El valor de las suposiciones: liberando trauma en un hombro dañado – AHEFT

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Publicado: febrero 19, 2021

El valor de las suposiciones: liberando trauma en un hombro dañado

¿Ha tenido usted alguna vez dificultad para encontrar el problema emocional subyacente a un síntoma físico? Pruebe con suposiciones. Esta es una sugerencia seria porque dentro de sus suposiciones hay intuición y guía. He encontrado con frecuencia que las suposiciones abren nuevas puertas desde las que EFT puede proporcionar sus beneficios.

Mara Protas, enfermera diplomada, tuvo un serio accidente de automóvil en 1977 que la dejó con el codo derecho inflexible. Ella no podía encontrar la causa emocional detrás del problema, así que simplemente lo supuso. El resultado fue una mejora notable en la flexibilidad. La intuición y la suposición pueden ser muy importantes y por eso estudiar este artículo es muy probable que les ayude a expandir sus habilidades con EFT.

Por Mara Protas, Enfermera, EFT-CC, EFT-ADV

Querido Gary,

En un taller reciente, compartí la siguiente historia con varios de los participantes y me animaron a escribir sobre ella para que otros la lean. Dudaba en hacerlo en el pasado por un par de razones. En primer lugar, mientras que los resultados fueron realmente impresionantes y cambiaron mi vida, no pensaba que mostrasen una nueva manera de hacer las cosas, y en segundo lugar, no tenía una solución completa del problema.

COMENTARIO DE GARY: Observen por favor que EFT no siempre da solución COMPLETA a todo. Hay muchas ocasiones en las que se logra alivio parcial y eso es bienvenido. En mi experiencia, sin embargo, con frecuencia es fructífero persistir con EFT en tales casos. A veces se entra por una nueva puerta y se logran beneficios adicionales.

MARA CONTINUA: Sin embargo, sí que ilustra la efectividad del protocolo de Stacey Vornbrock para la Amplitude de Movimiento (ROM), la importancia de la persistencia y tratar TODOS los aspectos, y pienso que lo más significativo para mí fue el hecho de que ahora no tengo intensidad emocional perceptible alguna cuando pienso o hablo sobre el accidente de automóvil en el que todo esto sucedió. Paso conduciendo por el lugar sin ninguna reacción y no tengo ninguna retrospección.

Sin embargo, todavía tengo problemas físicos con mi codo, lo que me limitaba de varias maneras, pero pensaba sobre ellas como inconvenientes menores. Eso cambió el 9 de febrero cuando leí el artículo de Stacey. Permítanme darles algunos antecedentes.

En 1977, cuando estaba embarazada de seis meses de mi hijo, me vi involucrada en un accidente de automóvil bastante malo. Estaba girando a la izquierda para entrar en el aparcamiento de mi supermercado local y me colisionó en casi todo el lateral un conductor bebido que circulaba a 160 km/h. La fuerza del accidente fue tan grande que mi cinturón de seguridad (todavía abrochado) se rompió y fui despedida contra el lado del acompañante del salpicadero del coche.

Mi húmero derecho quedó destrozado. Mi brazo tenía un ángulo inusual y podía ver el hueso salir por encima de mi codo, pero no podía mover mi brazo. El automóvil desde ese punto hacia atrás estaba aplastado por la mitad. Afortunadamente, fui sacada del coche por un policía fuera de servicio y puso un torniquete en mi brazo para detener la hemorragia.

Me llevaron al hospital local y posteriormente me trasladaron al hospital donde ejercía mi obstetra-ginecólogo. Durante el traslado, empecé a tener contracciones de parto. Me operaron para reparar el hueso y estuve de parto durante cuatro días. Tenía dañado el nervio y estuve con el brazo enyesado en cabestrillo desde el hombro hasta la mano durante ocho semanas. También tenía dañado el nervio radial y no podía abrir la mano. El yeso fue sacado unas dos semanas antes de que naciera mi hijo. Afortunadamente, él estaba sano y normal en todos los sentidos.

