Patricia Rómer nos ofrece un detallado artículo con muchos consejos sobre cómo tratar a los niños con EFT incluyendo varios casos concretos. También describe un protocolo específico proporcionado por la Dra. Leticia González para trabajar con niños diagnosticados con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Un interesante artículo recomendado para cualquier estudiante serio de EFT. Escribir a Patricia y visitar el sitio web de Patricia.
Maravillas de un minuto con niños… y casos algo más complejos (incluye Protocolo de EFT para niños con TDAH)
Por Patricia Rómer
Me encanta hacer EFT con los niños. Fueron mis primeros “clientes-cobayas”, los que me hicieron sorprenderme, tener cada día más fe en esta técnica, los que me hicieron seguir investigando, estudiar, escribir hasta finalmente dedicarme a EFT de manera profesional.
Normas generales para tratar a niños con EFT
Los niños son verdaderas esponjas a la hora de hacer EFT, suelen ser muy receptivos si sabes como aproximarte a ellos: aquí tienes algunas pautas generales que yo suelo enseñar a los asistentes a mis cursos.
1) Lenguaje: Usa un lenguaje que ellos puedan entender, cuanto más simple mejor.
2) Escala de medición de emociones: A los más mayores tal vez les puedas decir que midan la intensidad de su emoción del uno al diez, a los niños más pequeños puedes usar la apertura de las manos como medida.
3) Frase de aceptación: la afirmación genérica “me acepto completa y profundamente” tiene poco valor en estos casos y generalmente se sustituye por:
• Soy un gran chico
• Mis padres me quieren
• Soy valiente
• Soy un chico estupendo, soy genial, me esfuerzo mucho…
4) Tappy Bear: Tappy Bear es un osito de peluche creado por Till Schilling que llevan ‘botones’ en los principales puntos de tapping, algunos niños le hacen tapping al osito y tiene el mismo efecto tranquilizante que si se lo hicieran a ellos.
5) Exagerar los movimientos: exagerar los movimientos suele hacer que conectes bien con ellos.
6) Entorno y respeto: el entorno debe ser agradable. Respeta los sentimientos del niño, aunque a ti pueda parecerte que su “problema” no es tal.
7) Enseña a los niños a hacer tapping y pídeles que lo hagan cuando lo necesiten.
8) Haz tapping sobre ti mismo, sobre tu manera de ver “el problema” de tu hijo.
Álvaro, 8 años
En el verano del 2010 durante las vacaciones, nos invitaron a una barbacoa con vecinos a los que conocíamos de la piscina pero sin más relación.
Yo me había fijado en un niño gordito, pelirrojo con gafas que llevaba un brazo escayolado.
Esa noche estaba lloriqueando, no quería comer y le decía a su madre que le dolía mucho la cabeza y tenía ganas de vomitar. Solo quería irse a su casa.
Su madre contó que sobre esa hora él estaba durmiendo todos los días pero que creía que en el fondo estaba así porque al día siguiente le tocaba irse con su padre, quien había vuelto a contraer matrimonio. Eso a Álvaro no le gustaba y menos aún irse a pasar un fin de semana con su padre y su nueva mujer.
Su madre estaba molesta porque ella no quería irse de la barbacoa pero el niño lloraba cada vez más.
Le propuse hacer tapping. Álvaro dijo que no hasta en cuatro ocasiones pero su madre le insistía ante la posibilidad de que mejorase y se pudieran quedar.
Le toqué los puntos de la mano hablándole con suavidad y conseguí llamar su atención. Con juegos y risas sin necesidad de que hablase, concentrada yo en su problema, conseguí hacerle dos rondas y una tercera se la hizo él. Primero casi se duerme y enseguida le dijo a su madre que se encontraba bien y se le había quitado todo.
Siguió sentado al lado de su madre, a veces iba con sus amigos a jugar, estuvo relajado, no se volvió a quejar de dolor de cabeza y aguantó tres horas más para que su madre pudiera acabar la cena con sus amigos.
Obviamente con ese niño habría mucho trabajo que hacer pero esa no era mi labor, ya que en ningún momento la madre me preguntó qué eran “aquellos extraños golpecitos” que yo le daba a su hijo y que habían conseguido calmarle el dolor de cabeza, de estómago y las nauseas, ¿curioso no?
Salvador, 11 años
Salvador es un niño emocionalmente dependiente de su madre. Padres divorciados. Tiene miedos nocturnos y debe dormir siempre con su madre, lo que es un hándicap para él porque no puede irse a dormir a casa de sus abuelos, ni de sus primos ni a un campamento con sus compañeros. Su madre tiene poca paciencia y además se culpa de lo ocurrido, cree que “le consiente demasiado.”
Salvador era reacio a hacer tapping, se enfadó con su madre al saber que ella me había contado el problema que tenía.
