Están tocando en la puerta. Era un niño pequeño, cerca de seis años de edad. Algo suyo había encontrado la entrada a mi cochera, él dijo, y él lo quiere de vuelta.
Al abrir la puerta de la cochera, noté dos adiciones: una pelota de béisbol y una ventana quebrada con un agujero del mismo tamaño que la pelota de béisbol. «¿Cómo supones que esta pelota llegó aquí?» pregunté al muchacho.
Tomando una mirada a la pelota, una mirada a la ventana, y una mirada a mí, el muchacho exclamó, «¡Increíble! ¡Debo haberla lanzado directo a través de ese agujero!»
Autor Desconocido
Traducido por Nidza Busse
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