Hemorragia profusa se detiene aunque el cliente tomaba Coumadin (antiagregante)
Un albañil en la casa de Kim Eisen accidentalmente se taladró el dedo y estaba botando sangre por todos lados. Los medios convencionales para detener el chorro de sangre fallaron… pero EFT lo detuvo casi de inmediato. Esto sucedió aunque él estaba tomando un diluyente para la sangre. Por favor consulten a un médico en todos los asuntos médicos.
Por Kim Eisen
Hola Gary,
Sólo quería que supieras esta historia. La semana pasada tuve un albañil en mi casa y escuché un fuerte grito. Se había taladrado el dedo y aunque sólo estaba a 3 metros de distancia, para cuando quise llegar allí, había sangre por todas partes. A medida que tomaba toallas de papel y envolvía su dedo, la sangre seguía saliendo y yo seguía poniendo más y más, pero no paraba. Durante este tiempo, él me dijo que estaba tomando Coumadin (un antiagregante) y sus cortadas nunca paran de sangrar (por bastante rato) y pude darme cuenta de que estaba preocupado. Nunca vi tanta sangre salir de un hueco tan pequeño.
Me puse en modo automático de EFT y dije: “esto va a sonar raro, pero sólo haz lo que yo hago y di lo que yo diga” y sorprendentemente él lo hizo (creo que él estaba un poco en estado de shock). Comencé con “Aunque me he taladrado a mí mismo y estoy sangrando como un condenado… aunque me siento realmente estúpido por haberme taladrado… aunque usualmente nunca paro de sangrar, etc. Por la mitad de la 2ª ronda se detuvo completamente. Él me miró con ojos inmensos y dijo “En realidad sentí el momento en que paró”. Le pusimos una curita y continuó trabajando sin que comenzara a sangrar de nuevo en ningún momento. Cuando se fue esa noche, todavía estaba hablando de lo asombroso que fue y que le iba a contar a todo el mundo que conocía lo que pasó.
Lo vi dos días después y dijo que nunca sangró de nuevo ni se abrió y cuando me lo enseñó no pudimos encontrar el dedo donde estaba, ya que la marca era tan pequeña y estaba casi por completo curada.
También estaba con unos amigos y una muchacha adulta estaba medio llorando porque se había cortado el dedo, y aunque no estaba sangrando, el dolor “por dentro” era intenso. Sólo decía “realmente duele mucho por dentro”. Fuimos a un lugar privado y le pregunté si confiaba en mí (aunque no me conocía bien) y dijo que “sí”. Por lo que, de nuevo, dije “sólo haz lo que yo hago y di lo que yo digo”. Hicimos una ronda y el dolor se había ido. Ella sólo seguía viendo su dedo, esperando que le doliera, pero no le dolía. Simplemente no lo podía creer. La vi al día siguiente y se había olvidado de ello ya que no tenía dolor.
Namaste
Kim M. Eisen
Traducido por Elisa García Gómez