Stefan Gonick nos muestra detalladamente su extraordinario trabajo de EFT con una clienta que sufrió abuso. Cambios dramáticos ocurrieron después de su impresionante uso de la Técnica de Contar La Historia, puntos culminantes (eventos específicos) y humor. Más aún, EFT tuvo éxito con bastante facilidad donde otras técnicas bien conocidas fracasaron. Este artículo es para estudiantes serios que quieran estudiar un caso sofisticado.
Por Stefan Gonick
Hola Gary,
Me gustaría compartir una exitosa historia de EFT que es particularmente satisfactoria para mí, porque involucra a una clienta de mucho tiempo, para quien EFT tuvo éxito donde otras terapias con las que yo había probado habían fracasado.
Tenía una clienta “Linda” que había empezado conmigo varios años atrás. Ella tenía antecedentes de abuso severo con su padre mientras crecía, que continuaron hasta recientemente. Él tenía la costumbre de llamarla cada mañana a las 7 AM y reprenderla por media hora sobre la forma incompetente en que estaba llevando su vida. Ella tiene alrededor de 50 años. Ella odiaba estas llamadas matutinas, pero como resultado del abuso sostenido durante su vida, se sentía aterrada e intimidada por él, y no podía decir que no a ninguna cosa que él quisiera. Cuando comenzó la terapia conmigo, para ella era difícil decirle que no a alguien, especialmente a los hombres. Sus amigos también tendían a tratarla como a un felpudo.
Mi formación inicial fue en Terapia Gestalt, la cual había considerado siempre ser significativamente más efectiva que las terapias tradicionales de conversación. Trabajé con esta mujer durante 4 años usando la terapia Gestalt con resultados de incremento muy paulatino. Con el tiempo ella desarrolló alguna habilidad para decir que no a algunas cosas con algunas personas en su vida, pero todavía luchaba mucho. Continuaba siendo incapaz de decirle que no a su padre. Hacia finales del cuarto año, recibí entrenamiento en EMDR. Emocionado, intenté usar EMDR con ella en su peor recuerdo de abuso, pero no obtuve mucho resultado, luego de varios intentos. Pronto decidió dejar la terapia.
Dos años más tarde ella volvió a la terapia. Mientras tanto yo había aprendido EFT. Comenzamos a trabajar con su peor recuerdo, el recuerdo más doloroso, que consistía en ser testigo de cómo su padre le hizo un agujero en la pared de un puñetazo justo al lado de la cabeza de su madre, cuando ella tenía 4 años. Esa experiencia resultó en el terror e intimidación hacia su padre (reforzado muchas veces por otras experiencias en el transcurso de su vida).
Antes de que comenzáramos a procesar su recuerdo, le pregunté cuan asustada e intimidada estaba por su padre hoy. Tuvo dificultad estimando sus sentimientos con números, por lo que le pedí que me mostrara con sus manos (donde 10 sería las manos tan separadas como pudiera). Indicó que estaba en un 10 con sus manos. Ese abordaje del hemisferio derecho al usar las manos parece ser de ayuda a los clientes que tienen dificultad en ponerle un número (hemisferio izquierdo) a sus sentimientos (hemisferio derecho). Esto también funciona con los niños.
Utilizamos la Técnica de Contar la Historia para procesar el recuerdo. Ella comenzó narrando la historia, en tiempo presente, en un momento antes de que nada malo sucediera. “Estoy en la sala jugando con mis muñecas.” “Escucho gritos en la cocina por el vestíbulo.” Hicimos tapping en “Escucho gritos en la cocina” hasta que su intensidad bajó a un 0 (manos completamente unidas). Ella continuó con la historia, “Me levanté para ver qué estaba sucediendo. Fui al vestíbulo y los gritos eran más fuertes.” Hicimos tapping en “Aunque los gritos eran más fuertes en el vestíbulo” hasta que bajó a un 0 en la escala de malestar. Noten que tuve que detener a Linda después de cada oración y preguntarle si estaba teniendo una reacción emocional a sus palabras. Le había dado instrucciones para que se detuviera tan pronto ella tuviese la más mínima reacción, pero nunca lo hizo. He encontrado que esto sucede con la mayoría de mis clientes. Tienden a no reportar voluntariamente una reacción antes del punto culminante de su recuerdo.
Continuamos procesando cada parte de la historia hasta que llegamos a su punto culminante (esto incluía ver la mirada de rabia en la cara de su padre y empujando a su madre contra la pared). El punto culminante consistía en que ella estaba parada detrás y al lado de su padre, mirando hacia arriba y viendo el puño de su padre desplazándose hacia la cara de su madre. Ella no sabía en un principio que fallaría y que pegaría a la pared. “Aunque el puño de papi va a pegarle en la cara a mami.” Esta parte requirió mucho tapping, pero aun así logramos alcanzar un 0. Continuamos con el resto de la historia hasta que ya no quedaban sentimientos con los que lidiar.
