EFT elimina la necesidad de operar unos tendones desgarrados – AHEFT

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Publicado: febrero 21, 2021


Este es el caso de una mujer que tenía una lesión severa en un brazo, de la cual varios médicos le habían aconsejado operarse. Sin embargo, Deborah Miller, de México le había trabajado varios asuntos emocionales importantes con EFT, y como consecuencia no hubo dolor ni necesidad de operación.

Por Deborah Miller, Doctora en Ciencias

Gary,

Una amiga mía tiene una pequeña cafetería. Un día fui allí y la encontré disgustada. Hacía dos días se había agachado para recoger una caja de botellas vacías y, al subirla, sintió un dolor en la parte superior del brazo. La cafetería está cerca de un hospital y todos los médicos, que van a comer allí, le dijeron que tendría que operarse de los dos tendones desgarrados o que quedaría afectada para el resto de su vida.

Lógicamente estaba disgustada. Ella es diestra así que ese era el brazo que más usaba. Además, estaba a punto de irse de viaje con sus hermanos a Egipto. Si se tenía que operar tendría que cancelarlo.

Le dije que no sabía si EFT solucionaría el problema con los tendones, pero podíamos empezar con las emociones que sentía y ver qué pasaba con la lesión. Ella estuvo de acuerdo.

Los síntomas físicos que podíamos ver eran los siguientes: en el brazo derecho tenía una bola tirante del tamaño de una pelota de golf donde los tendones estaban lesionados. Casi no podía mover el brazo hacia arriba y hacia abajo. Le dolía.

Empezamos con sus miedos a no poder mover el brazo derecho como antes, estando disgustada, y sintiéndose estúpida por haber hecho algo tan simple y haberse lesionado. Había levantado cajas de botellas vacías durante 15 años. ¿Por qué esta vez iba a ser diferente?

Nos centramos en el dolor, la frustración, el miedo a operarse y sobre todo el miedo a que este problema afectase su movilidad durante el resto de su vida. Al ir haciendo EFT el dolor fue disminuyendo y la movilidad aumentando, pero no completamente.

Entonces me dejé guiar por mi intuición y continué con lo siguiente: ¿Cómo voy a dejar el restaurante? Nadie sabe llevarlo como yo. Mi marido y mi familia no serán capaces de llevarlo tan bien como yo. ¿Y qué pasa si tienen problemas? Tengo miedo a dejarlos solos. ¿Quién les cocinará? ¿Quién los cuidará? Siempre tengo que dar, no recibir (basado en la idea de que el lado derecho representa

dar, y el izquierdo recibir). Necesito cuidar a todo el mundo.

En ese momento sus ojos se abrieron como si no se hubiera dado cuenta de que esas creencias podrían haber afectado la flexibilidad de su cuerpo al levantar la caja. El nivel de dolor disminuyó y fue capaz de mover el brazo hacia arriba y hacia abajo con mayor facilidad.

Proseguimos con lo siguiente: «Hice algo muy estúpido y ahora no podré ir de viaje con mis hermanos. ¿Por qué yo? Estoy tan decepcionada. ¿Quién soy yo para emprender un viaje, un viaje tan grande como este? No me lo merezco»

A continuación seguimos con frases positivas: «Puedo confiar en mi familia. Quizá no lleven el restaurante tan bien como si yo estuviera aquí, pero todo irá bien. Mi familia sobrevivirá. Son capaces. Les irá bien encargarse de todo durante un tiempo. Pueden cuidarse a si mismos por unos días. Pueden encargar comida a domicilio para la cena, si les hace falta. Me merezco un descanso. He trabajado duramente durante años. Este es mi tiempo. Puedo disfrutar de este viaje a Egipto. Puedo disfrutar mi tiempo con mis hermanos. Merezco recibir».

En ese momento el dolor desapareció completamente. El brazo recuperó su movilidad. Lo podía mover hacia arriba y hacia abajo. Incluso el tejido inflamado se había reducido de tamaño. Había pasado a ser del tamaño de una bola dura de golf a ser un punto pequeño que casi no se veía. El resto del tejido era blando y normal.

Al final, los médicos sólo recomendaron que pusiera el brazo en un cabestrillo durante dos semanas para darle tiempo a curarse. Se fue de viaje a Egipto durante 20 días. Disfrutó inmensamente. Conseguí ver muchas fotos con sus hermanos montados a camello y visitando las pirámides. Qué alegría el saber que no tuvo que perderse el viaje por causa de sus creencias escondidas. Después de tres años no ha vuelto a tener ningún problema con el brazo.

Deborah Miller, Doctora en Ciencias

Traducido por Sophie da Costa

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