¡Saludos a todo el mundo!
Bien, pues aquí tenemos una historia fascinante escrita por Judi Malinowski. Si es que realmente pudo atraer buena suerte a los apostadores de Las Vegas es una conjetura (sin embargo, nada costaría intentarlo para otros). Pero, como verán, ella se benefició personalmente del ejercicio.
Por Judi Malinowski
Querido Gary,
Hace algún tiempo estuve en un hotel del centro de Las Vegas, una semana antes de un congreso de oratoria para practicar mi ponencia. Las reglas eran: de cinco a ocho minutos sin notas, y sabía que necesitaba estar tan relajada y animada como fuera posible. Hasta ese momento, casi ni había escrito mi discurso. Por alguna razón, no podía concentrarme, y me angustiaba hacer el ridículo en un gran salón, frente a 250 personas, si no lograba practicar.
Intenté distraerme saliendo a comer, y luego me detuve a mirar a los apostadores en las mesas de juego. Recordé la película “The Cooler” [quien refresca, el que “enfría”], acerca de un individuo quien se mantenía cerca de los apostadores quienes tenían una buena racha. Estaba contratado por el casino para cambiar su suerte y “enfriar” la mesa. Miré hacia los espejos que estaban sobre mí, sabiendo que había ojos observando, y pensé que sería todo un detalle si fuera una “anti-congelante” y si podía calentar esta mesa. Acababa de ver tus series de presentaciones de EFT y pensé: “estas personas necesitan la energía de Gary”.
Elegí a un apostador, me puse tras él y en mi imaginación, hice tapping. Lo que vino a mí fue una gran cantidad de juicio. Trabajé en mi juicio hacia esa persona.
Aunque tienes un corte de pelo ridículo, te acepto completa y profundamente.
Aunque te crees que eres el más guapo del mundo, te acepto completa y profundamente.
Había tatuajes, mal maquillaje, malas posturas… todo tipo de juicios para que yo los trabajara. Principalmente me imaginé haciendo tapping en el PK, pero también hice los 9 pasos, y en 10 minutos, ya estaba “enamorada” de mi apostador en turno.
Me di cuenta de que el apostador seleccionado invariablemente se volvía “suertudo”. Parte de mí estaba realmente asombrada, y la otra parte se quedaba con el “te acepto completa y profundamente”. Me mantuve en este juego “anti-congelante” por tres días, siendo la razón que cada sesión me rendía para cuando menos dos horas de práctica seria de oratoria en mi habitación. Era capaz de concentrarme, y memoricé el discurso rápidamente. Si perdía la concentración y no podía practicar, bajaba las escaleras hasta el casino.
Recuerdo haberme dicho: “voy a esperar a que mi apostador tenga un montón de monedas del tamaño de su mano frente a él para irme a mi habitación a practicar mi discurso”. Con frecuencia, el apostador tendría los dados por cuando menos 15 minutos, e incluso frecuentemente más, además de que el resto de la mesa se “calentaba” y el casino cambiaba su personal. Otro fenómeno era que los apostadores empezaban a notarme, y trataban de incluirme de forma amistosa. Creo que eso era poco usual.
Hay otras dos películas, “The Magnificent Obsession” (La obsesión magnífica) y “Amalie” que estaban influyendo en mi comportamiento. Siempre he adorado la idea de hacer cosas buenas para la gente que las necesita, pero haciéndolas de manera anónima. En “The Magnificent Obsession” la noción es que si lo haces, tu impacto positivo en el mundo aumentará y se ampliará.
Cuando dicté mi discurso, supe que no lo habría hecho así de bien en el concurso (quedé en cuarto lugar) de no haber dado gratuitamente mi atención a esos jugadores.
Sinceramente, Judi Malinowski
Traducido por Sandra Figueroa Sosa