exclusivo o potenciando a otras herramientas. Pero volvemos a lo mismo: la clave no radica tanto en LA TÉCNICA sino en la DETERMINACIÓN, clara, sincera, depurada y asumida de sanar. Todo está supeditado a ella: ¿estoy dispuesto a VER lo que mi subconsciente tiene para mostrarme? ¿Quiero llegar al fondo de lo que me pasa? ¿Estoy dispuesta a dejar ir aquello que realmente me está haciendo mal? ¿Deseo realmente dar un salto evolutivo o hago EFT para mantenerme entretenida con las basuritas que tiene arriba el agua en el estanque? EFT puede llevarnos tan lejos como le permitamos.
Gracias por este espacio amplio y acogedor. Mi abrazo a toda la comunidad efetera.
Angélica