EFT y enfermedad mental grave – un impulso asesino – AHEFT

AHEFT

Publicado: febrero 24, 2021


Hay muchas cosas que no sabemos sobre EFT, incluyendo su utilización con la enfermedad mental grave. A pesar de que con frecuencia nos sentimos encantados con la velocidad y la eficacia con la que EFT parece funcionar en la mayoría de la gente “normal”, debemos considerar que EFT se encuentra aún en su etapa experimental y hay que proceder con cuidado y sentido común.


Teniendo esto presente, la Dra. Patricia Carrington nos describe con todo detalle un caso que se le presentó, relacionado con un hombre al cual previamente se le había diagnosticado esquizofrenia paranoide. Mientras EFT parecía resolver rápidamente un tema de enojo con su hija, también pareció “abrir la puerta” para que tomara la decisión de asesinar a un compañero de trabajo.


Aunque en realidad nadie salió lastimado y es difícil determinar cómo – si es que así hizo – EFT abrió la puerta, este caso merece nuestra atención. Es especialmente adecuado para profesionales que tratan con este muy pequeño porcentaje de nuestra sociedad.

Por la Dra. Patricia Carrington

Queridos todos,

En la carta de hoy me gustaría ampliar el tema introducido por Lori Lorenz en su informe al grupo, con respecto a su utilización de EFT con un cliente que sufría de “explosiones” de ira. La forma en que Lori manejó el problema de su cliente fue lo que yo considero la aproximación preferida para este tipo de casos y es la forma en que yo recomiendo que usemos EFT para un problema de esta clase. Yo llego a esta conclusión porque sucedió un incidente que nos hizo parar los pelos (se describe abajo) que tuvo lugar en mi práctica hace algunos años y que me enseñó una lección inolvidable sobre cómo usar EFT de la mejor manera para tratar los impulsos incontrolables – y como no usarlo.

“Roland” me había llamado porque mi nombre estaba en la lista de terapeutas para seguimiento de casos especiales. Yo no sabía nada sobre él excepto por lo que me dijo cuando hablamos por teléfono. El trabajaba en mantenimiento técnico en una compañía importante de nuestro vecindario y quería ver a alguien lo más pronto posible a causa de un problema con la ira.

Cuando él llegó a mi oficina yo vi a un hombre muy cuidadosamente vestido con mandíbulas apretadas. Sus ojos lucían acerados cuando se los miraba y yo percibí una tensión enorme por debajo de ese aparente aspecto exterior suave.

Roland comenzó enseguida a contarme “su historia”, con una falta de emoción desconcertante, utilizando casi exactamente la terminología que un psiquiatra utilizaría para describirlo – todos los términos médicos correctos. El había experimentado más de un incidente en que había sido refrenado por la Policía Militar e inclusive había sido confinado, cuando estaba en servicio, a causa de sus explosiones de violencia. El había sido oficial de las fuerzas armadas y al comienzo de la sesión me contó, con mucha frialdad y precisión, que su sector de servicio lo había diagnosticado como “esquizofrenia paranoide” y lo había despedido del servicio pues no era apto para continuar trabajando.

Al oír esto, me alerté inmediatamente. Los servicios de las fuerzas armadas no hacen este tipo de diagnóstico o de decisión a la ligera y era obvio que había habido algún incidente importante que lo causó, pero era algo que él dijo que no quería revelar tan pronto. Yo le pregunté sólo indirectamente acerca de eso en ese momento, respetando sus límites, y él cambió de tema.

El me dijo por qué buscaba tratamiento. Estaba disgustado por el hecho de que dos días antes había experimentado una rabia intensa contra su hija de 13 años cuando ella le contestó en una forma que él consideró “descarada” en ese momento, a pesar de que ahora él pensaba que probablemente había sido solamente una observación inocua de una adolescente. El sintió una necesidad urgente de levantarla y arrojarla a través de la ventana de la sala de su casa. Evidentemente, él tomó ese impulso con mucha seriedad, a pesar de que lo relataba con calma y desapego. El me dijo que tenía miedo de que pronto le diera por hacer esto. También comentó que se observó poniéndose muy enojado con la “gente estúpida” que trabajaba con él – “MUY enojado! Hay un tipo que odio allí” dijo.

