Querida comunidad de EFT,
Judith Rivera Rosso ayudó a una joven mujer diagnosticada con glaucoma y ceguera eventual a recuperar la mayor parte de su visión después de aclarar el trauma de la muerte repentina de su madre.
por Judith Rivera Rosso, EFT Cert-I
“Betty”, una mujer de 36 años y madre de dos niños pequeños, me contactó para que la ayudara con su problema de visión. Ella dijo que había sido diagnosticada con glaucoma siete años atrás y durante esos años, había visto muchos especialistas tradicionales, así como lo que ella llamaba terapeutas “alternativos”.
Ella dijo que los “alternativos” le habían ayudado a relajarse un poco y los médicos le dieron unas gotas para los ojos y le dijeron que continuaría perdiendo su vista y que aceptara el hecho de que se volvería ciega.
Cuando llegó a nuestra primera sesión, su visión era tan limitada que su esposo le ayudó a caminar de su automóvil para encontrarme. Tomé su mano y le ayudé a caminar lentamente, siendo cuidadosa de guiarla por la puerta y por un escalón bajo y finalmente a la silla frente a mí, donde tendríamos la sesión de EFT.
Aunque usualmente trabajo en privado con mis clientes, invité a su esposo a quedarse con nosotros durante la primera sesión; sentí que era mejor tener a alguien familiar en la habitación con ella por su visión limitada, aunque me pude dar cuenta de que él era un poco escéptico del EFT, estaba dispuesto a llevarla a probar lo que sea para ayudar a su esposa.
Después de reunir datos de su historia, lo primero que trabajamos con EFT fue el diagnóstico original que le hicieron de glaucoma. Le pedí que cerrara sus ojos mientras hacía tapping en ella y describió al doctor, el color de ropa del doctor, una descripción detallada del cuarto en el que estaba en ese momento, los instrumentos médicos.
Hicimos tapping en todas las memorias visuales, auditivas, olfativas y kinestésicas de ese evento 15 minutos de su vida que estaban relacionados con el diagnóstico de ceguera eventual.
Aunque la oficina del doctor olía a alcohol y no quería estar ahí, me acepto profunda y completamente por estar en esa oficina.
Aunque quería ir a casa, pero tenía que estar en el cuarto con tantos instrumentos que me confundían, me acepto completamente sin juzgar mis ojos.
Aunque no quería estar ahí y estaba nerviosa y asustada, acepto completamente la mujer, esposa y madre que soy.
Y así hicimos tapping en cosas como: la doctora usó saco blanco y anteojos… las paredes eran verdes y había posters de ojos… uno de los instrumentos hacía un sonido raro… me senté cerca de mi esposo y la doctora estaba de pie… la puerta estaba abierta y mucha gente caminaba por los pasillos… la doctora tenía cabello corto café… tenía como 30 años, tal vez un poco más… etc…
Entonces pregunté cuales habían sido las palabras que la doctora le dijo cuando le diagnosticó el glaucoma y que se volvería ciega. Hicimos tapping en las palabras de la doctora. Mientras que continué haciendo tapping en ella, mi cliente se veía calmada, tranquila y serena.
Entonces le pregunté: “¿Cómo te hicieron sentir las palabras de la doctora?” Con esa pregunta, el semblante de Betty cambió. Se sentó más atrás en su silla como si se apartara de la pregunta. Continué haciendo tapping en su punto de Karate y le pregunté: “¿Cómo te sentiste cuando la doctora te dijo que te quedarías ciega?”
Dijo: “Me sentí perdida”. Entonces pregunté: “Cuando eras niña, ¿alguna vez te sentiste perdida?”
Abrió sus ojos mirando a la distancia y se agolparon las lágrimas al contarme cuando tenía siete años, durmiendo en la misma habitación que su hermana pequeña, y una mañana ella trató de despertarla y levantarla de la cama.
Por alguna razón, Betty se sentía tan cansada que no se podía despertar. Finalmente, después de que su hermanita la sacudió, la jaló y le rogó que saliera de la cama, ella abrió los ojos y la siguió justo a tiempo para ver a su madre ser sacada de su casa en una camilla y siendo metida a una ambulancia. Esa fue la última vez que Betty vio a su madre, quien pronto murió de un ataque al corazón.
Mientras que hicimos tapping en lo siguiente, dije todas las palabras mientras Betty estaba llorando:
Aunque no pude despertarme para despedirme de mi madre y nunca la volví a ver, fui una buena hija y mi madre me amaba.
Aunque me siento tan mal de no haber podido ver a mi madre, tal vez algún día me podré perdonar.
Aunque tuve tan buena madre, pero yo fui una mala hija porque no pude abrir mis ojos y despertar, sé que mi madre me amaba.
Y así hicimos tapping: No pude abrir mis ojos… estaba tan somnolienta… nunca la volví a ver… me siento tan culpable de que no vi a mi mamá por última vez… ella me necesitaba…
No la ayudé… quiero volver a verla… nunca volví a ver a mi mamá… quiero verla… no puedo verla… no puedo ver nunca más a mi mamá… nunca la veré otra vez… etc…
Por las fuertes emociones conectadas con el hecho de no volver a ver a su madre, sentí que soltar la tristeza y culpa que estaba cargando con ella desde ese momento en su joven vida, fue posiblemente una causa importante de sufrir glaucoma. Betty continuó sollozando mientras que hacía tapping en ella y hablaba por ella.