Después de unos seis meses, el nervio se regeneró y mi mano tenía movimiento. Sin embargo, no podía doblar mi codo. Nueve meses después del accidente, todavía tenía solo 30 grados de flexión en mi codo y tampoco podía enderezarlo completamente. Me hicieron otra operación para sacar la cabeza del radio (el hueso largo del antebrazo) lo que permitió más movimiento y durante el siguiente año, recuperé mucho más capacidad de movimiento en mi codo. Cuando aprendía EFT, finalmente fui capaz de mover mi brazo en un movimiento de restregar, como si lavaras el coche. Durante los cuatro últimos años, he usado EFT para cualquier problema en el que pudiera pensar para intentar conseguir la capacidad de movimiento total de mi brazo.

Cuando vi el artículo de Stacey, no pude esperar a probar su protocolo, pero me esperé hasta que llegara al trabajo, e hice que el Director de Terapia Física midiera la flexión de mi codo con un goniómetro. El brazo derecho daba una medición de 120 grados, comparado con los 140 de mi brazo izquierdo. Le dije que volvería en unos 15 minutos para volverlo a medir. Ella dijo: “Oh, sí… ¿qué vas a hacer en 15 minutos que hará la diferencia?” Le dije que no lo sabía, pero que iba a probar algo. Me fui a mi oficina y empecé a hacer tapping.

“Aunque tenga este trauma en cada célula de mi codo…” y luego en cada punto, “este trauma en cada célula de mi codo, este trauma en cada tejido de mi codo, este trauma en cada nervio y siguiendo así con cada tendón, cada músculo, cada hueso, cada fluido, cada fascia, cada ligamento”.

Luego hice la ronda para una emoción. No sentía ninguna intensidad emocional HASTA QUE SUPUSE a lo que podría ser algo que me perturbase. Cuando dije: “…Aunque EL (el otro conductor) se salió de rositas, y yo todavía estoy luchando con las consecuencias 28 años más tarde”, SÍ TENIA una intensidad… de alrededor de cinco.

Así que hice EFT para esta ira en cada célula de mi codo, cada fluido, cada tejido, etc.… y bajó a cero. Luego hice una ronda para el recuerdo de protección en cada una de esas áreas. Me costó menos de diez minutos. Volví e hice que ella me midiera otra vez y era de ¡128 grados!

Estaba tan emocionada que volví a casa esa noche e hice tapping para otras varias suposiciones. Al día siguiente el fisioterapeuta de mi departamento lo midió y era de 130 grados. Me imaginé que simplemente podría ser la diferencia en la persona que medía. Así que volví a casas esa noche e hice EFT para unos cuantos problemas más, de nuevo solamente suposiciones. Envié un email a Stacey de agradecimiento y ella sugirió que hiciera una ronda para la culpa, aunque el accidente no fue por mi culpa. Así lo hice y también hice tapping para cualquier cosa que pudiera pensar que podría haber sentido en ese momento. No tenía ningún nivel de intensidad emocional sobre ellos, pero lo hice de todos modos…

A la mañana siguiente, hice que el Director de Terapia Física lo midiera otra vez y era de 136 grados. También tengo más capacidad de movimiento en muchas otras direcciones. Estuve en el séptimo cielo durante un par de semanas. Seguí encontrando cosas que podía hacer que no había podido ser capaz de hacer en 28 años: ponerme un collar, cepillarme los dientes con la cabeza mirando directamente hacia delante, empujar para abrir las puertas con mi mano en una posición natural, girarme en la cama sin tener que poner mi brazo debajo de mí para empujarme, colgar ropas en mi armario con mi brazo derecho… y la mejor parte fue no tener que pensar en mi brazo cada vez que iba a hacer algo. Ahora es casi seis meses más tarde y sigo intentando. Tal vez debería suponer otra vez (sonrisa).

Mientras tanto, estoy enormemente agradecida con el artículo de Stacey Vornbrock, con EFT y con mi movilidad nuevamente adquirida.

Mara Protas, Enfermera, EFT-CC, EFT-ADV

Traducido por Juan Carlos Vega – Escribir a Juan Carlos

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