Un muy interesante y didáctico artículo por Ida Kiss de Chile. Libera las muchas emociones asociadas al tartamudeo de su cliente y explora en detalle las causas consiguiendo unos resultados realmente positivos que cambian la vida del cliente. Muy recomendado para cualquier estudiante serio de EFT. Escribir a Ida y visitar su sitio web.
Por Ida Kiss
La vida de la gente que tartamudea es difícil. Muchos creen que son tontos. Pocos tienen la paciencia de esperar que terminen una frase, por lo tanto, viven bastante aislados.
‘Attila’, un hombre de 38 años nació en Hungría. Sus padres se separaron, la madre se casó en segundas nupcias y se mudó junto con el hijo a un país vecino, un mes antes del comienzo del primer año escolar.
Unos pocos días antes del comienzo del año académico, el niño subió a un árbol, se cayó y sufrió una lesión craneal. Se realizó una cirugía cerebral, con éxito. Durante estas operaciones no se practica anestesia total, el paciente debe estar consciente. Attila se recuperó pronto físicamente. Sin embargo, medio año más tarde empezó a tartamudear. Participó en terapias variadas, pero el problema era insistente.
Cuando me buscaba, sufría de fobia social, y emociones fuertes de vergüenza, rabia y timidez, más que nada. Estaba ansioso de tener éxito, y la tartamudez pareció ser un obstáculo invencible para él. Tanto, que se negó a trabajar conversando, y empezamos en forma escrita (por Skype).
Mi primera pregunta fue, ¿qué es lo que siente cuando comienza un ataque? ¿Qué es lo que siente emocionalmente, y aquella emoción dónde se manifiesta en su cuerpo? Le pedí que piense en una situación presente. En aquel día, en el comedor de la empresa donde él trabajaba de ingeniero, tuvo un incidente doloroso en el casino. Algunas personas hicieron muecas, y se rieron de él, porque demoró en pedir su plato.
Attila mencionó angustia, desesperación y vergüenza, como emociones predominantes acerca del evento. Le pedí que evaluara el nivel de la intensidad de cada emoción. La más fuerte resultó ser la vergüenza, un nivel 9 en la escala de 1 a 10. Le pregunté, ¿dónde se manifiesta la vergüenza en su cuerpo, dónde la ubica? Lo sintió en su garganta, como un nudo. El tamaño del nudo fue como el puño. Nivel 7.
Primero hicimos tapping sobre la vergüenza.
Frase preparatoria: Aunque me siento avergonzado, porque la gente cree que soy tonto, sin embargo, soy una persona inteligente, y estoy dispuesto a amarme y aceptarme.
Frase corta: Esta vergüenza.
La intensidad bajó hasta 4. Entonces, seguimos con la manifestación física. El tapping sobre la emoción hizo que la sensación en la garganta cambiara, ahora el nudo tuvo el tamaño de una pelota de pingpong. Nivel 4.
Frase preparatoria: Aunque tengo este nudo en mi garganta, sin embargo, me amo y me acepto tal como soy.
Frase recordatoria: Este nudo en mi garganta.
Dos ruedas de tapping hicieron que el nudo desapareciera y se convirtió en una presión leve en el pecho – nivel 2.
La intensidad de la vergüenza bajó a 2.
Esta vez hicimos otra rueda acerca de la vergüenza que le provocó aquella situación en el comedor, y en caso de la frase corta, alternábamos.
Frase preparatoria: Aunque me queda algo de esta vergüenza, sin embargo, soy una persona valiosa, no tengo por que sentirme avergonzado. Me amo, y me acepto completa y profundamente.
Frase corta, alternando: Este resto de vergüenza. Esta presión en el pecho.
Otras dos ruedas. Entonces, le pedí que se sintonizara otra vez con la situación. Ya no sintió ninguna emoción, y nada especial en la garganta, o en el pecho.
Más adelante en la terapia, cuando él recordó otro tipo de situaciones, apareció de nuevo la vergüenza, pero respecto al lugar de trabajo, ya no.
En las siguientes sesiones ya estaba dispuesto a hablar. Yo tenía cuidado de no tratar de adivinar qué quiere decir, cuando estaba luchando con una u otra palabra, sino esperaba con paciencia. A los que sufren de tartamudez, les molesta de sobremanera, cuando la gente intenta de leer sus pensamientos.
Trabajábamos mucho con tapping sobre las emociones que rodean el problema, sus inhibiciones, las situaciones sociales en que se sintió fracasado. Encontrábamos varios traumas, el nivel de angustia de Attila bajó bastante, y de una manera duradera. Logramos que ya no le importaba el problema en la mayoría de las situaciones. Sin embargo, la tartamudez no desapareció sino hasta cuando – practicando el ‘trabajo de detective’, pisando el pasto alrededor – le pedí definir precisamente cuándo aprendió ya bien la lengua del nuevo país, cuando niño. Él consultó con su madre. Según ella, él comienzo de tartamudear coincidió con el hablar ese idioma ya bien. A la primera vista el problema hubiera podido surgir de los conflictos y frustraciones de la comunicación. Pero la realidad era más interesante: la madre relató que los médicos le advirtieron a ella, de que como consecuencia de la cirugía era posible que el niño quede tartamudo.
Yo saqué la siguiente conclusión: Attila probablemente escuchó la conversación de los médicos durante la operación. Los cirujanos sabían que él aun no hablaba la lengua del país, entonces, hablaron delante de él descuidadamente. Sin embargo, la situación era emocionalmente muy cargada, traumática para el chico. En aquellas situaciones la circulación de energías es muy fuerte en el cerebro (especialmente en el gyrus cinguli), y se instalan fuertes asociaciones a través de los sinapsis. Mi teoría es, que las palabras de los médicos se grabaron en la memoria emocional de Attila, y cuando ya aprendió el idioma, en el nivel subconsciente entendió y obedientemente realizó la profecía de los médicos.
En las escasas sesiones de Skype (la diferencia de horas entre Hungría y Chile, y las largas jornadas de trabajo de él hizo difícil encontrar tiempo para trabajar) logramos que su fobia social desapareciese, ya no le importaba cuando, de vez en cuando, volvió a tartamudear. Disminuyó significativamente el número de episodios de tartamudeo, aunque no desapareció por completo. Pero, lo más importante es, que Attila logró cumplir con su gran meta: terminó de fabricar el producto virtual en que trabajaba en muchas y largas noches, dio conferencias presenciales (!) sobre ello, y lo vendió con éxito, así cambió el rumbo de su vida.
Ida Kiss
EFT II., NLP master
Ida Kiss es psicóloga clínica húngara. Vive en Viña del Mar, Chile. Trabaja con artistas, especialmente con músicos, para terminar con sus bloqueos de creatividad y pánico escénico. A consecuencia del terremoto de 2010 sufrió un estrés postraumático severo. Primero saneaba a si misma con EFT, y después trabajaba con grupos de profesores en la ciudad de Talca, para quitarles el estrés postraumático, y para fomentar el uso de EFT en escuelas.