Sue Sawyer, una terapeuta con sede en Hampshire (Reino Unido), nos ofrece un relato extraordinario de cómo, después de usar EFT, dejó de utilizar medicación para el asma, tras 34 años. Nos ofrece una importante perspectiva de algunos cambios necesarios en nuestras creencias, así como de algunas cuestiones sobre el tapping. Afirma, «pasaron tres semanas, mi pecho no había reaccionado y dejé de lado mis inhaladores. Me animé muchísimo y continúo sintiéndome así. Después de 34 años, ya no rebusco frenéticamente en mi bolso para coger mi inhalador, de hecho, ni siquiera sé dónde lo he puesto». Debo destacar que fue Sue quien decidió abandonar la medicación y eso es algo que no debe considerarse recomendable para otros.
Seguimiento: Al final de este artículo, encontraréis una actualización transcurridos varios meses, que incluye pruebas científicas de que el asma puede deberse a cuestiones emocionales. Hace tiempo que lo sabemos, pero es agradable constatar que la ciencia también lo considera así.
Por Sue Sawyer
He sido asmática desde que tengo uso de razón, y de niña iba semanalmente a fisioterapia para tratar mis problemas respiratorios. Me recetaban nueva medicación a medida que salía al mercado, primero Ventolin, a los diez años, y a los treinta, Becotide, un inhalador preventivo basado en esteroides para controlar mis pulmones, que reaccionaban en exceso. En una ocasión, mi asma empeoró tanto que tuve que tomar Prednisone, esteroides orales. Durante los últimos quince años, mi medicación ha consistido en dos inhalaciones de Becotide cada mañana y dos cada noche, combinado con Ventolin cuando era necesario. En definitiva, era «asmática».
El año pasado asistí al Curso Avanzado de Terapia Energética de Meridianos impartido por Sandra Hillawi. Durante el curso, nos pidieron que nos desafiáramos a nosotros mismos e intentáramos resolver alguna cuestión personal con EFT. Un compañero me sugirió que intentara emplear EFT para mi asma. De inmediato, me negué rotundamente, pues pensaba que se trataba de una cuestión demasiado complicada para resolverla con EFT. El grupo me preguntó por qué, como terapeuta, no creía que EFT pudiera resolver un problema de asma. «Es un problema físico demasiado complicado», respondí; «conozco la fisiología que hay detrás: se trata de una reacción física de mis pulmones a determinadas sustancias. Tengo demasiado miedo de enfrentarme a ello, pues debería cuestionarme el uso de inhaladores. Si dejo de tomar la medicación, sé que no podré respirar, es lo que me ha dicho el médico».
Mi colega sugirió que deberíamos tratar mis miedos y creencias sobre el asma, y hacer tapping al respecto. He aquí algunas de las cuestiones:
• «Aunque no creo que mi asma pueda mejorar».
• «No creo que pueda controlar mi asma».
• «Mi asma me asusta».
• «Me siento asustada sin la medicación».
• «Mis pulmones son débiles».
• «Mis pulmones no funcionan correctamente».
• «Estoy enfadada porque el asma me ha impedido hacer cosas».
• «Es patético y me da pánico no tener a mano el Ventolin».
Cuando salí de la sesión, me sentí realmente menos negativa, aunque seguía sin estar del todo convencida. Uno de los terapeutas me comentó que haría tapping de sustitución con regularidad para abordar mis miedos sobre esta cuestión.
Visité la clínica para el asma de mi ciudad el mes siguiente, pues decidí consultar si podía dejar de tomar esteroides. Respondieron que no era recomendable, pero que si insistía podía intentarlo. Sin embargo, me avisaron de que era probable que mis pulmones reaccionaran y mi estado empeorara. ¡Para ellos lo ideal era que simplemente siguiera tomando la medicación! ¡Vista esta consulta, no me sorprende que tuviera creencias dogmáticas tan negativas acerca del asma! Lo más fácil hubiera sido abandonar, llegados a este punto. Pero no lo hice, me reté de cabeza con EFT, porque ya no estaba asustada, ¡realmente las sesiones previas de EFT me habían hecho creer que podría ser posible!
El siguiente paso consistió en creer que controlaba el proceso, así que estudié la Técnica Básica de la Respiración Constreñida de Gary Craig, en sus Pasos para convertirse en un terapeuta extraordinario. Mientras hacía tapping con Gary, se produjo un avance decisivo. En la frase de preparación para la Respiración Constreñida incluyó lo siguiente, «y me amo y me perdono a mí misma y a aquellos que hayan contribuido a ello y me amo y me perdono por cualquier cosa que haya podido hacer que haya contribuido a ello».
A continuación, fluyeron hacia mí recuerdos emotivos, de una madre amantísima, pero demasiado protectora, de faltar a la escuela, de utilizar el asma para despertar compasión, para zafarme de determinadas tareas, y la lista seguía. Hice tapping para cada emoción, con lágrimas bajando por mis mejillas. Cuando paré, sentí que se había producido un cambio significativo en mi respiración, sentí que respiraba mejor, de forma más controlada y fuerte.
Al día siguiente, reduje mis esteroides a la mitad, e hice tapping para tratar todas las emociones que afloraron entonces, incluyendo «aunque todavía me da algo de miedo hacer esto». Después de dos semanas de esperar el «empeoramiento» que me habían “prometido», me di cuenta de que no se iba a producir. Dos semanas más tarde, dejé de tomar toda medicación, aunque seguí haciendo tapping, diciendo, «aunque me han dicho que mi respiración empeorará». Pasaron tres semanas y mi pecho no había reaccionado, así que dejé los inhaladores. Me sentí genial, y sigo sintiéndome así. Después de 34 años, ya no rebusco frenéticamente en mi bolso para coger mi inhalador, de hecho, ni siquiera sé dónde lo he puesto.
