Un emotivo artículo en que Patricia de Ávila comparte su experiencia ayudando a una mujer con cáncer y su familia en sus momentos finales. EFT ayuda a la mujera tener un ‘buen morir’ y a su familia despedirse con agradecimiento y amor. Escribir a Patricia.
Por Patricia de Ávila
Hola David, hola a todos!!!
En la Rueda de la Vida, el nacimiento y la muerte están pegaditos, y a pesar de que, tanto los médicos como todos quienes trabajan en la sanación, es mas fácil aludir a los tratamientos, o a paliar el dolor, en lugar de acompañar y escuchar a la persona que está muriendo, hay un gran aprendizaje de amor, para quien se va, y para quien lo acompaña en esos momentos.
Estar junto a personas moribundas, comentando su estado como si no escucharan, ocultando la realidad, no es un aporte, y no digo que todos salgamos por la vida cantándole su situación, pero, como dice Gary, hay que probar EFT en todo… y yo tuve el honor de poner a disposición de una amiga, y de su familia, esta herramienta, en la fase terminal de un cáncer de pulmón, cuando ya había metástasis en el hígado. La experiencia fue tan intensa, que el oncólogo manifestó que, en sus años de carrera, jamás había visto a un paciente tener una evolución espiritual semejante.
Incluso, su familia compartía esos momentos con una actitud de reverencia, pues no entendían qué clase de magia disipaba el dolor, la rabia, el miedo, el enojo, que, en definitiva, íbamos tratando como en un proceso de pacificación personal, día a día, y respetando su estado de ánimo, (ya que de poco serviría querer ayudarla, si el malestar la alejara de allí, por más que su cuerpo estuviera).
Y, sí… algo de magia había, pues, luego de esas rondas de «desahogo», hacíamos un precioso trabajo de agradecimiento: por su familia, por los cuidados que recibía, por la respuesta de su organismo a los tratamientos, por el alivio de los dolores, por la memoria de cada una de sus células, que le recordaban su estado de perfecta salud, y la fortalecían, por el precioso sol de otoño que nos acompañó durante dos meses, y la intensidad de los sentimientos negativos se diluía frente a la fe, el amor, el agradecimiento, al punto que esas rondas terminaban en un sueño reparador, con el rostro relajado, sonrosado, y ninguno de nosotros se movía, queriendo detener el tiempo en ese remanso de paz, mientras cada uno se preparaba, internamente, para dejarla ir.
He despedido a varios familiares, – no sé porqué siento esta reverencia ante la muerte -, he visitado muchos pacientes, bebés, mayores, en estado inconsciente, pero nunca había crecido junto a ninguno, como me pasó esta vez, con Mary y su familia. Me sentí parte de ese amor inconmensurable que, estoy segura, acompaña a toda persona en su pasaje, y que le llaman «bien morir.» Si fuéramos capaces de sentirlo, aprovecharíamos cada precioso instante junto a nuestros seres queridos, para que se lleven todo ese amor, que, en definitiva es lo único que persiste, inmortal, intemporal, e indestructible.
Agradezco el crecimiento que he experimentado gracias a EFT, a cada uno de Uds., a ti, David, por mantener encendida esta llama, a la generosidad de Gary, y desde aquí, personalmente, a mi puntal, Martin,…con quien hemos «deshilachado,» y redescubierto, más de una vez, la realidad, sumando nuestras maneras de verla, y de vivirla.
Patricia de Ávila