Evidencias Técnicas de la relación entre causas emocionales y dolencias físicas – AHEFT

AHEFT

Publicado: febrero 20, 2021

Este artículo fue presentado por el Dr. Dietrich Klinghardt, M.D., PhD a la Asociación Americana de Medicina Ortopédica y me fue enviado por el Dr. Eric Robins. Es un artículo sofisticado y va a ser de más ayuda para los que tengan experiencia técnica. Éste incluye un estudio en el cual se hace mención bastante persuasivamente al hecho de que la recuperación de una cirugía de espalda (por dar un ejemplo) dependía más en un trauma sin resolver en el pasado de uno que en otros factores.

Por los Dres. Dietrich Klinghardt, PhD y Eric Robins

Hola Gary,

Pensé que te podría interesar este pequeño artículo presentado por el Dr. Klinghardt en una junta de la Asociación Americana de Medicina Ortopédica. Éste cita una estudio en la revista «Spine» (Columna), el cual muestra la diferencia dramática de cómo las personas responden/ se recuperan de una cirugía de espalda dependiendo del tipo de traumas que hayan tenido en su juventud. Te señalé el estudio dentro del texto. El artículo completo es bueno, y resume algunas ideas científicas de Candace Pert, Ernest Rossi, etc.

Lo copié y lo pegué abajo. Con cariño Eric [Dr. Eric Robins]

Factores Psicológicos en Dolores Crónicos: Una Introducción al Manejo de Dolores Psicosomáticos

Por Dr. Dietrich Klinghardt, PhD

Esta conferencia fue presentada en la 14va. junta anual de la Asociación Americana de Medicina Ortopédica, Tempe Arizona Feb.21, 1997

Introducción:

La mayoría de los doctores que tratan el dolor tienen una vaga noción de que pudiera existir un componente psicológico que contribuye a la severidad de los dolores crónicos. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor definió el dolor como «una experiencia poco placentera sensorial o emocional asociada con el actual o potencial tejido dañado»(1). El respetado neurólogo e investigador Británico Barry Wyke demostró (2), que las señales neurológicas provenientes de un estímulo doloroso viajan de los receptores en la periferia («nociceptores») al tálamo, en donde el mensaje se divide: un camino va hacia la corteza sensorial, diciéndole al paciente en donde está el dolor y cual sensación en particular este causa (calor, jalón, prensado etc.). El otro camino va hacia el lóbulo frontal, el cual ya es aceptado que forma parte del sistema límbico. La estimulación de esta área le da al paciente la experiencia emocional que va junto con el tener dolor («me enferma, desesperado… Me siento terrible… Tengo miedo… etc.). Los pacientes a los cuales se les ha removido el lóbulo frontal, pueden todavía decir, en que parte los nociceptores son estimulados, pero no existe ningún sufrimiento en absoluto que vaya junto con la experiencia. Es realmente el componente «psicológico», el cual en la medicina moderna ha ganado mas atención para el dolor crónico. Entonces ¿por qué no estamos enfocando nuestra atención en las formas en las que podemos ayudar a los pacientes en esta área? ¿Por qué estamos la mayoría de nosotros tratando todavía de «arreglar» el dolor con todos los enfoques de procedimientos invasivos que están disponibles en la actualidad? ¿Por qué no desarrollar una intervención psicológica que trate la parte emocional del dolor crónico y deje el resto en paz?

Una de las principales razones que yo encontré para este dilema puede ser explicado en una forma muy sencilla: La Medicina es una ciencia, la cual ha llegado evidentemente a su adultez. Muchos procedimientos seguros para inyectar y otros enfoques técnicos están disponibles en la actualidad. Éstas se pueden enseñar, aprender y reproducir. Sin embargo, la psicología es una ciencia joven (3) con una diversidad de opiniones, cada una explorando diferentes modelos de personalidad basándose muchas veces en filosofías contradictorias. La mayoría de los que lo manejan se han decepcionado con los resultados cuando enviamos a nuestro paciente con un caso difícil de dolor a un psicoterapeuta local, (ya sea que esté trabajando en un medio hospitalario o en su consulta privada), aunque muy pocos profesionales individuales han tenido buenos resultados consistentemente. Parece ser que ambos, tanto el profesional como el método empleado, forman una parte importante, aun más que en otras áreas del manejo del dolor. Los acercamientos psicológicos son siempre únicos y específicos para el individuo y no permiten ser estudiados con un «estudio de doble ciego».