Yo solo disponía de media hora para hacer “una maravilla de un minuto.”
Llamé a mi hijo, de su misma edad, que tiene el tapping integrado en su forma de vida y les propuse hacer un juego. Y así, dejando que mi hijo le guiase, Salvador comenzó a hacer tapping en cosas genéricas: el deporte, sus compañeros de clase… poco a poco se fue abriendo y contando qué eran las cosas que realmente le hacían sentirse mal. Yo como directora de orquesta y con la complicidad de mi hijo fuimos haciendo rondas para todos esos sentimientos. Finalmente el propio Salvador se desveló como un gran creativo de frases de EFT, llenas de humor y metáforas. Ya se tenían que ir y no pude hacer más. Pero sé que Salvador se marchó relajado y divertido, asegurando que usaría el tapping cada vez que tuviera miedo, se pusiera nervioso o se enfadara.
Una semana después le contó a mi hijo que hizo tapping antes de un examen y le fue tan bien que pensaba seguirlo usando.
En la otra media hora que quedaba de consulta, le enseñé a su madre el proceso básico de EFT. Le pedí encarecidamente que trabajase la culpa y que antes de hablar con el niño, lo que habitualmente era a gritos, se hiciese tapping para ver las cosas desde otro punto de vista. Semanas después, me aseguró que “estaba mejor.”
Alma, 1 mes
Alma es el bebé recién nacido de unos amigos. Cuando voy a visitarles para conocerla, sus padres primerizos, con grandes ojeras me cuentan que el bebé no duerme ni de noche ni de día porque sufre de cólico del lactante. Eso hace además que no se alimente bien y esté baja de peso.
Sus padres están desesperados, solo pueden dormirla en brazos y despierta cada diez minutos.
Su madre durante el embarazo y después, ha estado emocionalmente afectada por una grave enfermedad de un familiar cercano. El parto se lo adelantaron y fue largo y doloroso.
Les pedí permiso para hacer tapping en sustitución. Comencé a hacerle pequeños masajes a Alma en los puntos de tapping mientras mentalmente me enfocaba en las siguientes frases:
• Soy una gran chica
• Este dolor de barriga
• Mis papas me quieren
• Soy un bebé deseado aunque mamá esté triste
¡Era la primera vez que se dormía sin estar en brazos!
Estuve más de una hora allí y Alma seguía durmiendo para sorpresa y descanso de sus papás.
Gabriel, 9 años
Una tarde Gabriel, el amiguito de mi hijo, sin causa aparente comenzó a llorar desconsoladamente. El día anterior había estado con dos amigos en los juegos recreativos y le habían ganado todas las partidas. Sentía mucha rabia en su interior que no podía canalizar.
Hicimos las siguientes rondas:
• Aunque he perdido jugando una partida, soy un gran chico
• Aunque mis amigos han ganado, eso es porque eran mayores que yo
• Aunque me siento mal, mis padres me quieren
Pero el SUD no bajaba y él seguía llorando. Lo enfocamos de otra manera.
¿Qué es lo que te da tanta rabia? Que se rieran de mí y me llamaran Duende Verde (el tapping anterior había desbloqueado la auténtica emoción y siendo más específicos el SUD fue a cero)
• Aunque Marcos (nombre de su amigo) se rió de mi y me llamó Duende Verde yo sé que soy un gran chico
• Aunque se rió de mí, fue un abusón porque yo soy más pequeño.
• Aunque yo no pude hacer nada, no reaccioné ante sus burlas, elijo ser capaz de decirle la próxima vez que me ha ofendido
• Aunque yo no pude hacer nada más para ganar, Marcos no debe reírse de los amigos
Episodio olvidado.
David, 10 años
En mitad de un almuerzo entre amigos en un restaurante uno de los niños comenzó a sentirse mal, le dolía el costado. En el grupo había un médico y dijo que parecía algo muscular, sin embargo tenía señales rojas en la zona. Otro asistente comentó que parecía un principio de herpes zoster. El niño lloraba de dolor, le propuse un juego para quitarle un poco el dolor y le pedí permiso a sus padres para hacer tapping.
Estas fueron las frases:
• Aunque me duele mucho en el lado, soy un gran chico
• Aunque me duele tanto que casi no puedo respirar, elijo sentirme mejor
• Aunque me da rabia estar aquí con los mayores sin jugar con mis amigos, elijo que se pase el dolor
Fueron ocho rondas y el niño ante la sorpresa de todo el mundo dijo que se encontraba mejor y se marchó a jugar. Al día siguiente el pediatra confirmó que era un herpes zoster.
Ramón, 12 años
Ramón juega al fútbol en un equipo como portero. Tenían un importante campeonato y había hecho varios partidos anteriores cometiendo varios fallos.