A esta altura me sentí algo incómoda. Yo no conocía a este cliente. El había venido a mí por propia iniciativa. No había nadie más en el edificio donde yo estaba trabajando (mi oficina de residencia). Roland siguió informándome sobre sí mismo en una forma desapegada, clínica, pero cada tanto se detenía para preguntarme “¿Qué puede hacer usted para ayudarme?” El estaba pidiendo ayuda inmediata.

A causa de su urgencia en que se lo ayudara en seguida, yo decidí utilizar EFT con él, tal como lo hago cuando intervengo en situaciones de crisis. Yo quería ayudarlo a reducir su presión interior, de manera de que se sintiera más cómodo y pudiera manejar sus problemas emocionales con más facilidad. Yo tenía la experiencia de que EFT puede ser sumamente efectiva para controlar la ira, de manera que comenzamos con el problema que él estaba exponiendo – su impulso de arrojar a su hija a través de la ventana. El informó que se hallaba en un 8 de la escala de malestar de intensidad entre 0 y 10 cuando pensó en el incidente, pero su cuerpo estaba tenso mientras hablaba de ello y parecía desesperado. Yo estimé que la escala de malestar probablemente era mayor – un 10. El hizo todos los pasos de EFT, imitándome mientras yo me hacía tapping a mí misma, que es la práctica habitual de enseñar el procedimiento.

“Aunque yo quería arrojar a mi hija a través de la ventana, me acepto profunda y completamente”. Una y otra vez, él repitió la frase preparatoria y las frases recordatorias por una cantidad de vueltas. Su nivel de malestar comenzó a bajar – a 7, a 4, a 3 y finalmente él emitió un suspiro de alivio, pero yo sugerí que siguiera hasta que llegara a cero. Entonces él continuó – 2, 1 y se estiró, mirándome fija e intencionadamente y me dijo:

“Ahora me siento bien con esto. Eso me ayudó” Después agregó (en realidad, yo no estaba tomando nota de cada palabra) “Me siento diferente ahora. Estoy despejado:” (pausa) “Yo sé lo que voy a hacer.”

Yo esperaba que él me dijera que ahora tenía una idea de cómo trataría a su hija, después de hacer EFT. Pero, en cambio, mirándome intencionalmente, me dijo lentamente:

“Yo sé lo que voy a hacer. Está este tipo en mi oficina que ha estado molestándome, como ya te dije. Odio a ese tipo y ahora sé lo que voy a hacer. Yo tengo un revolver en el cajón de mi escritorio por cuestiones de seguridad y sé que debería sacarlo y matarlo. Esto me quedó claro mientras hacía tapping. Eso es lo que voy a hacer. Me siento bien ahora. Me acepto.”

Afortunadamente, yo había estado haciendo tapping con él, vuelta tras vuelta, todo el tiempo. Yo estaba profundamente agradecida porque podía ahora tener una calma sorprendente para manejar esto. Si no hubiera estado haciendo tapping con él, no hubiera podido desempeñarme tan bien, de eso estoy convencida.

Yo no tenía dudas de que Roland sabía lo que decía y que tenía, al menos en ese momento, la clara intención de matar a su compañero de trabajo. El me había dado su propio diagnóstico – el de esquizofrenia paranoide – lo cual sin duda hacía posible esa conducta. Yo me di cuenta mientras él hablaba de que después que hizo tapping, la ansiedad que le había impedido actuar en base a sus sentimientos de ser “molestado” por este hombre hasta ahora, había desaparecido con el uso de EFT y ahora él estaba en peligro de dejarse dominar por el impulso de matar. En efecto, esto parecía ser un aspecto sin tratar que Roland no quería enfocar porque todavía estaba actuando con su delirio. Inadvertidamente, yo había aplicado EFT incorrectamente en esta situación en una forma que después entendí, pero no en ese momento. Todo lo que yo sabía hasta ahí es que había un peligro inminente – él me había dicho que el hombre de su oficina no estaba en esos días, pero regresaba la semana siguiente. Esto no nos daba mucho tiempo y yo consideré que la vida de ese hombre se hallaba genuinamente en peligro, pero intuitivamente yo sentí que no sería prudente tratar de discutir con Roland para que examinara si su convicción de matar al hombre era lo que correspondía hacer, no en ESE momento. Había una especie de determinación de acero en sus ojos y simplemente él no quería trabajar sobre ese impulso en ese momento.