La Literatura:

La literatura está llena de descripciones de “centros del dolor multidisciplinarios» y el manejo de sus pacientes. Los resultados de los estudios muestran que la idea funciona mejor que la terapia física y los medicamentos por sí solos, pero las comparaciones entre profesionistas exitosos en forma individual han sido hábilmente eludidas. De hecho, estos centros de tratamiento del dolor parece ser que utilizan una cantidad enorme de recursos financieros con resultados que son discutibles. La literatura psicológica está llena de reportes anecdóticos de pacientes con mejoría utilizando acercamientos meramente psico-terapéuticos (4,5,6), pero es decepcionante en términos de buenos estudios y bien organizados. Un estudio sobresale y este va a ser mencionado aquí:

En 1992 el Instituto de Columna de San Francisco publicó un artículo en la revista Spine (Columna) (7). 100 adultos con hernia de disco lumbar comprobado con MRI fueron entrevistados antes de su operación con referencia a cinco posibles situaciones traumáticas en su respectiva niñez:

1. Abuso físico

2. Abuso sexual

3. Abandono o negligencia emocional

4. Pérdida de uno o ambos padres (divorcio, muerte, etc.)

5. Abuso de las drogas en casa (alcohol, medicamentos de receta, etc.)

Los pacientes fueron asignados a tres diferentes grupos:

1. Ninguno de los factores de riesgo

2. Uno o dos factores de riesgo

3. Tres o más

El éxito postoperatorio a largo plazo fue como sigue:

1. 95% excelente mejoría

2. 73% mejoría

3. 15% mejoría

¿Qué es lo que esto significa? El resultado de la cirugía y el dolor postoperatorio tienen poco que ver con el procedimiento quirúrgico en sí pero depende enormemente de factores que se remontan a la niñez del paciente. Esto puede ser fácilmente extrapolado de este estudio, que lo mismo sucede con muchos o todos los otros procedimientos del manejo del dolor, incluyendo manipulación osteopatica, proloterapia y otras. Un estudio de seguimiento demostró, que una breve terapia psicológica enfocada y que toque asuntos específicos, podría mejorar dramáticamente los resultados post-quirúrgicos en los grupos B y C. Pelletier mostró que pacientes los cuales tuvieron una “niñez difícil”, pero que maduraron en el proceso de una buena terapia psicológica, terminaron teniendo una expectativa de vida más larga que las personas que tuvieron una niñez “feliz”.

Otro estudio conducido por varios médicos miembros de AAOM (Klein, Eek, Dorman y otros) apuntaron indirectamente a la misma dirección como lo hizo el estudio del Instituto de Columna: Pacientes fueron examinados en referencia a lo documentado en la severidad de su MRI antes de iniciar el tratamiento de proloterapia. No existía ninguna correlación entre los resultados y la seriedad de su lesión: pacientes con una severa patología tuvieron el mismo rango de éxito como el grupo que no demostró ninguna patología. Por decir, algunos pacientes que no demostraban ninguna patología no mejoraron con la proloterapia, otros con una patología severa, si mejoraron. Este estudio no se fijó en los subyacentes problemas psicológicos a pesar de que me atrevo a decir que al igual que el de la operación de columna los resultados del tratamiento fueron determinados por los mismos 5 factores psicológicos, no por la severidad de la lesión.

Neurofisiología:

Mucho se ha escrito últimamente sobre la relación entre el sistema límbico, el lugar en donde aparentemente se almacena nuestra memoria emocional, y el sistema nervioso autónomo (SNA)(8,9). Especialmente valiosa es la literatura sobre Psico-Neuro-Inmunología (PNI). El hipocampo y la región de la amígdala muestran excitación constante en pacientes que sufren de estrés post-traumático (10). La señal de estrés se libera a sí misma sobre el eje límbico-hipotalámico hacia el hipotálamo. De ahí la señal viaja de tres formas:

1. Hacia abajo liberando factores a la pituitaria

2. Hacia abajo por las vías simpáticas creando un blanco específico periférico de vasoconstricción y un efecto que pone fin al efecto en nociceptores (aumentando el volumen de dolor y perpetuando el daño del tejido)

3. Hacia abajo hacia en núcleo de ambiguus en la base del cerebro, de ahí hacia abajo por una rama del vagus («vagus inteligente”) hacia el sistema nervioso entérico, estimulando la liberación específica de emociones viscerales de más de 70 substancias informativas (entre las cuales están los muy conocidos neurotransmisores como el acetilcolina etc.)(11,12).

Ejemplo: el sentimiento de miedo ha sido relacionado con la estimulación del vagus del área del riñón y la liberación inducida simpática de cortisol y el norepinefrina.

Cuando un conflicto de la niñez es sacado a la luz, se genera una nueva conexión neuronal desde el sistema límbico hacia la corteza. El paciente se vuelve más “consciente”. La energía eléctrica provocada por el conflicto de las áreas del sistema límbico puede ahora fluir hacia la corteza en vez de estar constantemente despertando áreas en el hipotálamo. Esta energía viene a ser la fuente de mucha más vitalidad y claridad. Sin embargo, el camino desde el conflicto hacia el hipotálamo está ya habitual y tiene que ser desenganchado («descondicionado»). Pawlow, Francine Shapiro(13), Roger Callahan, y este autor (4) han reportado sobre la necesidad de las técnicas de desenganche. Shapiro ha investigado a fondo el tratamiento llamado E.M.D.R (desensiblización y reprocesamiento del movimiento del ojo [por sus siglas en inglés] 13). Mientras el paciente recuerda el evento del pasado, sus ojos son movidos de un lado hacia otro por 33 segundos o más. Esto corta la respuesta ANS habitual.