Hace casi tres meses que no tomo medicación alguna. Lo siento, tengo que repetirlo «NO TOMO MEDICACIÓN ALGUNA». ¡Es algo extraordinario, hace sólo un año me hubiera parecido tan probable controlar mi asma hasta tal punto como conocer a Elvis!
Quisiera darte las gracias, Sandra Hillawi, por haberme inspirado, darte las gracias, Andy Clements, por tu tapping de sustitución y gracias, Gary Craig, por tus DVDs tan inspiradores.
Me gustaría destacar que no estoy recomendando a los asmáticos que dejen de tomar la medicación, como yo hice. Yo reduje y dejé mi medicación tras consultarlo con mi clínica para el asma, aunque su respuesta fuera negativa. Como apoyo a mi nuevo régimen, utilizo el Power breathe, un aparato de entrenamiento para la musculatura respiratoria; de esta forma, refuerzo una respiración que ha sido holgazana o ha estado controlada por la medicación durante toda la vida. También empleo Remedios Florales Fitobiofísicos para contrarrestar la toxicidad de las medicinas que he tomado durante tanto tiempo. Continuó haciendo tapping cuando tengo el pecho irritado o siento una opresión o cuando surge una nueva cuestión como un resfriado o el hecho de estar cerca de determinados animales. La diferencia es que ahora me pregunto «¿soy asmática?» Hmmm, ¡que respiréis bien!
Sue Sawyer
________________________________________
Seguimiento varios meses después (incluye pruebas científicas)
Por Sue Sawyer
Actualmente, estoy preparando un plan para el asma que analiza con mayor profundidad los miedos y cuestiones recurrentes en las personas que padecen de asma. Resulta interesante destacar que yo misma me encontré con lo que denominaría «palabra detonante», es decir, si alguien sugiriera, de forma totalmente inocente, que podrías ponerte «jadeante» en relación con algo, inevitablemente eso es lo que sucedería. Por lo tanto, estudié los aspectos relacionados con la PALABRA, por ejemplo, “jadeante”, una palabra que podría haberse escuchado desde la infancia y, en consecuencia, reducir todas las emociones vinculadas con dicha PALABRA. Es irónico, pero al parecer la profesión médica parece haber establecido dicha conexión también.
Comentario de GC: he aquí un artículo de las noticias de la BBC en el Reino Unido, que se hace eco de los pensamientos de Sue.
El equipo de la Universidad de Wisconsin-Madison descubrió actividad en zonas del cerebro, que se vinculaban cuando personas asmáticas leían palabras emotivas.
Una zona del cerebro desempeña la función de obtener información sobre síntomas de enfermedades, mientras que la otra procesa emociones.
Sus descubrimientos aparecen en los Actas de la Academia Nacional de Ciencias.
Los autores del asma
El Dr. Richard Davidson y su equipo solicitaron a seis pacientes con asma moderada que participaran en sus experimentos.
A cada uno de ellos se les mostraron tres categorías de palabras distintas (palabras relacionadas con el asma, como “jadeo”, palabras negativas pero no relacionadas con el asma como “soledad” y palabras neutras como “cortinas”).
Al mismo tiempo, dieron a los voluntarios detonadores conocidos del asma para que los inhalaran, como extracto de ambrosia o ácaro en polvo.
El elemento emocional
Paralelamente, se controlaban sus respuestas cerebrales utilizando resonancia magnética funcional.
Dos regiones cerebrales – la corteza singular anterior y la ínsula – mostraron un aumento de la actividad al oír palabras relacionadas con el asma, en comparación con otro tipo de palabras.
Además, el aumento de la actividad cerebral estaba relacionado con señales de función corporal de los alérgenos inhalados.
Según los investigadores, debido al bajo número de individuos sometidos a estudio, sería necesario repetir sus descubrimientos y era probable que otras zonas del cerebro también estuvieran implicadas en la relación entre las emociones y el asma.
Sin embargo, afirmaron: «Dichas áreas del cerebro podrían presentar una hiperrespuesta frente a emociones de supervivencia específica.»
A su vez, afirmaron que esto podría contribuir a problemas que empeoran el asma, como la inflamación.
El presidente de la Fundación Británica de los Pulmones, el Dr. Mark Britton, afirmó: «Se trata de descubrimientos interesantes.
«Siempre hemos sabido que el asma y la personalidad y las emociones del paciente están muy intrínsicamente relacionados.
«Es necesario realmente investigarlo más a fondo.»
Por ejemplo, investigar si aumentar la dosis de medicación puede resultar útil en períodos emocionales difíciles.
Afirmó que a menudo resultaba útil aconsejar al paciente que su asma podría empeorar bajo estrés.
«Si comprendes tu enfermedad, eres mucho más capaz de hacerle frente.»
El Dr. Lyn Smurthwaite, de Asthma UK, afirmó: «Es bien sabido que el estrés agrava el asma y que el asma agrava el estrés.
«De acuerdo con nuestras investigaciones, el 69% de las personas que padecen asma afirman que el estrés dispara sus síntomas, y este estudio relaciona las partes del cerebro que procesan la emoción y los síntomas fisiológicos del asma.»
Traducido por Eva Llobet Martí