En vista de su falta de voluntad de hacer esto, yo necesitaba adoptar otra táctica. En vez de responder con sorpresa o alarma a lo que él me había dicho, que creo que era lo que él esperaba, yo empecé a discutir con él sobre la utilidad de manejar el enojo que sentía con su hija. Después de todo, esta era la razón por la cual él había venido a terapia y yo sentía que ahí teníamos un deseo genuino de impedir que él lastimara a alguien, una intención positiva que podíamos trabajar en el tratamiento. Yo tomé la decisión de enfocar solamente lo positivo con el fin de ayudarlo a motivarse para buscar la ayuda más extensiva que yo sabía que él iba a necesitar.

De la manera más relajada que pude, comencé a discutir con él sobre la utilidad de algunas medicinas modernas para el tipo de enojo que él había sentido con su hija. Roland pareció casi aliviado de hablar de esto y tampoco vetó mi sugerencia de que tomara alguna medicina tranquilizante mientras tanto. Yo pienso que él apreció que yo no hubiera respondido con alarma a su anuncio sobre el revolver, sino con comprensión hacia la parte de él que quería establecer controles. Yo pienso esto porque él claramente no estaba resistiendo mis sugerencias sobre otras intervenciones.

Yo sabía que no quería continuar trabajando con Roland porque yo no me podía sentir segura haciéndolo fuera de la clínica o de cualquier instalación institucional donde hubiera otras personas presentes en el mismo edificio y las medidas de protección habitual. Si yo me sentía insegura al tratarlo y lo hacía a pesar de eso, mi miedo obviamente se le transmitiría a él y destruiría mi efectividad como terapeuta.

El plan que yo comencé a formular en mi mente fue transferir a Roland a un psiquiatra que le prescribiera la medicación de emergencia necesaria y que continuara viéndolo dentro de una clínica controlada. Terminamos la entrevista diciéndole yo a Roland que lo llamaría para hablar de “algunas sugerencias útiles que tengo en mente” y fijar la siguiente sesión. Yo no quería despedirlo demasiado abruptamente de su trabajo conmigo. Prefería preparar el terreno primero, encontrando realmente una buena ayuda para él y tener a mano el teléfono del terapeuta al cual lo iba a enviar, antes de hablar con él sobre eso.

Luego que él se fue, me puse a trabajar frenéticamente para encontrar un psiquiatra adecuado para su plan de tratamiento. Yo quería encontrar a alguien que fuera simpático y comprensivo – alguien que no se alarmara demasiado con este caso, pero que se mantuviera suficientemente alerta ante el peligro real, de manera de poder manejarlo rápidamente y bien. También busqué a alguien que tuviera suficiente fuerza y autoridad para ayudar a Roland a instaurar los controles necesarios que le faltaban hasta ahora en su propia personalidad. Yo sentí que probablemente fuera mejor buscar un psiquiatra hombre, dado que la ausencia de la figura del padre había sido un factor importante en la niñez de Roland.

Después de una interminable serie de llamadas, finalmente localicé un psiquiatra que reunía esos requisitos. El estaba preparado para prescribir la medicación que se necesitaba para estabilizarlo en forma inmediata, y después trabajar con Roland sobre sus asuntos emocionales y además, podía verlo ya. Yo llamé por teléfono a Roland y le expliqué que era más satisfactorio para él trabajar en terapia con la persona que le prescribiría los medicamentos y que yo le había dicho al psiquiatra todo lo que Roland me había contado a mí (él había firmado un formulario para levantar el secreto profesional cuando vino a mi oficina). Le dije asimismo que este doctor pensaba que podía ayudarlo realmente. Yo pensé que a Roland le haría bien saber que el psiquiatra lo vería con “los ojos abiertos”, con respecto a la seriedad de su condición y a la situación inminente. De otra forma, podría no haber ido a verlo.

Afortunadamente este cambio al psiquiatra funcionó bien. Roland no lastimó a nadie. Continuó viendo al psiquiatra por un buen tiempo. Realmente se llevó bien con él y mi estimación de su motivación positiva subyacente fue correcta – Roland cooperó tanto con el régimen de medicación como con el tratamiento.

