Aquellos de ustedes que han estudiado nuestros videos de EFT-Beyond the Basics (EFT más allá de lo básico, anteriormente Los pasos para convertirse en terapeuta extraordinario) recordarán mis repetidas demostraciones de “quitarnos del camino” y dejar que el proceso trabaje “POR MEDIO de nosotros y no POR nosotros.” Esta es la idea central del trabajo intuitivo, por supuesto, y es una habilidad que cualquiera puede desarrollar. De hecho, es esencial para la maestría de alto nivel de estos procesos. Podrán también recordar de aquellos videos el “termómetro intuitivo” que veo frecuentemente en mi ojo mental. Para mí, esto provee una guía de primera clase respecto a dónde se encuentra el cliente, en una escala de intensidad del 0 al 10.

Para aquellos que consideran que esto es increíble, les envío mis disculpas a su sistema actual de creencias y les ofrezco mis humildes sonrisas y mejores deseos. Para aquellos que tienen experiencia en estos temas, aplaudo sus logros. Para aquellos en el medio, les urjo a que desarrollen estas importantes habilidades. Todo un nuevo nivel de competencia les aguarda.

Les menciono todo esto debido a que recientemente recibí el siguiente mensaje de Sharon Smallenberg. Muestra una versión única de mi “termómetro intuitivo” (una masa roja espiral) y demuestra claramente lo que es posible con trabajo intuitivo.

Por Sharon Smallenberg

Hola Gary,

Esta historia es bastante dramática y probablemente cambió la vida de un joven. También es una clara demostración de la intervención divina en su mejor expresión. Quiero compartirles toda la historia para que puedan apreciar la serie de “coincidencias” que llevaron al uso y entrenamiento de EFT para esta persona.

Hace dos semanas estaba en la línea de facturación del aeropuerto y comencé una conversación con un joven de 2 metros frente a mi. Cuando fue mi turno en el mostrador, pedí un asiento de pasillo en la primera línea – frente al panel. En ese momento ni siquiera me pareció raro, ya que yo SIEMPRE me siento en la ventana justo antes del ala.

Era una fila de 3 asientos y me habían dicho que el avión estaba lleno para este vuelo de una hora a Calgary. Me sorprendió y agradó cuando el alto joven se sentó en el asiento de la ventana en la misma fila. Como el avión estaba lleno, fue raro que nadie se sentara en el asiento entre nosotros. Esta fila tiene espacio adicional así que había dos ventanas junto a él en vez de una.

Él, (Mike) parecía deseoso de conversar y me dijo todo respecto a su trabajo de verano y sus planes para la universidad para un diploma de justicia criminal en la RCMP (la Real Policía Montada de Canadá). Cuando me preguntó sobre mi trabajo, le comenté que me especializaba en la reducción del estrés para individuos y negocios. El persistió en saber más así que mencioné algunas de las emociones que contribuyen al estrés y le dije que uso algunos métodos no tradicionales de lidiar con ellas. Mike parecía estar “consciente inconscientemente” y preguntó muchas preguntas muy “conscientes” y después casi insistió en que le ayudara con algo.

Mike parecía muy calmado y pacífico y dijo que a pesar de que se mantiene calmado en medio de mucho estrés, algunas veces se enoja y le han sugerido que tome un curso de manejo de la ira. Con este comentario, supe que su apariencia era engañosa – no tenía idea de cuánto. A estas alturas estábamos llegando a nuestro destino y le dije que probablemente no tendríamos tiempo, pero él insistió, así que le pregunté si en una escala del 1 al 10 qué tan enojado estaba – el dijo 25 y le llamaba “enojo”. Voltee en mi asiento para poder quedar frente a frente y le pedí que recordara algún incidente específico. Cuando trabajo, siento las emociones de las personas en mi cuerpo (sólo cuando pido esta información) y, en este caso, no sentía nada. Él no hacía caso de las sobrecargos ni de los pasajeros y seguía mis instrucciones ansiosamente para el “aún cuando…” y las secuencias posteriores.

Habíamos apenas comenzado cuando en mi visión periférica, a la derecha, las esponjosas nubes blancas fuera de ambas ventanas se convirtieron en una masa roja espiral – justo como cuando se mira a través del vidrio de una chimenea hacia el fuego dentro. Instantáneamente me fijé en las ventanas, porque supuse que era fuego en el avión e íbamos a accidentarnos – pero el rojo desapareció y las nubes eran blancas. Cuando volví mi vista hacia él, el rojo reapareció y otra vez voltee a ver, sólo para ver nubes de nuevo.

Después de que esto sucedió unas 3 veces, continué calmadamente la sesión, pero me di cuenta que no estábamos por accidentarnos, pero mi hemisferio izquierdo buscaba una manera de racionalizar este fenómeno. Ah, pensé, debe habérseme roto una vena en mi ojo y es lo que causa el rojo, así que me revisé los ojos, y no, mis ojos estaban bien. Finalmente, dejé ir la necesidad de entender y me permití solo “darme cuenta” de la masa roja espiral.

Durante este tiempo, Mike había ido del 25 a cero en ese incidente en particular y yo podía ver que la efectividad de EFT le estaba impactando profundamente. A pesar de que ya estábamos casi en la sala el todavía intentaba aprender y yo sentía que debía enseñarle lo más que pudiera en esos momentos que quedaban. Hablé de cómo él podía usarla para cosas que ni siquiera sabía, como “rabia” y “odio” y cualquier otra cosa de la que deseara deshacerse de aquello de lo que fuera consciente. Mientras caminamos juntos fuera del avión, le di mi tarjeta y le dije que me llamara cuando necesitara ayuda.

Mi intuición se ha hecho cargo y comprendí que lo que vi fue su “ira incendiaria” – ira que el ha enmascarado tan completamente de sí que yo no podía sentirla. Así que me la tuvieron que “mostrar” para poder entender su intensidad.

Gary, este es un joven que tiene planes maravillosos y ambiciosos para su vida, planes que fácilmente pueden ser destruidos en un segundo de ira inconsciente y reactiva. ¡Imagina un policía de 2 metros con una pistola e ira contenida! Los eventos sincrónicos que nos llevaron a éste joven y a mí a conocernos suenan a intervención divina, y, una vez más, pone a EFT en una vida que la necesita.

Con cariño, abrazos,

Sharon