Fibromialgia ligada al odio hacia una madre – AHEFT

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Publicado: febrero 10, 2021


Amelia Gastelbondo nos relato cómo ayudó a una mujer a liberarse de su dolor por la fibromialgia al comprender que su madre hacía lo mejor que sabía. De paso, libera el odio que sentía hacia su madre. Escribir a Amelia.

Por Amelia Gastelbondo

Quiero contarles la siguiente experiencia, segura que servirá de apoyo y guía para todos aquellos que están incursionando en esta técnica y que en algún momento los aborda la duda de su efectividad, frente a pacientes con dolencias y patologías médicamente complejas.

Llega a mí una mujer de 55 años de edad llamada Maria Eugenia, quien durante dos años ha vivido con dolor constante gracias a una fibromialgia diagnosticada por los médicos especialistas. Para ser honesta, cuando me remitieron a esta paciente, ¡me sentí muy insegura! pues abordar una patología tan compleja y aún sin resolver por parte de la medicina tradicional – creencia limitante de mi parte – con el agravante, que yo no tengo formación en medicina ni en una rama afín. Mi formación es en leyes y desde tan solo unos meses, vengo practicando EFT como terapeuta. Esta circunstancia, sin lugar a dudas me hizo vacilar.

Así las cosas, decidí asumir el riesgo, no sin antes investigar sobre las emociones que originan la fibromialgia. Encontré que los síntomas corporales del dolor, no son otra cosa que manifestaciones corporales de trauma por rechazo, ira, culpa, gran tristeza… no poder perdonar algo o a alguien, entre otros.

María Eugenia llega a mi cita, con una expresión de dolor en su rostro, con su postura corporal inclinada y dolor permanente en cadera y manos. Lo primero que hice, fue preguntarle directamente: ¿Qué situación de rechazo en tu vida te ha generado gran dolor y tristeza?

¡Confieso que dudé! pero decidí confiar en los estudios que revelan que el rechazo es una de las grandes causas de esta enfermedad. Maria Eugenia sin pensarlo siquiera contestó inmediatamente: “¡Mi madre ha sido mi peor verdugo!” Empezó a llorar y me contó que su madre la ha rechazado desde que tiene memoria… y que hoy, aun teniendo 80 años, sigue mostrándole rechazo. Admitió el haber odiado a su madre durante años y el sentirse en ocasiones culpable por ese sentimiento. Igualmente aceptó sentir gran tristeza por no entender la actitud de mamá y sentir que no era lo suficientemente especial para que nadie la quisiera.

En resumen, Maria Eugenia es única hija, con cinco hermanos varones producto de un hogar machista y con escasos recursos. Sus padres decidieron darle todo a los varones y que María Eugenia actuara como la empleada al servicio de sus hermanos. Las oportunidades de estudio siempre fueron para los varones. La ropa nueva, los juguetes, las palabras de aprobación nunca fueron para ella. Su opinión jamás fue tenida en cuenta y siempre fue objeto de crítica y burla por parte de sus hermanos, seguido de un trato especialmente duro y despectivo por parte de su madre.

Al momento de medir la intensidad del sentimiento que afloró en ese momento al recordar su historia, lo calificó como 10. Su dolor se encontraba en un 8. Hicimos varias rondas con la fórmula básica en las que utilizamos textualmente las frases que usó al describir su historia. Al evaluar la intensidad de la emoción, inmediatamente bajó a un 7 y el dolor siguió en 8.

Entonces le pregunté ¿Qué nuevos recuerdos o sentimientos surgieron mientras realizamos las rondas? Efectivamente, surgieron nuevos aportes de recuerdos, y se hizo evidente la rabia y el dolor por sentirse no amada por su madre.

Surgieron frases como las siguientes, que yo aproveché y utilicé textualmente en las posteriores rondas.

“… estoy convencida de que mi madre nunca me ha amado… su trato hacia mí ha sido muy duro desde que era una niña… mis hermanos varones tuvieron todas las prerrogativas… siempre estuve en último lugar… soy una hija no deseada… me siento sin valor, vacía, bruta…. ¡no le importo a nadie! … si no le he importado a mi mamá que me ha tratado tan mal, ¡qué esperar del resto de la humanidad! … odio a mi mamá… ella es la causante de todas mis desgracias… mi vida está rodeada de tristeza… mi opinión no cuenta, mi palabra no tiene valor… no valgo nada.”

Lo curioso de todo este asunto, es que el nivel de intensidad bajó a un 4, sumado al hecho que empezó a sentir hormigueo en su cadera, brazos y manos, ¡y el dolor bajó a un 2!

Seguimos explorando. Esta vez hicimos el 9 gama y ¡Eureka! descubrimos que su madre también había sido víctima de maltrato, burla, desaprobación constantes por parte de su padre y esposo. Esta situación enriqueció la sesión, ya que logramos entender que la madre de María Eugenia simplemente había vivido lo mismo. Que esta mujer en medio de su ignorancia y pocas herramientas, quiso que su hija fuera una mujer fuerte, no vulnerable y miedosa como ella.

Maria Eugenia vio por primera vez que su madre hizo lo que mejor que creyó conveniente para su hija. En conclusión, Maria Eugenia logró entender a su madre y darse cuenta que su madre Sí LA AMABA y que su dureza no era otra cosa que una herramienta para que Maria Eugenia soportara de forma menos traumática el rechazo de los hombres de la casa. Era la herramienta que ella conocía para hacer de su hija una mujer fuerte y no vulnerable al maltrato.

En conclusión, el dolor desapareció después de hora y media de sesión. El hormigueo en las zonas afectadas fue evidente, seguido de un profundo cansancio y agotamiento físico.

Hoy ha transcurrido un mes y Maria Eugenia no ha vuelto a sentir dolor! Lo más gratificante, es que logró acercarse a su madre de 80 años, siendo amorosa y compasiva sin esfuerzo alguno. Descubrió que las palabras usadas por su madre (siendo las mismas) no la herían y que su reacción a las frases de dureza y desaprobación por primera vez estaba desprovista de violencia o rabia alguna. Curiosamente, su madre empezó a cambiar de actitud y han podido tener una comunicación fluida y libre de conflicto.

Lo más apasionante para mí, fue el hecho que se resolvieron dos grandes problemas. El dolor constante de una parte, y una relación tormentosa de odio y resentimiento con su progenitora de otra. ¿¡No es esto una Maravilla!?

Ahora que su madre está en el ocaso de su vida, Maria Eugenia se ha convertido en su confidente y ha logrado descubrir que siente admiración por esta mujer. Logró dejar atrás la culpa por haberla odiado durante tantos años. Se ha perdonado y hoy siente profunda compasión y tolerancia genuinas frente a su anciana madre.

No he vuelto a tratar a María Eugenia. Ella resolvió ir a vivir cerca de su madre a una población lejana de la capital. Le pedí a María Eugenia, que todos los días hiciera el protocolo de tapping de gratitud sugerido por Katz Delauney-Leija. María Eugenia me expresa el sentirse tranquila llevando una relación armoniosa con su madre y mucho más cercana y cordial con su propia hija.

EFT no deja de sorprenderme. Esta experiencia de fibromialgia con María Eugenia, hizo que yo recobrara la confianza en esta técnica y corroboré que toda enfermedad tiene su origen en una emoción. Hoy, he atendido otro caso de fibromialgia y otros muchos casos con éxito absoluto. EFT resuelve los problemas grandes y de paso todos los problemas conexos a éstos.

Con toda atención,

Amelia Gastelbondo Jaramillo

Bogotá, Colombia

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