Me lo contó y el día anterior trabajamos con EFT para visualizar el éxito con frases como estas:
• Aunque he cometido fallos estos últimos partidos, soy un gran portero.
• Aunque si cometo fallos todos me echarán las culpas si perdemos, soy un gran chico
• Aunque me pongo nervioso cuando se aproximan con el balón, mis padres me quieren
• Aunque soy muy indeciso al tomar la decisión si adelantarme o quedarme bajo la portería, elijo estar tranquilo.
• Aunque mi padre me critica diciéndome lo que debo hacer, él no está en mi lugar y elijo mantener la calma porque yo sé lo que hay que hacer.
• Aunque me siento demasiado responsable en mi posición de portero, he entrenado duro y sé que puedo hacer un gran partido.
En total fueron 20 minutos, el día antes del partido. Al día siguiente hizo una gran actuación y paró dos penaltis. Sus compañeros le cogieron en brazos y dijeron que había sido el mejor.
Ricardo, 13 años
Ricardo es un gran estudiante. Con 13 años, su profesora de matemáticas habló con sus padres porque había tenido un ataque de nervios en mitad de la clase ya que no entendía las ecuaciones. Ella estaba convencida de que se trataba de un bloqueo. Había sacado un 5 en el examen (0 es suspenso y 10 es la mejor calificación)
Le pedí que hiciera una ecuación. Fue incapaz y se puso a llorar. Trabajé con él las siguientes emociones negativas.
• Aunque siento vergüenza de reconocer ante mis compañeros que no entiendo las ecuaciones, soy un buen estudiante.
• Aunque me da rabia sacar menos nota que Sergio (un compañero de su clase) acepto que no tengo porque ser perfecto.
• Aunque siento que si pregunto más al profesor se van a reír de mi, mis compañeros me aprecian.
• Aunque tengo miedo a fallar en el examen y eso me pone muy nervioso elijo relajarme para hacerlo mejor.
Después de media hora trabajando estos aspectos. Le pedí que hiciera una ecuación, comenzó a ponerse nervioso pero finalmente la hizo y bien.
Al día siguiente en clase de matemáticas estuvo mejor pero todavía seguía teniendo miedos y surgió la idea de sentirse rechazado por sus compañeros porque él estaba considerado el mejor. Así que trabajamos estos nuevos aspectos:
• Aunque siento que si saco malas notas no valgo nada
• Aunque en todo lo que hago tengo que ser el mejor y sino, no me sirve
• Aunque no valgo nada
• Aunque no soporto perder
Introdujimos el humor, con ironías sobre sus compañeros, diciendo sus nombres.
• Aunque B. pueda sacar mejores notas, yo soy más guapo
• Aunque F. pueda superarme en un examen, yo corro más que él
• Aunque C. pueda tener un 10 y yo no, somos amigos y le aprecio.
Acabó riéndose. Una semana después sacó un 10 en el examen de ecuaciones.
Lola, 10 años
Durante un funeral al que asistí se podía oír a una niña sollozando. Cuando acabó la misa, en el hall de la Iglesia me acerqué a su madre para preguntarle por qué lloraba su hija.
Tenía un pelo fuertemente enrollado y clavado en la lengua, llevaba más de una hora sollozando de dolor y no se lo habían conseguido quitar porque el dolor era muy grande con sólo rozar la zona. Esperaban a que acabase el oficio religioso para llevarla a Urgencias.
Le pedí permiso a su madre para hacerle un ejercicio, todos los asistentes al funeral estaban mirando.
La ronda fue simple
• Aunque me duele mucho la lengua, soy una gran chica.
Con solo dos rondas el pelo se desprendió de la lengua (ni si quiera con unas pinzas una farmacéutica había podido) y la niña comenzó a reírse y a jugar.
Magdalena, 11 años
Magdalena tiene un gran lunar en la pierna y siente vergüenza de enseñarlo, eso la hace ir tapada de arriba abajo en invierno y en verano. No quiere comprarse ropa.
Durante la primera consulta se niega a trabajar con su lunar, es un tema tabú para ella, sin embargo me propone hacer tapping en la idea de que no se lleva bien con sus amigas porque ella se siente fea. Estas son algunas de las frases que usamos:
• Aunque mis amigas son más guapas que yo, yo tengo un pelo muy bonito
• Aunque no me gusta ser una chica, elijo verme como una guerrera
• Aunque no me gusta que me vean la piel, yo decidiré cuando la quiero enseñar
• Aunque me llamen fea, no me importa porque sé que soy guapa
También trabajamos sus problemas de memoria con los estudios
• Aunque me cuesta trabajo retener en la memoria el inglés, mis padres me quieren
• Aunque me resulta difícil estudiar inglés, elijo que a partir de ahora sea fácil
• Aunque no me gusta el inglés, decido estudiar más para demostrarles a todos que soy capaz
En total fueron cuatro sesiones, una a la semana. Finalmente ella decidió no seguir más pero hubo cambios importantes:
A la semana pidió a su madre comprarse ropa nueva. Sus notas han mejorado notablemente. Se lleva mejor con sus amigas.
