Hola a todos,
Pat Burns nos da una visión detallada de cómo ayudó a su cliente con una adicción. Ella dice, “El método del Teatro Interior me proporciona una manera de aproximarme a recuerdos con una alta carga emocional que no suponen una amenaza para el cliente y que es menos traumática que algunos planteamientos tradicionales.”
Por Pat Burns
Querido Gary,
Desde que aprendí la técnica del Teatro Interior a través de una serie de clases dirigidas por Betty Moore Hafter y Jade Barbee, realmente he adoptado este método de EFT altamente visual. El Teatro Interior me proporciona una manera de aproximarme a recuerdos con una alta carga emocional que no suponen una amenaza para el cliente y que es menos traumática que algunos planteamientos tradicionales.
Mediante el Teatro Interior, un cliente crea un lugar seguro en su mente/ imaginación – un santuario interior en el que tiene el control total. Nadie puede entrar en ese santuario sin su permiso, y nada que no quiera que suceda puede ocurrir en ese espacio.
Se anima a los clientes a que den rienda suelta a su imaginación, y a “dejarse llevar”, y a no intentar analizar lo que ocurre mientras estas imágenes van surgiendo. Si un cliente puede confiar en el proceso, encontrarán en EFT y el Teatro Interior herramientas poderosas para el cambio y la curación.
He encontrado que el Teatro Interior es particularmente efectivo en el trabajo por partes. Para aquellos que quizás no sepan lo que esto significa, todos tenemos partes de nosotros con creencias que arrastramos normalmente desde la infancia, no necesariamente han de estar verdaderamente arraigadas, pero sí basadas en los escritos de nuestras paredes.
Una creencia común es que no somos lo suficientemente buenos. Esto podría estar basado en los mensajes que recibimos de nuestros padres, hermanos, profesores, amigos o cualquier otra persona cuando estábamos creciendo. Puede que seamos conscientes de la creencia, pero en algún nivel ese mensaje sigue reproduciéndose en nuestra cabeza, minando la confianza y dirigiéndonos hacia el auto sabotaje.
Tuve un cliente particularmente frustrado con el que estaba trabajando, que tenía muchas ganas de dejar de fumar, pero no había sido capaz de hacerlo por sí misma. Aunque no tenía experiencia previa con EFT, esperaba que EFT le proporcionase los medios por los que podría liberarse de los cigarros.
Mientras charlábamos, mi cliente hizo referencia en numerosas ocasiones a “la parte de mí que tiene que dejar de fumar”. Le expliqué brevemente los conceptos del Teatro Interior, y le pregunté si estaría dispuesta a intentarlo. Estaba abierta a hacerlo, e hice que se relajase, cerrase los ojos, tomase varias respiraciones profundas y crease un espacio interior seguro. Para su espacio seguro, eligió un trineo tirado por caballos. Para acceder a su espacio seguro, nos fuimos a su estable en donde ella sentía que debía enganchar su caballo al trineo.
Mientras trabajaba en enganchar el caballo, le pregunté donde estaba esa parte de ella que tenía que fumar. Esa parte estaba allí en el establo, vestida de negro, frunciendo el ceño y mirando de manera poco amistosa. Le pregunté a mi cliente cómo se sentía invitando a aquella parte de ella al trineo. Hubo gran resistencia por su parte, así que hicimos tapping:
Aunque no me gusta esta parte de mí y realmente no la quiero en el trineo…
Aunque no creo que pueda confiar en esa parte de mí.
Aunque esta parte de mí hace cosas que no me gustan.
El nivel de resistencia del cliente a tener a esa otra parte de ella en el trineo bajó, hasta el punto de que ella la invitó, pero la hizo sentarse en el asiento trasero mirando hacia atrás. Con el chasquido de las riendas, el caballo y el trineo se fueron lejos a través del paisaje nevado.
Le sugerí al cliente que comenzase un diálogo con esa otra parte de ella, y le preguntase por qué quería fumar. El cliente tenía resistencia a hacer eso porque, con sus propias palabras, “No puedo fiarme de esa parte de mí”. Hicimos tapping en esa falta de confianza hasta que la otra parte de ella fue capaz de darse la vuelta y mirar hacia delante en el trineo. En este punto mi cliente le preguntó por qué quería fumar, y la respuesta fue que “necesitaba sus pastillas para los nervios”:
Nos pasamos un rato haciendo tapping sobre el estrés y la ansiedad existentes en la vida del cliente, y las maneras en que podía hacerse cargo de ellos, aparte de encender un cigarrillo. Ahora la parte fumadora de mi cliente estaba sonriendo y conversando de manera más fluido.
A continuación hicimos algo de tapping sobre el tema de que el cliente no confía o no le gusta esa parte de ella.
Aunque realmente no me gusta esa parte de mí que piensa que tiene que fumar…
Aunque siento como si esa parte de mí fuese débil…
Aunque siento como si no pudiese confiar en que esa parte de mí no cogiera un cigarro…
Aunque esa parte de mí no parece poder afrontar una crisis sin un cigarro…
Mi cliente estaba empezando a aceptar más la parte fumadora de ella, y cuando a continuación se dio la vuelta en su asiento para hablar (¡recuerda, que esa parte estaba en el asiento trasero!) se dio cuenta de que su ropa había pasado de ser negra con un look de bruja, a ser normal. A continuación trabajamos en la aceptación de la otra parte de ella, haciendo tapping en:
Aunque la parte fumadora de mí sigue encendiendo cigarros, reconozco que realmente está intentando ayudarme…
Aunque no me gusta esa parte fumadora de mí, sé que me está ayudando a hacerme cargo del estrés fumando…
Una vez que la clienta se dio cuenta por completo que la parte fumadora estaba intentando ayudarla a hacerse cargo de su estrés diario, y que los cigarros eran la única estrategia de gestión del estrés que conocía, pasó a sentirse agradecida por la ayuda.
Aunque la parte fumadora de mí intenta ayudarme con todas sus fuerzas a gestionar el estrés fumando, y realmente no quiero fumar, aprecio su deseo de ayudarme…
Ahora la clienta estaba sonriendo a la otra parte de ella, la cual procedió a cambiarse al asiento delantero y a sentarse al lado de ella. Cabalgaron felizmente a través de la nieve, disfrutando del paseo.
De vuelta a mundo real, la clienta y yo hicimos un poco de tormenta de ideas sobre las estrategias que podrían ayudarla a dejar de coger un cigarrillo. Estuvo de acuerdo en mantener sus cigarros en un lugar al que no fuese fácil llegar, de manera que simplemente no pudiese agarrarlos, y que siempre tuviese que salir fuera a fumar. Cuando condujese, pondría su bolso en el asiento trasero, de manera que no pudiese agarrar un cigarro.
Dos semanas después, cuando tuvimos nuestra siguiente sesión, la clienta me contó que había bajado de fumar un paquete de cigarros diario a 5 o 6 cigarros. Continuó utilizando las estrategias de las que habíamos hablado, e hizo tapping diariamente, y en nuestra tercera sesión, ya no fumaba más.
Han pasado tres meses desde entonces, y aunque sigo trabajando con este cliente en otros asuntos, no ha vuelto a fumar, y se da cuenta de que puede tranquilizarse y hacerse cargo de las cosas más fácilmente cuando hace tapping a diario.
Pat Burns
Traducido por Laura Fernández – EFT-ADV
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