Por María Aurora Villarreal, México
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Quisiera comentarles lo que pasó con un niño de 12 años, ‘Joaquín’.
Joaquín lleva viniendo 3 sesiones, pues ha tenido problemas en la escuela. Lo han tratado mal y ha bajado sus calificaciones.
Su mamá siente que no va a salir adelante y su papá se siente que ya se le acabaron los recursos…
En la sesión inicial con los papás trabajamos con EFT para ayudar a quitar la intensidad emocional y ayudarlos a empezar a ver a su hijo desde otra perspectiva.
La mayoría de las veces los padres pensamos que si al niño le va mal, o no se adapta al sistema o es tímido etc, no va a tener éxito en la vida. Lo que yo les digo a los papás es que debemos empezar a ver la grandeza en nuestros hijos y confiar en ellos cuando nadie lo hace, que no se dejen llevar por diagnósticos y consejos que la mayoría de las veces los hacen sentir más frustrados, confundidos y culpables.
Ayudarlos a confiar en su corazón y en lo que en realidad creen que es mejor para sus hijos.
Joaquín se ve tímido y no sabe siquiera a qué vino (suele suceder). Se frota constantemente las manos y se le dificulta hablar. Su postura corporal indica que no está para nada cómodo, mirando al piso no sólo con los ojos sino con la cabeza y los hombros hacia delante.
Al preguntarle ¿qué te gustaría mejorar en tu vida? o ¿qué sientes cuando te digo que pienses en el colegio? me dijo: no me gusta, es mucho trabajo.
Al preguntarle ¿qué sientes cuando te digo piensa en tus papás? me dijo después de una larga pausa: es que mis papás no me quieren. Me regañan por todo y por más que me esfuerzo no lo notan, creen que soy irresponsable.
Wwoooww, se imaginan a un niño de 12 años con estos pensamientos en su cabeza; con razón le va mal en el colegio, se aburre y no logra terminar sus trabajos.
Hicimos varias rondas de tapping en estos aspectos y bajó su intensidad de 10 a 5. Seguimos trabajando hasta que logró estar tranquilo al pensar en sus papás.
Le pedí que me dijera 5 cosas por las que estaba agradecido de tener a sus papás. Empezó a escribir y al llegar a la 5 me dijo: puedo escribir más.
Cuando se fue pude notar que me pudo ver a los ojos y agradecerme =).
La siguiente cita trabajamos en los sentimientos hacia la escuela, la maestra y las tareas.
Me comentó que había tenido una experiencia muy traumática cuando era más pequeño 6 o 7 años.
Nunca les dijo a sus papás. Los niños generalmente no cuentan estas experiencias tan fuertes porque creen que si la cuentan de nuevo no les van a creer, o los van a regañar, o no quieren mortificar a sus papás, o creen que tienen que superarlo solos; no les gusta andar de chismosos— maricas— como me lo expresó un niño de 11 años, siendo la primera la mayor razón en mis años de experiencia.
Resultó que la maestra que tenía era muy estricta y enojona y un día se enojó y a su compañero de enfrente le pegó tan fuerte atrás del hombro, en la espalda baja que lo tumbó del escritorio y se abrió la boca.
Trabajamos con todo este evento parte por parte, hasta llegar a la culpa que sentía por no haber podido hacer nada, no ayudó a su amigo y nunca dijo nada. El niño ya no asistió a la escuela y a la maestra la corrieron, pero Joaquín le tenía pavor a las maestras y se estaba dando cuenta que esta maestra de secundaria se parecía mucho a la otra. Hicimos varias rondas hasta que logramos que se sintiera tranquilo con ese hecho y con el hecho de que su maestra lo trataba muy mal.
Poco a poco fuimos abriendo su corazón y ayudándolo a ver lo maravilloso que era, lo mucho que valía su esfuerzo y el gran corazón que tiene, dándole cada vez más confianza y seguridad en él mismo.
La mamá me reportó que han subido sus notas y que ya no tiene que estar tras de él todo el tiempo. Tenemos que seguir trabajando para superar un poco más su seguridad y autoestima.
María Aurora Villarreal, México
Formadora y Facilitadora Avanzada de EFT
Correo: [email protected]
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