Edith Rivas
Formadora y Facilitadora Avanzada de EFT por AHEFT
En el trabajo de la gestión emocional equilibrada y sana, encontramos muchas veces resistencias, barreras, algunas alojadas a nivel consciente que son fáciles de identificar y superar, otras almacenadas en el inconsciente, en forma de creencias limitantes “no sé, no puedo, no valgo, no merezco, no soy capaz” y otras como miedo al cambio “si desaparece esto ¿cómo voy a ser?” “no me siento bien, pero esto es lo conocido”, ganancias secundarias “si supero esto perderé…”, lealtades encubiertas “no debo superar a mi padre»…
Al final no es tan importante el nombre y apellidos que les pongamos, son conflictos de partes, batallas establecidas contra nosotros mismos, en las que hay una parte que quiere el cambio y otra que se resiste al cambio, hay una parte que quiere avanzar y otra, profunda e inconsciente que se mantiene anclada a la situación de bloqueo, y en ese momento entramos en una especie de bucle en el que nos encontramos moviéndonos en espiral, no estamos tan mal como cuando iniciamos el trabajo, pero no somos capaces de salir de esa situación, similar al pez que se muerde la cola.
Por otro lado, a veces topamos con relaciones que nos han marcado, con padres, hermanos, familiares, parejas, personas que forman o han formado parte de nuestra realidad y con las que podemos tener asuntos sin gestionar que continúen condicionando nuestro día a día.
En ambos casos hablamos de reconciliación, una interna y otra con terceras personas, trabajo sistémico, que nos permite gestionar completamente temas pendientes que siguen influyendo en nuestra vida y nos quitan energía, estabilidad y bienestar.
La Técnica de Integración Perceptiva es una combinación del ejercicio de las posiciones perceptivas de PNL y EFT que permite a la persona recoger otra información, conectar con otras perspectivas y sobre todo acercar posiciones y llegar a la reconciliación de esas partes que estaban enfrentadas entre sí y no nos permitían alcanzar ese estado de bienestar con nosotros mismos desde la reconciliación y la aceptación profunda y completa.
Es una herramienta útil para “desatascar” procesos en los que sentimos que ha habido un cambio, que hemos progresado pero hay “algo” que nos frena, una parte de nosotros que tiene miedo, que se resiste, que siente que si supera eso perderá su identidad, que no se cree capaz, que siente que no merece lo bueno; y también para sanear relaciones en las que quedan conflictos pendientes, tanto si son relaciones del presente como del pasado.
Es una técnica que proporciona información de proceso, pero no desde una búsqueda racional, sino desde el cambio de posiciones desde el que vivimos los diferentes conflictos propios o con terceros.
Generalmente “desmenuzamos” los eventos que trabajamos con EFT desde nuestro punto de vista, nuestro diálogo interior y la percepción que tenemos de lo que vivimos, y hay momentos en los que sentimos que, sin saber qué partes son o de dónde vienen, hay algo que nos impide avanzar, algo que no está a nivel consciente, pero que frena y se resiste al proceso de cambio que sí hemos elegido conscientemente.
Con la Técnica de Integración Perceptiva no es necesario hacer una búsqueda de todas esas partes, tampoco es necesario identificar si es una lealtad encubierta, un miedo al cambio, etc. ni siquiera buscar el origen de las mismas o cuál ha sido su intención; lo que buscamos es una reconciliación de dichas partes y una integración, desde la nueva información que nos llega de las otras posiciones.
Empezamos en la primera posición, tal y como somos y nos sentimos ahora, con la idea que tenemos sobre aquello que estamos trabajando, y colocamos una silla enfrente de donde nos encontramos, para imaginar que sentamos en ella a aquella parte que puede estar impidiendo el avance en nuestro proceso de cambio o mejoría, y no es necesario que sepamos de qué parte se trata, ni que hagamos una búsqueda o análisis racional.
Desde esa primera posición, y realizando tapping continuo (sin pausas entre rondas, ni frases de preparación), exploramos las emociones que surgen al contemplar a la parte en conflicto y si tiene algo que decirnos, o queremos decirle algo, manteniendo la posición hasta que vaya disminuyendo el malestar y se vaya produciendo un cambio.
Entre las distintas partes usamos “estados interruptores” distracciones que sirven para desconectar de una posición y pasar a la siguiente.
El siguiente paso es colocarnos en la silla que está enfrente, imaginando que somos la parte en conflicto, que sentimos, percibimos y vivimos la realidad desde ese otro punto de vista, patrón de comportamiento etc. y en este caso exploramos qué siente esa parte hacia la que está en primera posición, qué es lo que puede haber por ahí en forma de emociones o sensaciones, y la posibilidad de establecer un diálogo entre las dos partes (en silencio, no es necesario que la persona verbalice) todo esto manteniendo el tapping continuo.
