Hola a todos,

Este caso de Dawn Norton se hace eco de un problema común en todo el espectro de la curación, a saber, ¿por qué algunos clientes no siguen incluso cuando sus resultados son impresionantes? ¿Se trata de la ganancia secundaria? ¿Pereza? ¿Una necesidad de estar enfermo? Dawn dice: «he encontrado en este tipo de situaciones, que los clientes tienen además miedo de hacer frente a la posible turbulencia emocional generadora de sus síntomas.» ¿Qué le parece a usted? Por favor, consulte con los médicos en todas las cuestiones médicas.

Por Dawn Norton

Querido Gary,

Hace poco estuve pensando en algunas de las experiencias que he tenido con EFT que yo llamo «, los que se escaparon,» las personas que han tenido mejoría o cambio significativo, pero por alguna razón, deciden no seguir hacia la completa resolución.

Uno de los más dramáticos fue una mujer que vino con un amigo y se unió a nosotros como un grupo de amigos que se reunía periódicamente para discutir sobre la salud y el uso de EFT. Me di cuenta cuando nos reuníamos y hablábamos, que esta mujer tenía una tos persistente. Y que ella no respiraba adecuadamente. Cuando la conversación se dirigió a ella, ella manifestó que tenía asma. Bueno, eso hizo perfecto sentido a juzgar por los síntomas que mostraba.

Pasamos unos diez minutos trabajando sólo en los síntomas físicos, la respiración sibilante, la tos, etc. Comencé centrándome en la plenitud de la respiración. Ella inicialmente evaluó la plenitud de la respiración que podía tener, en un 5 o 6.

Hicimos tapping simplemente en los puntos de atajo, mientras decíamos, Aunque sólo puedo obtener un 5 o 6 de aliento… chequeando después de cada ronda. En pocas rondas fuimos capaces de obtener hasta un 8, y en este punto, no pudimos llegar más alto (sin una respiración más profunda).

Le pregunté, ¿cuánto tiempo hacía que sufría de asma? 15 años. ¿Qué estaba pasando en su vida en ese momento? Ella dijo que había descubierto que su marido era infiel y que se habían divorciado. Pasamos otros 15 minutos trabajando sobre las emociones en torno a estos eventos. La decepción, el abandono, la deslealtad, el dolor, el perdón, etc.

Después de haber trabajado a través de algunas emociones importantes, pudo tener una respiración plena a un nivel de 10. No hubo más tos o respiración sibilante. Ella parecía feliz y brillante. Y casi nunca escuchamos de ella de nuevo. El amigo que la trajo, intentó varias veces llamarla y hacer contacto. Fue alrededor de seis semanas después que ella lo hizo y finalmente hemos escuchado el resto de la historia.

Antes de EFT, nunca salió de la cama por la mañana sin su inhalador. Durante tres días después de EFT, pudo hacerlo sin su inhalador y la tos y respiración sibilante también se habían ido a lo largo de estos días. ¿Qué pasó en la tercera mañana? Su ex-marido la llamó. Y la tos y la respiración sibilante volvieron.

Me pareció fascinante que lo que parecía estar en la raíz del problema, provocara el regreso de los síntomas. Era otra prueba para mí de que nuestras emociones están estrechamente vinculadas con nuestros síntomas físicos. Encontré igual de fascinante que ella no quiso o no pudo ir un poco más profundo y, posiblemente, encontrar aún más mejoría de su condición. He visto que en este tipo de situaciones, los clientes tienen mucho miedo a enfrentar la posible turbulencia emocional generadora de sus síntomas.

Por desgracia, no suelen darse cuenta de que hay muchas maneras de abordar las emociones casi sin dolor con EFT. A través de la técnica de la película, el trauma sin lágrimas, y contar la historia, podemos ir de puntillas en torno a cuestiones emocionales que de otro modo podrían ser bombas de tiempo ocultas. Me encanta la elegancia y la simplicidad de EFT y el hecho de que incluso cuando los clientes no son capaces o no están dispuestos a seguir adelante hacia la resolución, aun así yo aprendo mucho. Con cada nueva situación, aprendo y crezco, y me siento tan agradecida de tener acceso a la varita mágica que siempre he deseado para ayudar a la gente necesitada.

Dawn Norton

Traducido por Ana Maria León – Escribir a Ana Maria