Empleando EFT para ruidos molestos

AHEFT

Publicado: febrero 09, 2021

JoAnn SkyWatcher nos da un ejemplo real de cómo reducir el impacto de ruidos intrusos sobre nuestra paz mental. Notad las maneras interesantes que tiene de desenterrar problemas raíces y llegar a eventos específicos.

Por JoAnn SkyWatcher

El otro día, llamé por teléfono a mi hija-amor (algunos dicen hija-política), Stacey, para preguntarle si podía llevarme a mi nieta, Tessa, a nadar. Stacey dijo que sí y yo tenía mucha ilusión en llevarme a mi nieta.

Cuando llegué a casa de Stacey, volvía en esos momentos de dar un paseo con Tessa y me acordé que cuando mi marido y yo habíamos hecho de kanguros para Tessa algunos días atrás que también volvía entonces de dar un paseo. Había un grupo de adolescentes con monopatines haciendo mucho ruido hasta por lo menos las 10 de la noche. El ruido de las ruedas sobre la calle parecía bastante chillón. El ruido había molestado tanto a Stacey que daba muchos paseos para evitarlo.

Así que nos sentamos delante de casa de Stacey y charlamos. Le conté a Stacey algunos de los maravillosos resultados sanadores que había tenido utilizando EFT y le pregunté cómo se encontraba. Stacey me contó que lo estaba pasando muy mal con los chicos con sus monopatines en la calle, algunos de los cuales pertenecían a una familia que se había instalado en frente hacía cinco meses. Sus hijos adolescentes eran aficionados a los monopatines. Estaba tan disgustada por el ruido que me enseñó una revista inmobiliaria y dijo que estaban pensando en encontrar otro hogar. También mencionó que el nuevo vecino era abogado.

Le pregunté si le gustaría hacer EFT para ver si podíamos ayudar con el disgusto que tenía. Me preguntó, «¿Y Tessa? Viniste para disfrutar con ella.» Le dije que si la madre de Tessa se encontraba mejor, entonces también estaría dándole un regalo a Tessa. Stacey aceptó intentarlo. Procuraré acordarme de cómo hicimos EFT ya que no tomé notas. A veces Tessa nos emulaba haciendo tapping sobre ella misma (qué encantadora).

La principal sensación que surgió para Stacey era la frustración. Dijo que su frustración estaba en un nivel de intensidad de un 10 sobre 10. Algunas de las frases preparatorias que usamos eran:

_Aunque me siento frustrada por las horas y horas que se pasan los chicos sobre los monopatines…_

_Aunque me siento frustrada y disgustada porque me siento impotente con respecto a todo el tiempo que se pasan patinando…_

_Aunque me siento frustrada e impotente por el ruido que hacen los chicos…_

_Aunque me siento frustrada porque mi nuevo vecino es abogado y no parece ser razonable…_

Esto no fue un arreglo rápido. Su nivel de intensidad se mantuvo muy alto. Fuimos a dar una vuelta en la ‘máquina de una época lejana’ y encontramos una época en que se sentía realmente frustrada y humillada en el instituto e hicimos _tapping_ sobre ello. Redujo su nivel de intensidad un poco, aunque dijo que aún estaba en un 9 sobre 10.

Entonces me acordé de preguntarle cómo sabía que su nivel de intensidad estaba en un 9 sobre 10 y me contestó que aun se sentía muy frustrada. Le pregunté si podía sentirlo en su cuerpo. Dijo que sí, aunque la pesadez que había mencionado se había alejado de su pecho. El dolor se había puesto en movimiento así que lo seguimos. Me alegro mucho de haberme acordado de hacerle esa importante pregunta.

Entonces le enseñé que ya que la pesadez ya no estaba en el pecho eso significaba que había sanado un aspecto y que ahora tocaba tratar a otro. Stacey mencionó una opresión en el estómago. Le pregunté, «Si tu estómago pudiese hablar, ¿qué diría?

Durante algunos segundos contempló la cuestión con los ojos cerrados y luego, casi gritando, dijo, «¡Que pare el ruido!» Su nivel de intensidad bajó hasta un 7 sobre 10. Entonces hablé vívidamente acerca del ruido de los monopatines sobre la calle a horas avanzadas de la noche y subió la intensidad hasta un 10 sobre 10. Sólo con pensar en el ruido de las ruedas de los monopatines había tocado un nervio.

Otra sensación que Stacey reconoció era lo impotente y enfadada que estaba con la situación. Le encantaba volver de su trabajo a la paz de su hogar. Así era como recargaba sus baterías – estando en casa donde hay tranquilidad (es profesora en un instituto durante el día). Algunas de las frases preparatorias que se nos ocurrieron incluían:

_Aunque estoy muy enfadada con los chicos de en frente por no importarles nadie más que ellos mismos…_

_Aunque estoy enfadada porque los patinadores me despertaron y parece que ni siquiera les importa nadie más que ellos mismos…_

_Aunque estoy cabreada por esos ‘chicos inmaduros’ (esto sacó una risa) esos ‘mocosos’ no tienen ni idea que no me dejan dormir… y me perdono, y perdono a esos mocosos por ser tan inmaduros._

Hicimos _tapping_ sobre lo impotente que se sentía. _Aunque había escrito algunas cartas y se había juntado con otras personas de su barrio, sentía que el hombre de enfrente era un abogado y no iban a tener demasiado éxito. Hicimos tapping sobre su miedo a tener que vender su casa, la cual estima mucho. Hicimos tapping sobre el perder su hogar. _

También hicimos _tapping_ sobre el poder bajar su volumen interno cuando oía el ruido de las ruedas de los monopatines, hasta no molestarla de la misma manera que lo había hecho en los últimos cinco meses. Además, hicimos _tapping_ sobre el que se podía mantener centrada aun cuando el ruido que tanto le afectaba los nervios estaba presente – que podía acceder a ese lugar pacífico en su interior que no podía tocar nadie – que no importase lo que sucedía, ella podía estar en su centro de paz.

Conseguimos reducir su nivel de intensidad hasta un 5 sobre 10. Le pregunté que cómo sabía que estaba en un 5, y dijo que mientras aún lo notaba en su mente, la opresión del estómago había desaparecido. Había pasado una hora y media volando desde que empezamos. Me dijo que igual que su marido (mi hijo), yo era muy persistente. Con una sonrisa le pregunté, «¿Y de dónde crees que lo saca?»

La llamé al día siguiente. Me dio gracias profusas. Sentía que ya podía comer porque su estómago estaba relajado y la opresión que había estado presente desde hacía meses había desaparecido. Algunos días más tarde añadió que el abogado había enviado una carta conciliatoria, y que un compromiso válido al fin estaba al alcance. El alivio de Stacey era palpable.

JoAnn SkyWatcher

Traducido por Vera Malbaski «Escribir a Vera»

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