Tras un nuevo estado interruptor, pasamos a la tercera posición, justo en medio de las dos sillas, y “jugamos” a imaginar que somos la relación, ese espacio entre las dos partes enfrentadas, explorando sensaciones, emociones, diferencias entre una parte y la otra, continuando con tapping.
Podemos volver a repetir la primera y segunda posición varias veces, en función de los cambios que se vayan produciendo, encaminados a la integración, que debe incluir el perdón y el agradecimiento de todas las partes.
Hay una última posición, la cuarta (metaposición) ligeramente apartada de las otras tres, desde la que la persona observa la imagen global, explorando nuevamente emociones, sensaciones, también con tapping continuo. Si al llegar a este punto ya no existe ningún malestar, se puede pedir a la persona que imagine que las dos partes se unen en un abrazo, aceptando y reconociendo lo que cada una aporta.
En ocasiones se necesitará más de una sesión para conseguir la integración completa, por lo que es de vital importancia observar, calibrar y sentir el ritmo del cliente, sin empujar ni forzar.
Caso práctico:
En el caso de L.N.R. practicante de EFT, había trabajado una serie de miedos que sentía que limitaban su vida a diferentes niveles. Era consciente de que había un cambio importante, pero sentía que había encontrado una resistencia, que había una parte de ella que creía que nunca iba a ser capaz de superarlo por completo y que iba a volver al antiguo patrón.
Iniciamos la sesión colocando a la cliente en una silla, con otra silla vacía situada enfrente, haciendo tapping continuo mientras le pido que imagine que en la silla que tiene delante está esa parte de ella que duda de que lo pueda conseguir. Cuando consigue imaginar/visualizar esa parte, me dice que la ve fuerte y segura, como riéndose de ella, que le dice que nunca lo va a conseguir y que es una ingenua, una ilusa; seguimos con tapping hasta que la sensación se vuelve más cómoda y desciende el malestar.
Realizamos un “estado interruptor” en el que hablamos de algo que no tenga nada que ver con el trabajo que estamos haciendo, para desconectarla de la posición desde la que ha estado observando.
Le pido que se coloque en la silla contraria, y que “juegue” a imaginar que es la parte que se resiste al cambio, la que cree que no lo va a conseguir, y desde esa posición, que observe a la otra, a la que quiere cambiar, la que cree que puede cambiar, la que ha estado trabajando para lograrlo, todo esto con tapping continuo.
Me dice que la ve como una ilusa, que no entiende para qué quiere ese cambio, que no lo va a conseguir, porque siempre ha sido de la otra manera. Me dice que rechaza a esa parte y que la siente débil y pequeña; continuamos hasta que vuelve a disminuir el malestar.
Repetimos un estado interruptor, y ahora le pido que se coloque de pie entre las dos sillas, y que intente ahora imaginar, jugar, sentir, que es la relación, que a su izquierda está la parte que elige trabajar y cambiar y a su derecha la parte que se mantiene en el patrón antiguo.
Al principio se identifica con la de la derecha, “yo soy ésta”, sigue viendo a la otra como más débil, mantenemos tapping continuo, y me dice que la de la derecha le habla y la otra está callada y no dice nada. Continúa observando y me dice de pronto que la de la izquierda en realidad no dice nada porque se siente segura y tranquila y no necesita convencerla de nada, y la de la derecha, con la que se identificaba al principio parlotea para convencerla, pero ahora la siente más insegura.
Tras otro estado interruptor la llevo de nuevo a la primera posición y se siente cada vez más identificada con la parte de ella que quiere el cambio, y siente que es posible, y mira a la que está enfrente desde otro punto de vista; cree que su intención ha sido protegerla, aunque no de la forma adecuada.
Volvemos a la segunda posición y desde ahí, donde estaba la resistencia, ve a la parte proactiva como es ella, se siente identificada, la ve serena y decidida, no surge ningún malestar.
De nuevo en la posición de la relación, no siente ningún malestar y tiene la sensación de que las dos partes se pueden reconciliar sin que aparezca ninguna sensación incómoda.
Tras un nuevo estado interruptor la llevo a una cuarta posición (metaposición) un poco alejada de las sillas, para que observe las dos partes y la relación. Se siente bien con lo que ve, no hay resistencia, contempla a la parte reactiva con cariño y siente que la parte proactiva se siente cómoda y bien por completo. Manteniendo el tapping continuo, le pregunto si las dos partes pueden abrazarse y crear una única parte que agradece el aprendizaje de las dos y elige cómo quiere continuar; lo hace sintiéndose completamente bien.
Durante el trabajo de la sesión, en algún momento ha aumentado el malestar, pero no ha llegado a un nivel intenso; en ese caso, hubiéramos hecho EFT sobre la emoción que hubiera aparecido, antes de volver a las diferentes posiciones.
Terminamos con un malestar cero.
Edith Rivas
Formadora y Facilitadora Avanzada de EFT por AHEFT
Ceuta, España
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