Pero para mí, el saldo de este incidente fue una cantidad de auto-cuestionamientos y pensamientos. ¿Qué enseñanza extraía para mí y para otros sobre esta magnífica técnica, con respecto a la equivocación que cometí al usar EFT en la forma en que lo hice con Roland? Yo hablé de este caso extensamente con colegas que valoran mucho a EFT, tal como yo lo hago, y eventualmente llegamos a algunas conclusiones e instituimos algunas pautas con respecto a la utilización de EFT con clientes que tengan serios problemas con el control de los impulsos. Se los voy a exponer a ustedes aquí para que reaccionen y me interesaría recibir toda retroalimentación que puedan aportar con respecto a sus propios casos donde ustedes hayan usado EFT con clientes que estaban afectados de falta de control de los impulsos. ¿Cuál ha sido su experiencia con esto?

Mi experiencia ha sido que EFT puede ser sumamente efectiva para tratar con crisis de ira irracional y que puede y debe ser utilizada para este fin. Sin embargo, siento que deben adoptarse ciertas precauciones cuando se aplica EFT a los impulsos de ira o criminales. Cuando la utilizamos para clientes que tienen una tendencia a “actuar” su agresión en la vida real de manera violenta en vez de sufrirla internamente o expresarla verbalmente, necesitamos ser cuidadosos para no cometer el error que yo cometí con Roland y que algunos de los terapeutas que yo superviso han informado haber cometido asimismo

Yo pienso que con estos clientes tan impulsivos, a menudo lo único que se interpone entre ellos y la manifestación de su ira es su temor a no volver a poder vivir consigo mismos si dejan salir su agresión y lastiman o matan a alguien. En este caso, la “culpa” tiene una gran utilidad práctica, a pesar de lo destructiva que es habitualmente y lo problemática que es en muchas otras circunstancias. En este caso, puede salvar vidas.

COMENTARIO DE GC: Durante años mantuve varias conversaciones con respecto a si la culpa es o no un disuasorio de conductas inadecuadas o criminales. Por ejemplo, alguien podría decir que la culpa es la CAUSA de la conducta violenta – no su protectora. ¿Por qué? Porque alguien a quien sus padres, la iglesia, etc. le han enseñado que es pecador y culpable, puede acumular una ira intensa sobre sí mismo que clama por expresarse en una conducta violenta. En el caso de Roland, ¿es posible que una psiquis marcada por la culpa haya tenido efecto causal sobre su esquizofrenia paranoide? ¿Quién lo sabe? En este punto, esto sería una especulación. Sin embargo, esto no pretende impugnar el comentario de Pat. Este hombre parece estar seriamente enfermo y por lo tanto un debate sobre los rótulos que pongamos a las cosas no tiene mucho sentido.

El problema surge cuando alguien como Roland, que tiene un sistema de delirio que le hizo sentirse “molestado” por un hombre que él odiaba en su trabajo (perseguido por él) ha estado controlando su deseo de matar a esa persona con una forma de auto-confrontación y auto-condena por su impulso asesino. Para tratar de eliminar esa auto-condena, lo PRIMERO (como yo erróneamente hice con Roland) podría ser invitar al sistema delirante a que tome el control y convencer a la persona de que sus impulsos explosivos son buenos, justificados y aceptables. Obviamente esto resulta distorsionado al razonar sobre la parte del cliente y una interpretación errónea de la Frase Recordatoria, pero, ante todo, la psicosis es una forma de pensamiento distorsionado. El punto es que no queremos ayudar al proceso irracional, por inadvertencia.

Lo que fue inapropiado en mi aplicación de EFT a Roland no fue utilizar EFT con él, sino cómo lo hice. Cometí la equivocación de hacerlo decir la frase preparatoria y las frases recordatorias, que lo estimularon a aceptar su RABIA contra su hija, en vez de aceptar a su hija tal cual es o a cualquier dolor que él mismo haya sufrido en el pasado con respecto a estos problemas. Yo razoné que la aceptación de una emoción tal como la ira lo haría más manejable, porque esto sucede a menudo con la gente que tiene un buen control de sus propios impulsos – he visto funcionar a EFT muchas veces para limpiar la ira y los ayuda a aceptarla. En una persona con perturbaciones serias del control de los impulsos, sin embargo, ocurre una situación totalmente diferente y yo recomiendo el uso de EFT en una de las siguientes maneras.