Eddy, 13 años
Estábamos de visita en casa de unos amigos, hacía tiempo que teníamos apalabrado el encuentro y ellos sintieron apuro de anularlo pese a que su hijo Eddy tenía gastroenteritis vírica que cursaba con fiebre, así como muchos dolores abdominales.
Le pregunté si quería que le hiciera una especie de masaje con los dedos para que se sintiera mejor. Como tenía tanta fiebre y no era capaz de concentrarse ni hablar, usé tapping en sustitución, yo solo le hice tapping en los distintos puntos y mentalmente usé las frases que él me dijo
• Aunque me encuentro muy mal, soy un gran chico
• Aunque mi estómago no deja de rugir
• Aunque tengo fiebre y no puedo levantarme
Tras cuatro rondas se había quedado dormido. Diez minutos después se levantó, estuvo comiendo y pasó una buena tarde jugando.
EFT para niños diagnosticados por TDAH por la doctora Leticia González
Durante el curso de entrenadores de EFT realizado en diciembre de 2010 en Valencia, tuve el placer de conocer a la doctora Leticia González, tras compartir varias experiencias del uso de EFT con niños, ella me proporcionó el protocolo específico que usa en su consulta para tratar a los niños con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y con su permiso, lo comparto con todos, tal y como ella me lo entregó.
Confirma primero el diagnóstico diferencial con niños del Tercer Milenio (ver web de Noemí Paymal: www.pedagogia3000.com)
Si se confirma el diagnóstico de TDAH hay que tener en cuenta
• La edad del niño para usar en principio EFT en él o en los padres, trabajando en sustitución.
• Grado de ansiedad y estrés de los padres ante la situación para valorar si se trabaja previamente en ellos. En este caso usar el protocolo de receta básica de acuerdo a la emoción predominante.
Abordaje de la terapia en tres áreas:
1. Emociones
• Identificación de la emoción
• Valorar su identidad
• Frase de preparación: aunque tengo esta (emoción)…
• Seguir la receta básica hasta llegar a cero.
• Identificación de otra emoción si la hubiera y repetir el proceso.
• Cuando ya no se manifiesta otra emoción trabajamos para implantar una emoción positiva para ello:
• Pregunta al niño cómo estaría bien, qué emoción le gustaría sentir en ese momento y le haces recurrir a algún incidente o situación en la que se sintió así.
• Se hace tapping con la emoción positiva elegida por el niño: elijo sentirme…
2. Conducta o comportamiento
• Este punto hace referencia a su forma de actuar, ten en cuenta si es agresivo, inquieto, hiperactivo, pasivo, insensible…se tratan estos aspectos como consecuencia de la emoción negativa (rabia, frustración, miedo, ira…) que están ancladas en el niño.
• La mayoría de ellos dan pistas al respecto cuando le preguntas ¿qué te pasa en el colegio?, sus respuestas son por lo general: no me concentro o no puedo quedarme quieto.
• Vuelve a aplicar la receta básica con la frase que te haya manifestado.
3. Creencias limitantes
• En este apartado el terapeuta debe emplear sus habilidades detectivescas. Las creencias limitantes se producen como una cascada por el efecto de la disminución de la autoestima del niño al sentirse segregado, disminuido, comparado con los demás.
• Se repite el proceso de la receta básica con la creencia limitante y se reemplaza por las creencias positivas opuestas.
Consejos complementarios a EFT
• Alimentación basada en proteínas y carbohidratos de digestión lenta.
• Flores de Bach: preparados con
1. Clemátide para la falta de concentración
2. Verbena para la elevada excitación.
• Estudiar si el niño está en contacto con fuentes de radiación electromagnética:
1. Ordenadores en su habitación
2. Reloj de pulsera con batería sin aislante
3. Reloj despertador en la mesilla de noche
4. Televisor en su habitación
• Valorar el uso de otras terapias: Brain gym.
• Es fundamental la integración y el acompañamiento de los padres en la terapia del niño.
Puedes contactar con la doctora Leticia González en [email protected]
Patricia Rómer
Patricia Rómer es periodista de profesión divide su tiempo entre la redacción y su consulta de LiberaciónEmocional. Contribuye a la difusión de EFT a través de sus artículos, charlas, cursos y talleres temáticos. Está especializada en ansiedad, ayuda al adelgazamiento, trabajo con creencias limitantes y dolores crónicos. Patricia atiende a sus clientes en su consulta de Madrid y a través de Skype. Pincha aquí para conocer el próximo curso impartido por Patricia.