EFT para una niña con problemas de intimidación (bullying) en la escuela – AHEFT

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Publicado: febrero 24, 2021

Este reporte por María Aurora Villarreal muestra la suma importancia de la empatía al trabajar con los niños, y de conseguir la cooperación de las principales personas interesadas en el bienestar del niño.

Hola,

Recientemente asistí a un programa de TV donde hablé del estrés en los niños y cómo ayudarlos con EFT. Cuando llegué a mi casa ya tenía varias llamadas, una de ellas y sobre la cual quisiera platicar era de una abuelita que estaba sumamente preocupada por su nieta de 9 años, que ya no quería ir al colegio. La niña se negaba y se ponía a llorar para no ir, me comentó. Además no come, su mamá no sabe ya como convencerla de que coma cuando menos la mitad de un bocado…

Me dijo que se le había hecho muy interesante lo que comenté en la TV pero que quería primero hablar con su hija, a ver qué opinaba ella y que hablábamos luego. A la media hora era ella de nuevo, diciéndome que su hija le había hablado, pues tenía que ir por la niña al colegio porque la psicólogo le había dicho que Ana había tenido de nuevo un ataque de pánico y que así no podía seguir en el colegio. Me preguntó si las podía recibir y quedamos en que las vería en 1 hora.

Llegaron y Ana no quería entrar. Una linda niña güerita, cabello hasta la cintura, de ojos azules, se le veía muy atemorizada. La animé a entrar y con ojos de desconfianza pasó al consultorio igual que su mamá y su abuela. Al oído me dijo su abuela que le habían dicho que venía a una clase de pintura ¿? (no soy partidaria de decirles mentiras a los niños, es mejor hablarles con claridad) pero bueno ya le habían dicho, así que lo primero que hice fue sacar una caja llena de colores y hojas. Después de pedirle que dibujara una casa, un árbol y una persona, me di cuenta de toda la inseguridad, ansiedad que estaba experimentando y la tremenda dependencia de su madre…

Le pregunté si le gustaba el colegio a lo cual de inmediato contestó que no. Ah, le dije, no te preocupes, muchos niños no quieren ir al colegio, ¿tú por qué no quieres ir? – Porque me dicen cosas – me dijo. Ah, los amigos te dicen cosas y te sientes mal — afirmé. Sí, me siento muy mal — concluyó.

Sabes, ves a este osito, se llama Tappy, y a él también se siente muy mal cuando le dicen cosas, ¿quieres que lo ayudemos? – le dije. Ella asistió con la cabeza. – Mira, vez estos puntos, aquí, aquí, aquí, tú también los tienes, ¿me los enseñas en ti? — Ella lo hizo y le dije – estos puntos si les damos pequeños golpecitos con mucho cariño son mágicos, y logran que Tappy se sienta mejor y tú también. ¿Quieres intentar ayudar a Tappy? – Sí – me dijo inmediatamente.

Y comenzamos algunas rondas:

Aunque no quiero ir al colegio, yo soy una gran niña.

Aunque no quiero ir al colegio porque me dicen cosas feas, yo me amo como quiera.

Aunque no quiero ir al colegio, yo soy maravillosa.

Cuando terminamos la ronda se sintió más tranquila, pero cuando le pregunté cómo se sentiría si mañana tuviera que ir al colegio, me dijo que muy mal.

Qué tan mal te sentirías – le dije – muéstrame con tus manos – y las abrió completamente. Le pregunté – ¿dónde cabe este sentimiento de miedo? Me vio con ojos de ¿Qué??? Le dije en una casa, en una ciudad en todo el mundo y me dijo — en todo el mundo. Al oír esto estaba segura que no sólo le decían cosas sino que algo más había pasado.

Le pregunté – ¿te han pegado? – a lo que respondió que sí. En ese instante las lágrimas de mamá y abuela empezaron a brotar (ellas la habían presionado los últimos días para que fuera, cuando ella les gritaba que no quería ir). Les pedí que hicieran tapping conmigo.

Aunque en el colegio me pegan, yo soy una gran niña.

Aunque tengo mucho miedo de que me lastimen, yo me amo.

Aunque me da miedo que me lastimen…

Bajó la intensidad de la emoción y le pregunté a Ana si se sentía bien. Me dijo que ya mejor. Le dije si estaba lista para contarme lo que pasó y me dijo que sí. Le pedí que mientras platicara hiciera tapping en Tappy. Me dijo que un niño quería sus cosas y la cogió muy fuerte del estómago, que sintió que le sacó el aire.

Hicimos varias rondas sobre ese evento y la sensación en su estómago y garganta. Se sintió mucho mejor y me pidió si se podía llevar a Tappy, a lo cual le dije que sí, con la condición de que siguiera haciendo tapping cuando se sintiera mal. Ella gustosa dijo que sí.

Pero todavía se sentía un poco nerviosa de ir a la escuela. Yo le propuse que sólo fuera media mañana a ver cómo se sentía (pues aquí no se trata de hacer a los niños valientes y exponerlos a un sufrimiento extra).

Al siguiente día hablé con la psicóloga para comentarle el caso, a lo cual respondió que la niña ya le había tomado la medida a su mamá y que ella esperaba que fuera todo el día. Yo le expuse mi punto de vista, el cual me pareció que no entendió, y me dijo lo que Ana necesita es un psiquiatra; ella tiene buenas calificaciones y nunca habíamos tenido problemas con ella. También me comentó que Ana se había ahogado con una Coca hacía como 6 meses y que la mamá batallaba mucho para hacerla comer. Quedamos que sólo por ese día la iba a dejar salir antes, pues ya ella un poco alterada me dijo que la niña tenía que saber cuál era su rol; el de papá era ir a trabajar, el de mamá hacer la casa, preparar la comida y el de ella ir a la escuela…

Durante toda la llamada me estaba dando golpecitos en cada uno de los puntos y eso me mantuvo bastante tranquila y serena para no juzgar y entender que cada quien está haciendo su mejor esfuerzo de acuerdo a sus conocimientos y percepciones.

Vino la siguiente sesión y trabajamos sobre el malestar en su estómago usando la técnica de las imágenes y colores; se sintió mucho mejor. También trabajamos sobre lo que los niños y niñas le decían (eres una tonta, no haces nada bien, despeinada, eres niño (este comentario realmente la puso muy triste, pero conforme hacíamos tapping ella se sentía más y más tranquila). Al final dijo que se sentía bien para ir al colegio el siguiente día. Le pedí que si más tarde se sentía nerviosa me hablara por teléfono.

Como a las 7:30 p.m. sonó el teléfono; era ella – me dijo que tenía una sensación en el estómago y que no le gustaba, hicimos tapping definiendo el color, el tamaño y forma de su dolor; a las 2 rondas dijo que el miedo ya no estaba.

Hablé con la mamá dos días después y me platicó que Ana se bajaba muy tranquila del carro y le había dicho que se sentía bien en el colegio.

En pocas sesiones pudimos mejorar sustancialmente la calidad de vida de Ana, pues no sabía cómo parar este miedo que no la dejaba disfrutar su estancia en la escuela. Ella logró superarlo y ahora conoce una técnica que la va a poder aplicar en cualquier momento que la necesite.

Mil Gracias.

Lic. María Aurora Villarreal

www.eftalegria.com.mx

[email protected]

Da sesiones por teléfono: 01 81 8335-5434

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