Por Barbara Paz

Esta carta es para cualquiera que esté lidiando con ataques de pánico o con desmayos. Es también para que los padres sepan que EFT puede ser uno de los regalos más importantes que podemos dar a nuestros niños. Resolví escribir acerca del tratamiento más importante que alguna vez he administrado, por el cuál he estado agradecida casi todos los días por los dos últimos años.

Mi hija, Lisa (no es su nombre real) era un bebé que padeció convulsiones febriles las cuales son alta temperatura corporal, causando pérdida de conciencia y convulsiones del cuerpo. Los doctores lo explicaron como cierta clase de epilepsia suave. En su adolescencia temprana nuevamente ella perdía conciencia, su cuerpo convulsionando, sin relación con ningún evento específico. No sólo hace que el cuerpo convulsione, también pierde el control de sus funciones corporales, de modo que cuando ella se despierta, usualmente tiene su ropa mojada y/o vomitada. Despertarse en esta condición es traumático en sí mismo, con amigos o extraños a su alrededor mirándola fijamente.

Lisa entraba y salía del hospital para estudios, aunque cada vez los doctores no pudieron encontrar nada malo en ella. Nos dijeron que ella simplemente tendría que aprender a vivir con esto. A la edad de 18 su situación empeoró. Una noche fuimos llamados al hospital pues Lisa tuvo un fuerte y largo ataque en una fiesta en la playa y fue enviada al hospital en ambulancia. Solamente al escribir esto ahora, tengo que detenerme y hacer tapping a fin de disipar tantas lágrimas y dolor en mi corazón. Me está tomando demasiado tiempo terminar esta carta; tanto es el tapping para hacer sobre este asunto que yo pensaba que era sólo respecto de ella.

Lisa se volvió más y más temerosa de salir a los lugares públicos o alejarse de la casa por períodos extensos de tiempo debido al miedo de tener un ataque. A este punto, yo estaba estudiando EFT, usándolo conmigo y con amigos, pero mi familia no estaba interesada en probarlo. Después de aproximadamente un año, Lisa vino y me preguntó si yo la mostraría un poco de tapping aunque ella no estaba deseosa de que yo la «tratara.» Yo entré en esta oportunidad importante con la advertencia de mi hija por delante, «Recuerda, tu eres mi mamá, no mi terapeuta».

Sentí que tenía una oportunidad para ayudarla, y que podía no haber otra por un tiempo, por lo que tomé la decisión de enseñarle la técnica y tratar sólo los sentimientos que rodeaban a los ataques junto con los aspectos físicos. ¡Sin escarbar en los problemas centrales antiguos para este cliente! Así que hicimos tapping en:

Aunque estoy tan frustrada…

Aunque tengo esta terrible enfermedad que no sé si alguna vez conseguiré sacármela de encima…

Aunque es tan frustrante…

Aunque me está asustando para dejar la casa…

Aunque no sé si tendré un ataque delante de mis amigos…

tengo tanto miedo de tener un ataque delante de mis amigos que estoy tan avergonzada por tener este problema,

estoy tan avergonzada porque mojé mis pantalones. (Nosotros nos quedamos en esto por un rato)

yo me avergüenzo de que mis amigos me vieran así.

¿Qué pasará en el futuro?

¿Pasaré la vida con esto?

¿Aunque me asusta que algo pueda pasarme, no tengo ningún control sobre ello… Quizá se pondrá peor? Quizá me golpearé la cabeza. Quizá moriré. Estoy aterrada.

Lo más importante que hice fue enseñarle cómo estar en contacto con los sentimientos y sensaciones que ella siente cuando está viniendo un ataque. Le enseñé a sentarse y hacer la rutina entera del tapping. Tapping en todo lo que le viene a la mente, principalmente los miedos de lo que está a punto de pasar, y todo lo que ella sentía física y emocionalmente.

Nunca me olvidaré de la primera vez que ella hizo el tapping sola. Estaba asombrada. Solamente dos noches después de nuestra «sesión» ella estaba en un club con un grupo de amigos y sintió como que un ataque se estaba generando (sudoración, debilidad, la náusea, agitación). Caminó rápidamente al baño, se sentó en el suelo, e hizo el tapping para todo lo físico y emocional que estaba sintiendo en ese momento. ¡Y pasó! Ella estaba asombrada. Cuando me lo contó a la mañana siguiente, yo estaba más feliz que ella. Nos abrazamos y lloramos. Con EFT ella aprendió a cortarlo de raíz. No ha tenido un ataque hasta ahora durante 2 años enteros. ¡Ni uno!

Ella experimenta ahora muy raramente la sensación de comienzo del ataque, y en ese caso ella puede librarse inmediatamente de él. Naturalmente se ha vuelto un usuario converso de EFT y lo usa para todo, no importa quién esté alrededor. Como resultado, se ha transformado en una persona muy tranquila, agraciada y más segura de si misma.

La razón por la que estoy tan en deuda con EFT (y contigo, Gary por permitir que EFT se abra a las masas) es que durante estos últimos dos años cuando mi hija estaba lidiando con estos ataques, no estaba viviendo en casa dónde nosotros podríamos estar allí para ayudarla todo el tiempo. Se mudó para trabajar en el extranjero. Así básicamente todo lo que ella tenía para lidiar con este problema horrendo era EFT y su fuerte deseo de resolver su problema por si misma – una no mala combinación. Es reconfortante así para mí saber que ella tiene EFT, literalmente en las yemas de sus dedos, ya que yo no puedo estar allí para ayudarla. Como resultado ella ha aprendido que puede resolver sus propios problemas lo cual le ha dado una confianza interior por la que estoy de nuevo tan agradecida.

Gracias a ti, Gary y a la maravillosa comunidad de EFT.