Intervenciones terapéuticas exitosas tienen por lo tanto que cubrir 3 criterios:

1. Enfocarse en los 5 conflictos más comunes de la niñez mencionados anteriormente.

2. Descubrir estos conflictos. Frecuentemente un ligero estado de trance se requiere para obtener esto.

3. El proceso tiene que terminar con una técnica de desenganche.

Para ayudar al especialista a encontrar un tratamiento, aquí se mencionan las modalidades más conocidas que son adecuadas:

1. Hipnoterapia Milton Erikson (14) y varias ramas: Programación Neuro-Linguistica (PNL), Neurobiología de E.Rossi (9)

2. Psicoterapia de Bioretroalimentación y sus ramas: Psico-Kinesiología(4), Técnica Neuro-Emocional (TNE)

3. EMDR(13)

4. “Esculpiendo la Familia” de Bert Hellinger y Satyr (15)

5. Co-Orientación(16)

Existen muchas otras técnicas que funcionan, pero éstas son las que mejor se pueden reproducir, acercamientos que se pueden aprender y pueden enfocarse en los 5 factores más comunes (ej. Trauma de la niñez) o un dolor crónico. Los éxitos en los tratamientos los cuales fueron publicados en la literatura, utilizando uno o más acercamientos, fueron realmente sorprendentes, más sin embargo, han fallado en despertar el adecuado interés en toda la comunidad medica/científica.

Conclusión:

Es debido a la complicada red neuronal en el cerebro, los contactos del sistema límbico con el hipotálamo (y virtualmente cualquier otra estructura), que el dolor crónico no puede ser tratado con éxito sin que se mencionen los componentes psico-emocionales. La principal razón de porqué algunos pacientes se mejoran en su totalidad con tan solo tratamientos con intervenciones técnicas – pero sin la psico-terapia de ningún tipo – y eso es debido a que la mayoría de los especialistas asesora a sus pacientes hasta cierto punto (la mayoría de las veces sin siquiera darse cuenta) y disminuyen el despertar del sistema límbico al demostrar confianza y aceptación. Sin embargo, este tipo de terapia no va dirigida y no utiliza concientemente los tremendos beneficios que estos acercamientos ofrecen.

Literatura

1. H.Merskey: Terminos de Dolor: Una lista con definiciones y notas sobre su uso. Recomendado por el subcomité de la IASP en taxonomía. Dolor, 6, 249-252 (1979)

2. B.Wyke: Neurología Articular y Terapia de Manipulación. En E.F.Glasgow et al.(Eds). Aspectos de la terapia de manipulación (2a ed.) Nueva York: Churchill Livingstone (1985)

3. H.Ellenberger: Die Entdeckung des Unbewussten. Zuerich (1985)

4. D.Klinghardt: Psychokinesiologie. Bauer Verlag Freiburg (1996)

5. R.Hamer: Krebs – Psyche, Gehirn, Organ. Die Zusammenhaenge. Amici di Dirk Verlag. Koelln (1991)

6. J.Sarno: Mente sobre el Dolor de Espalda. Warner Books (1986)

7. J.Schofferman: Traumas Psicológicos de la Niñez correlativos con la Cirugía de Columna Lumbar sin éxito. Spine, Vol17, Nr.6, suppl. pp 138-144 (1992)

8. F.Willard: Conexión entre Nocicepción y el Neuroendocrino-Inmune. 1992 Simposio Internacional de la Acad. Am. de Osteopatía. University Classics. Athens, OH (1994)

9. E.Rossi La Psicobiología de la Sanación de Mente-Cuerpo. Nueva York (1986)

10. D.Goleman: Inteligencias Emocionales. Nueva York (1996)

11. C.Pert: Neuropéptidos y sus Receptores: una Red Psicosomática, J. de Inmunología, no 135, pp 8205- 8265 (1985)

12. S.Porges: Emoción: un Subproducto Evolucionario de la Regulación Neural del Sistema Nervioso Autónomo. Instituto para el Estudio del Niño. Universidad de Maryland, College Park, Maryland 20742-1131 (1994)

13. F.Shapiro: Desensitización y Reprocesamiento del Movimiento del Ojo. Guilford Press (1995)

14. D.Cheek: Hipnosis. La utilización de Técnicas Ideomotor. Editorial Paramount (1994)

15. B.Hellinger: Anerkennen, was ist, Koesel Verlag (1996)

16. H.Jackins: Fundamentos de la Co-Orientación. Rational Island Publishers (1982)

Traducido por Mercedes Madero

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