Este sorprendente caso de alivio de vitíligo, una condición de la piel considerada crónica, demuestra la importancia de revisar eventos con impacto emocional que hayan ocurrido cuando inició el asunto.
Por Maria-Elisa Graciet-Hurtado
Pascale me pidió consulta por teléfono pues vivía a 1000 km de donde yo vivo.
Le habían salido unas manchas blancas en la cara tres meses antes y después de muchas visitas de control, la habían diagnosticado un vitíligo y con poca esperanza de sanarlo.
Era una mujer joven y el verse con esas manchas en la cara suponía un verdadero trauma. Como no conocía EFT, le propuse enviarle una documentación con los puntos para tapping y darnos cita para la semana siguiente.
1era sesión (por teléfono)
Empezamos con las emociones que sentía al verse su cara llena de manchas. Como no podía mostrarse a la gente, en su trabajo, con sus padres, en la calle, etc. Cuando la emoción bajó un poco, la pregunté qué había pasado unos 3 o 4 meses antes. Al principio no supo, no veía nada. Insistí, y le pregunté si no había habido cambios importantes en su vida. (A veces, es necesario insistir, pues aunque no es consciente, es como si no pudiéramos ver nuestro problema).
Y aquí, ya salió la raíz del problema, unos 4 meses antes habían encarcelado a su marido. La noticia la había pillado por sorpresa, pues ella no estaba al corriente de lo que su marido hacía, y había sentido tanta vergüenza, que no podía ni pensar la idea de hablarlo con nadie. Lo había ocultado en el trabajo, a su familia e incluso a su hija de 3 años.
Empezamos haciendo varias rondas sobre todas las emociones que había sentido en el momento en que supo la noticia. Buscamos el momento donde la emoción fue más intensa e hicimos la técnica de la película.
Cuando verificamos que esto estaba limpio de emociones, continuamos con la posibilidad de decirlo a las personas cercanas. Aquí necesitó mucho re-encuadre para entender que todo el mundo puede cometer un error en la vida y que su marido estaba ahora reparando su traspié. Esto le ayudó a desdramatizar la situación.
Y aquí acabamos la primera sesión.
2da sesión (por teléfono)
Cuando la pregunté cómo estaba, con muchísima alegría me anunció que sus manchas se estaban borrando poco a poco. Había conseguido hablarlo con su padre, y con alguna compañera de trabajo, pero aún tenía mucha dificultad a aceptarlo completamente. De alguna manera se sentía manchada.
Y era esa sensación de suciedad que su piel contrarrestaba blanqueándose, y ¿donde precisamente?
-En la cara.
El tomar conciencia de esto le ayudó mucho y entendió que su cuerpo estaba de su lado y que tan solo quería ayudarla a su manera. Seguimos limpiando todas estas emociones, pero había una cosa que era imposible para ella: Decírselo a su hijita.
Cuando iban a ver al padre a la cárcel, ella le decía que iban a su trabajo y que su papa tenia ahora tanto trabajo que no podía ni salir. La niña no decía nada. Sentí que aún no era el momento de abordar este tema y decidí dejarlo para la próxima vez.
Terminamos la sesión insistiendo sobre el miedo que no se vaya del todo, con el miedo de que mi piel no vuelva a ser como antes (pues aunque sus manchas se estaban borrando, la piel parecía como seca y diferente: estaba cicatrizando…)
3era sesión: (en directo)
Coincidió que yo viajé a la ciudad donde vivía, y esta vez nos vimos en directo.
Descubrí entonces que Pascale era una mujer joven y muy bella. Tan solo quedaba una manchita en la mejilla y otra aun tan pequeñita que no se veía al lado de la ceja. Le pregunté por esta mancha de la mejilla, y ella me dijo que su hija la gustaba darle besitos en ella.
Nos miramos y comprendí que ella sabía lo que tenía que hacer.
Seguimos liberando las emociones y miedos con respecto a decírselo, comprendió que quizás su hija preferiría oír la verdad de la parte de su madre. Pero era aún difícil el planteárselo.
Después de muchas rondas, en las que imaginaba diciéndoselo, decidió decírselo a los quince días pues se iban de vacaciones. Y así fue, y parece ser que la niña no se sorprendió en absoluto. Ustedes que piensan: ¿Que la niña ya lo sabía?
4 sesión: (por teléfono, 3 meses después de la primera sesión)
La mancha de la mejilla había desaparecido completamente y tan solo quedaba esta manchita al lado de la ceja. Era tan pequeña que nadie la veía excepto ella misma. Trabajamos sobre esta obsesión y sobre todos los miedos que se ocultaban detrás.
“Miedo que vuelva.” “Miedo que no se haya curado completamente y se extienda…”
“Miedo que todo el mundo vea mis manchas.”
Como por casualidad se había cruzado por la calle con un joven que tenia una mancha enorme al lado de la ceja. Trabajamos sobre todas las emociones que había sentido al verlo. Era su reflejo…
“Que no lo podía ni mirar.” “Que toda la gente le miraba.” “Que estas manchas atraían la atención.” Y también sobre la duda de que: “¿cómo es posible que me haya podido curar con una cosa tan simple como es EFT?”
La ayudé a comprender todo el trabajo que había hecho en ella misma gracias a este problema y a EFT, y reconoció que había sido al fin y al cabo una experiencia de vida muy rica.
Sé que su marido ya salió de la cárcel, y que está esperando un segundo hijo.
Dice que aun tiene esa pequeñita mancha en la cara, como si fuera un recuerdo de aquella historia, pero parece que ya no la molesta.
Quisiera darle las gracias hoy por esta lección de entereza y coraje.
Maria-Elisa Graciet-Hurtado
Española y residente en Francia.
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