Se puede usar para calmar los eventos originales en la vida de la persona que crearon sus actuales impulsos incontrolables en primer lugar. En otras palabras, trabajar para curar el problema en su centro en vez de tratar el SINTOMA de la ira, por ejemplo. Este enfoque es ilustrado perfectamente para nosotros por el caso de Lori Lorenz en el que ella hizo exactamente esto y funcionó. Observen que Lori no trató el síntoma, no pidió a su cliente que se aceptara aunque explotara. En cambio, ella se dirigió directamente al centro del problema de esta relación con su madre explosiva y lo ayudó a trabajar sobre esto. Aunque es tentador tratar el síntoma como yo hice con Roland, e inclusive puede funcionar si el cliente tiene suficiente control interno, mi recomendación es que nosotros como terapeutas no tomemos este riesgo sino que sigamos el camino que tomó Lori. Si nos movemos directamente hacia el centro del problema y tratamos esto, habitualmente la ira se cuidará a sí misma.

En el caso de Roland, dado que se lo alejó del contacto inmediato con sus emociones, debe haber tomado un buen tiempo para nosotros llegar a sus problemas de base utilizando EFT. Probablemente no hubiéramos hecho ninguna incursión – o muy pocas – en esta primera sesión, a pesar de que observando retrospectivamente, podía haber valido la pena hacerlo.

En resumen, cuando se tratan problemas que implican una perturbación severa del control de los impulsos, yo pienso que es mejor aplicar EFT de tal manera que sane la desazón que subyace profundamente en el cliente, primero.

Otra táctica útil puede ser tratar la ira sin utilizar ninguna frase introductoria ni recordatoria, sólo haciendo tapping en los puntos de acupuntura. Las conclusiones irracionales de Roland surgieron de su utilización de una frase recordatoria que implicaba aceptación de su ira, no del propio procedimiento de tapping. Sin embargo, en el caso de Roland, dado que él no se había desprendido de sus emociones, yo no podía pedirle que hiciera tapping para su consternación, porque aparentemente él tenía una actitud calma con respecto a todo el problema y este fue uno de los indicios más preocupantes que mostró. Sin embargo, yo pude haber localizado algunas tensiones en su cuerpo y hacerle hacer tapping por eso, lo cual lo hubiera ayudado. La utilización de EFT por parte de Ann Adams como simple método de relajación/control de los impulsos con muchachos perturbados emocionalmente dentro de un marco institucional es un ejemplo perfecto de esta utilización de EFT para manejar descontroles de carácter.

El informe de Ann plantea otra interrogante importante, que es si hay una diferencia entre la utilización de EFT para reducir los impulsos violentos dentro de un marco estructurado tal como una institución de rehabilitación o una prisión – donde el cliente está protegido en cierta medida al menos de actuar con impulsos destructivos – y por otro lado su utilización para pacientes externos en los cuales los únicos controles existentes son los internos del propio cliente.

Como sabemos, muchas intervenciones conductuales pueden ser muy efectivas mientras una persona permanezca en un entorno institucional, porque la propia institución actúa como una fuerza de contención, mientras que el mismo tratamiento puede ya no resultar efectivo cuando esa persona abandona el medio de protección y tiene que confiar una vez más en sus frágiles controles internos.

Es posible que utilizar EFT para ayudar a una persona a “aceptar” síntomas como la tendencia a impulsos explosivos pueda funcionar si la persona está internada en un ambiente protector, pero yo personalmente no querría correr ese riesgo. Sin embargo, he escuchado informes del personal de algunas instituciones donde se ha utilizado la terapia de tapping para la aceptación de los impulsos violentos con aparente éxito. Lamentablemente, sin embargo, estos funcionarios no pudieron hacer un seguimiento de los jóvenes que habían tratado después que abandonaron la institución. Así que en realidad no saben si esos muchachos pudieron controlar su ira cuando fueron liberados. Hasta que no hayamos aprendido más sobre esto, yo aconsejo a todos los terapeutas que utilicen EFT para el control de los impulsos que lo apliquen en una de las formas que acabo de sugerir, o que utilicen algún otro método a prueba de errores.

Para concluir, quiero decir que siento pena cuando pienso en la equivocación que cometí cuando utilicé EFT con Roland en la forma en que lo hice, pero me consuela el hecho de que mi plan alternativo para él funcionó bien y yo espero que mi experiencia con esto nos ayude a aprender un poco más sobre la forma de aplicar este método maravilloso en la forma clínicamente más efectiva.

Traducido por Dalila Milicúa

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