Luego repasamos toda la historia otra vez, de principio a fin. Todavía no había reacción. Entonces le pedí que me mostrara cuán aterrada e intimidada estaba con su padre ahora, y me mostró con sus manos que estaba alrededor de un 5 (lo mejor que pude estimar por la distancia de sus manos). Esto parecía un resultado alentador luego de descargar solo un recuerdo.
Dos semanas después, en nuestra segunda sesión, le pedí que repasara su recuerdo de nuevo, y todavía estaba libre de dolor. Luego descargamos su segundo peor recuerdo en aquella sesión, de nuevo usando la Técnica de Contar La Historia. Se desarrolló de forma parecida a la primera. Omitiré los detalles de ésta sesión para acortar un email ya largo.
En la tercera sesión, le pedí que repasara el segundo recuerdo de abuso, y ésta vez sí tenía sentimientos acerca de él, aunque había sido “descargado” en la sesión anterior. Ella se había puesto en contacto con un nuevo aspecto de su recuerdo que no había aflorado la primera vez. Pasamos como 10 minutos terminando ese aspecto final.
Luego espontáneamente se quejó de haber recibido la usual llamada de reproches de su padre esa mañana. Ella dijo que sabía que debía decirle a su padre que no quería comenzar sus días en esa forma, pero no se sentía capaz de hacerlo. Le pregunté qué tenía miedo que sucediera si le decía que no a su padre, y se puso en contacto con un miedo irracional; si le decía que no, él se sentiría tan dolido que de hecho le daría un ataque al corazón y moriría.
Hicimos tapping en “Aunque a papá le dará un ataque al corazón y morirá si le digo que no”. Hizo algún progreso, pero este miedo era difícil de bajar a un 0 usando esa frase. Le pregunté si alguien más de la familia le había dicho que no a su padre. Dijo que su hermano lo hacía todo el tiempo. Y luego intenté algunas reformulaciones con humor: “Aunque Tom puede decirle que no a papá en cualquier momento, MIS nos son mortíferos”. Esto la puso a reír, lo cual pareció ayudar mucho al proceso, y su intensidad bajó hasta el final.
He encontrado el abordaje con humor de ayuda con mis clientes que tienen un exagerado punto de vista del impacto de sus acciones y/o auto-condena. Por ejemplo, otra clienta se sentía muy culpable por algún comportamiento negativo que había tenido hacia un amigo. Había tratado de remediarlo, pero todavía se estaba castigando por ello y le costaba perdonarse. Su desenlace ocurrió cuando utilizó la frase preparatoria “Aunque soy la hija de Satanás”. Esto era tan absurdo que se rió cada vez que lo dijo, y su culpa en la escala de malestar bajó a un cero.
Poco después de la tercera sesión con Linda, su padre le pidió que lo visitara. Ella rechazó la invitación (al principio). Luego le pidió otra vez que lo visitara, y esta vez fue. Cuando abrió la puerta, se veía muy enfadado. Linda se puso las manos en las caderas y dijo, “estás bastante enfadado, ¿no?” Luego miró el reloj y dijo “pero en cinco segundos se te va pasar”. Su padre se mostró sorprendido, y luego su enfado sí se desvaneció, el afirmó con la cabeza, y extendió los brazos para darle un abrazo. Esto fue un INMENSO cambio conductual para Linda. En el pasado, si su padre se veía ligeramente enfadado, ella se colapsaba completamente. También se tomó un tiempo para dedicarlo a sus propios asuntos durante esa visita a la ciudad, lo cual nunca había hecho antes.
Lo que realmente me gusta de este caso es que un gran ejemplo de “antes y después” sobre la efectividad de EFT. A veces la gente descartará EFT si esa fuera la única técnica utilizada con un nuevo cliente. Saldrán con explicaciones alternativas, del porqué el cliente se mejoró (efecto Apex), En este caso, sin embargo, era el mismo cliente con el mismo terapeuta en ambas fases de la terapia. Cuatro años de Terapia Gestalt y EMDR solo tuvieron resultados mínimos. Tres sesiones de EFT fueron dramáticamente efectivas.
Es difícil discutir contra eso.
Por cierto, luego de aquella visita, el padre de Linda paró espontáneamente las llamadas de reproche.
Abrazos a todos,
Stefan Gonick
Traducido por Elisa García Gómez
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