Sin tan sólo hiciésemos EFT como rutina diaria… ¡qué idea tan genial! La salud física mejoraría, la libertad emocional aumentaría, etc. ¿Pero lo hacemos? Normalmente no. Por suerte para nosotros, Gene Monterastelli trata este desafío y nos ofrece formas útiles para conseguirlo. Vale la pena leerlo.
Por Gene Monterastelli
Cada vez que mis amigos, familiares y clientes me cuentan algo que les ha ocurrido la semana anterior, casi siempre les pregunto: «¿Hiciste tapping en ello?» Generalmente me contestan: «Siempre se me olvida».
Al principio, en mi práctica me encontraba que muy pocos clientes hacían la tarea para casa que acordamos. Cuando comencé a investigar esto, la respuesta era generalmente tan simple como, «Se me olvidó.» Para resolver esto, empecé no sólo a darles trabajo para casa, sino también a indicarles cuándo deberían hacer los ejercicios (por ejemplo: cuando estás en el coche antes de entrar al trabajo, justo antes de irte a la cama, mientras haces tu paseo matinal).
En una palabra, estábamos creando una rutina de EFT. Aquí tenéis un ejemplo de una rutina para una de mis clientes «Elaine.” Elaine trabaja para una agencia que coloca y da apoyo a niños/as en el sistema de cuidados de acogida. Es un trabajo que puede afectar las emociones a veces, dada la naturaleza de sus clientes. Es estresante porque intentan hacer muchísimo con recursos limitados. Por este motivo, Elaine se llevaba bastante ansiedad del trabajo a casa.
La rutina que creamos era muy simple. Cada día, antes de irse del trabajo, se paraba en los servicios. Ella se metía en uno de los cubículos y hacía EFT durante cinco o diez minutos. Trataba cualquier emoción que tuviese en ese momento, y también hacía una revisión rápida del día para ver si había algo más que necesitase despejar. Entonces, simbólicamente, tiraba de la cadena para demostrarse que se había deshecho de toda la porquería con la que había cargado.
Elegimos, con toda la intención, su lugar de trabajo como el lugar donde iba a hacer los ejercicios. Su preocupación era que se llevaba consigo las emociones del trabajo a casa. Con igual facilidad hubiésemos podido haber esperado hasta que llegase a casa para hacer los ejercicios. Pero nos surgen dos problemas con esto. El primero: al esperar a llegar a casa, se estaba llevando la emoción a casa (que era lo que intentábamos resolver). El segundo: era muy fácil distraerse cuando llegaba a casa. Estaba el perro al que había que cuidar, su marido al que saludar y pasar un poco de tiempo juntos, y también preparar la cena. Sería muy fácil distraerse con todo lo que sucedía en la casa, y no hacer el trabajo con EFT que ella necesitaba hacer.
Al hacer que hiciese EFT en su lugar de trabajo, éramos capaces de resolver ambos problemas. Primero, al hacer EFT en el trabajo, todas las emociones asociadas con el trabajo no salían de allí. Segundo, al hacerlo parte de su rutina al salir de la oficina, no había manera de que se distrajera de hacer EFT. Sencillamente se volvió un paso más al salir de la oficina, como apagar el ordenador, recoger su bolso, y activar el contestador automático.
Aquí tenéis algunos aspectos a considerar cuando se crea una rutina de EFT.
1. Hazlo cada día a la misma hora todos los días. Hay ocasiones en las que necesitamos hacer EFT en el instante, pero la mayor parte de las veces somos capaces de resolver la mayoría de las cosas con sólo asignarle un poco de tiempo. Fíjate cómo nos cepillamos los dientes bien. Cada noche, antes de irnos a la cama, la última cosa que hacemos todos es cepillarnos los dientes. Yo sé que no pienso por qué lo hago; es simplemente parte de la rutina. Es mucho más fácil realizar cualquier tipo de actividad para mantener nuestra salud cuando se hace a la misma hora todas las veces. Esto vale para cepillarnos los dientes, ir al gimnasio, o hacer EFT.
2. Hazlo en el mismo lugar todas las veces. Ahora bien, esto puede que sea imposible, pero yo he descubierto que ayuda mucho tener un lugar constante. Yo tengo una silla especial en la que digo todas mis oraciones, mi meditación, y EFT. Sólo uso la silla para tales actividades. Y puesto que les he asignado un lugar a estas actividades, cuando me dirijo a él, mi cuerpo, mi mente, y mi espíritu, saben qué es lo que va a suceder e inmediatamente comienzan a relajarse.
No hace falta que tengas un sitio especial en el que sólo haces EFT, pero al tener un lugar constante (en la cama, la mesa de la cocina, el balancín del porche) tienes más probabilidades de hacerlo. Además, es importante elegir un sitio donde no se te distraerá. En el salón, mientras los niños miran la tele puede que no sea la mejor opción.
3. Ten un plan de acción cuando te sientes. Yo he descubierto que es útil tener un plan cuando me siento a hacer EFT. Para mí es algo como esto: Primero, repaso mi cuerpo para ver si hay alguna molestia o dolor, y trabajo en ellos primero. Segundo, repaso el día para ver si andan por ahí emociones residuales. Tercero, pienso en lo que sucederá al día siguiente. Veo si estoy preocupado por el porvenir, y entonces hago una secuencia de tapping en el futuro. Cuarto, trabajo en cualquier asunto apremiante que haya en mi vida (ej.: un nuevo trabajo, mi relación con alguien). Normalmente hay un área en mi vida que necesito trabajar, pero no la voy a resolver con una sesión sólo. Finalmente, hago una secuencia de tapping dando gracias.
Puede que esta rutina sea más complicada de lo que es adecuado para ti, pero al establecer un plan de acción conviene asegurarse de que se aprovecha bien el tiempo. Además, esto no está forjado en hierro; si encuentro que hay alguna otra cosa que necesito hacer con ese tiempo, puedo hacerlo, aunque este es un buen punto de partida.
4) No seas muy ambicioso cuando establezcas la rutina. Cuando establezcas la rutina, empieza con algo pequeño. La forma más rápida de dejar de hacer una rutina es no hacerla. Cuando estás estableciendo tu rutina por primera vez, hazla tan simple como trabajar sólo con tus molestias y dolores mientras estás en la cama antes de dormirte. Cuando ya has hecho esto durante una semana o dos, añade otro componente a tu rutina.
Gene Monterastelli
Traducido por Ana Saval-Badía Escribir a [email protected]