Hola a todos/as,
¿Os habéis dado cuenta de que, en esta serie, no os he contado nada que no supierais ya? Puede que haya unido algunos conceptos de una forma única, naturalmente, y que haya empleado metáforas interesantes, pero en el fondo se trata de material que ya conocíais. Me he limitado a llamaros la atención sobre cosas como…
1. Nuestros pensamientos habituales se convierten en nuestra realidad.
2. Nuestros “podemos”, “no podemos”, “deberíamos”, “no deberíamos” y otras creencias relacionadas con la “verdad” fueron escritas en las paredes de nuestra mente por bienintencionados padres, colegas, profesores, religiones, la TV, libros, etc. Muchos elementos de dicha “verdad” son ficciones transmitidas que parecen reales y que actúan como nuestros “límites”.
3. Constantemente consultamos lo que está escrito en las paredes de nuestra mente para dar sentido a aquello que vemos, oímos, sentimos, etc.
4. Resulta mucho más fácil ver lo que está escrito en las paredes de la mente de los demás que en la nuestra. Esto es así porque nuestra versión de la “verdad” es, en efecto, la “verdad” (al menos para nosotros). Todos los demás necesitan ayuda.
5. Las afirmaciones siempre funcionan pero hay que ser cuidadoso a la hora de discernir las que son verdaderas. A menudo nuestras afirmaciones verdaderas son los “sí, pero…” que surgen al final de afirmaciones que, por lo demás, son positivas.
6. EFT es una herramienta impresionante para deshacerse de los “sí, pero…” Sin ella, es probable que la gente continúe afirmando sus “sí, pero…” y permanezca estancada. Entonces, creerá que las afirmaciones no funcionan cuando, de hecho, funcionan de maravilla.
6. Los sueños no siempre se hacen realidad, pero SÍ nos encaminan.
7. La manera de hacer cualquier cosa que deseemos ya existe. Sólo tenemos que sintonizarnos con ella. Nuestra antena hallará el “cómo” por nosotros. Dicha antena (la formación reticular de nuestro cerebro) es uno de nuestros mayores dones. Lo único que necesitamos es establecer un objetivo importante para activarla.
8. Nuestras palabras tienen un gran poder. Usar habitualmente palabras con contenido emocional nos genera mini-experiencias y nos condicionan en la dirección de dichas palabras.
Vivimos en el Palacio de las Posibilidades. Siempre ha sido así y siempre lo será. Las alegrías y la abundancia disponibles por todo este Palacio son nuestro derecho de nacimiento. Nos hemos visto condicionados de otra forma, naturalmente, por todo lo que se ha escrito en las paredes de nuestra mente.
Dicha escritura contiene muchos “límites,», como por ejemplo: (1) somos demasiado viejos o jóvenes para aventurarnos en algunas zonas del Palacio, (2) las mujeres se ven limitadas en el mundo empresarial (por el “techo de celofán”), (3) algunos grupos étnicos deberían saber cuál es su lugar, (4) hay que tener suerte o ser codicioso para alcanzar la abundancia financiera, (5) deberíamos crecer y dejar de soñar porque los sueños son cosa de niños, (6) habría que ver a los niños y no escucharlos incluso cuando se convierten en adultos, (7) el amor es algo que hay que buscar en el exterior más que algo que proviene del interior, (8) no deberíamos destacar entre la multitud porque los demás nos juzgarán, (9) nuestra opinión no cuenta a menos que nos respalde el consenso, (10) hay que tener una titulación y una larga lista de credenciales para ser respetado como terapeuta.
Algunas de estas cosas parecen reales, naturalmente, pero dicha “realidad” no es más que la ficción escrita en las paredes de nuestra mente. Toda esta supuesta “realidad” ha sido violada muchas veces por personas cuya principal herramienta era sencillamente un objetivo respaldado por sus sueños y afirmaciones. La manera de hacer lo que sea que desees ya existe, sólo tienes que sintonizarla.
Existe otra dimensión de nuestra realidad que tendemos a ignorar porque no forma parte de las tres dimensiones espaciales que nos son familiares. Se trata de la dimensión del pensamiento. Los pensamientos son cosas. No tienen límites a menos que los fijemos nosotros mismos. Podemos imaginar cualquier cosa. Podemos soñar cosas y convertirlas en nuestras misiones. No sabemos lo lejos que nos llevarán. ¡Qué emocionante! ¡Qué increíble! Los pensamientos se mueven y dan forma tanto a nuestros mundos individuales como al mundo que nos rodea. Los pensamientos hacen que las cosas sucedan y…
…nuestros pensamientos habituales se convierten en nuestra realidad.
Con amor, Gary
Traducido por Eva Llobet Martí