Aunque Betty ahora vive aquí en Italia, su lenguaje materno es el español, por esa razón le pedí que repitiera las frases de tapping en su lenguaje nativo. Mi lenguaje nativo es el inglés, y yo siempre trabajo con mis clientes y estudiantes de EFT en su lenguaje nativo.
He encontrado que es crítico que los clientes hagan tapping en el lenguaje de la niñez cuando trabajo en eventos de esos años. Aquí en Italia, la mayoría de la gente creció hablando y escuchando el dialecto local de su pueblo particular, así que les pido que repitan las frases de tapping en ese dialecto.
Además, mi esposo y yo tenemos un hotel aquí y los huéspedes vienen de muchas partes del mundo para sesiones de EFT, durante las cuales les pido repetir las frases de tapping en su lenguaje nativo. Aunque rara vez entiendo las palabras cuando los clientes hablan en dialectos o en chino, alemán, sueco, español o francés, los resultados positivos de EFT han sido profundos.
Cuando el dolor de Betty bajó de intensidad en la escala a un 6 o 7, le pedí que me contara acerca de la última vez que vio a su madre.
Aunque me siento muy culpable de haberme quedado dormida y no vi a mi mamá cuando se la llevaron, la recuerdo sentada afuera en el jardín, en una pequeña mesa tomando limonada con una vecina, sentada junto al árbol de limón, puedo oler los limones, hablaba en voz baja, afuera estaba tan lindo y soleado, estaba jugando con mi amiga cerca de ella, usaba un vestido color claro, ella sonreía…
Durante esta preparación mientras hacíamos tapping en su punto de karate, le pedí que imaginara a su madre en ese lindo y soleado día junto al árbol de limón, convirtiéndose en la pequeña Betty y diciéndole que estaba bien que Betty se levantara tarde el día que se la llevaron… que su madre entendía por qué estaba tan somnolienta esa mañana… que su mamá no quería que la viera esa mañana… que su madre quiere que la recuerde así, junto al árbol de limón… y que su madre la ama y la perdona… y que fue una hermosa hija…
Hicimos tapping en memorias felices de su niñez con su madre. Su culpabilidad, su dolor, luego su tristeza, se fue, como decimos en Italia a un bel zero (un bello cero). La presión (del glaucoma) que había sentido en sus ojos estaba en una intensidad de dos. Después de esa primera sesión, al caminar hacia afuera sólo después de dos horas de haber llegado, le pedí que viera alrededor, “¿hay alguna diferencia?”, le pregunté. “Si, un poco.”
Describió los colores y formas a su alrededor mientras su esposo escuchaba con esa ligera confusión que la gente escéptica tiene cuando pueden observar los resultados poderosos que obtenemos con EFT.
Cuando llegó a nuestra tercera sesión, Betty me dijo que por primera vez en siete años, había podido ver el reflejo de su propia cara en el espejo. También habló de haber sido capaz finalmente de ver la tarea que sus hijos llevaron de la escuela. En Italia, hay tradiciones locales de mercados semanales callejeros que están llenos de puestos de todo desde quesos y vegetales hasta ropa y equipo de granja. La gente viene de lugares cercanos a comprar y sólo a disfrutar de la atmósfera festiva de los mercati.
Después de nuestra cuarta sesión, dijo que había pedido a su esposo que la llevara a uno de los mercados locales más grandes y que la dejara ahí. Su visión había mejorado mucho, pero todavía no era perfecta. Me dijo que antes de salir del carro, tuvo miedo porque había tantas cosas y gente con las que se podía tropezar, así como banquetas y esquinas en las que se podía caer. Así, ella hizo tapping en sus miedos con EFT y pasó una linda mañana disfrutando el mercado ella sola por primera vez en siete años.
Betty tomó el EFT como pez en el agua. Durante el curso de nuestro trabajo con EFT, tuvimos un total de tres sesiones de dos horas y una de una hora, así como llamadas telefónicas, y ella ha continuado haciendo su tarea, haciendo tapping en los síntomas y en las emociones negativas o presiones emocionales (la presión física, por cierto, es un síntoma principal del glaucoma), en un promedio de 4 a 5 veces al día. Ahora identifica claramente cuando tiene síntomas visuales, que ha habido algún tipo de estrés emocional antes de que el problema empezara, así que hace tapping tan pronto como se hace consciente de ello.
También hace EFT a su esposo y lo ha ayudado con las alergias y hace tapping regularmente en sus dos hijos.
Ella me llamó temprano esta mañana con tanta emoción en su voz que al principio no podía entenderle. Dijo que mientras estaba lavando los platos del desayuno, la visión periférica que había “perdido” hacía tantos años, había regresado. Los principales problemas de visión que quedan ahora, es lo que ella describe como unas líneas verticales delgadas que se mueven, estorbando su visión y tiene confianza de que desaparecerán con EFT también.
Nuestra primera sesión fue hace dos meses. Al preguntarme cómo cerrar este artículo, mi atención se centra en un puñado de flores frescas salvajes que mi esposo recogió de nuestra tierra. Cuán maravilloso es el regalo de la vista.
Traducido por Gisel Sotelo. Escribir a Gisel