Hoy me desperté temprano, ilusionado con todo lo que puedo hacer antes de que el reloj llegue a la medianoche. Hoy tengo responsabilidades que asumir. Soy importante. Mi trabajo consiste en elegir la clase de día que voy a tener.
Hoy puedo quejarme porque el tiempo es lluvioso o puedo estar agradecido porque el césped va a regarse gratis.
Hoy puedo sentirme triste porque no tengo más dinero o puedo sentirme alegre porque mi estado financiero me anima a planificar mis compras de una forma prudente y me aparta del despilfarro.
Hoy puedo quejarme de mi salud o regocijarme porque estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres no me dieron o puedo estar agradecido por permitirme haber nacido
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo quejarme de la falta de amigos o puedo emprender con ilusión una búsqueda de nuevas relaciones
Hoy puedo quejarme de que tengo que ir a trabajar o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo que hacer. Puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela o abrir mi mente con entusiasmo y llenarla con nuevos y ricos pedazos de sabiduría.
Hoy puedo murmurar desconsoladamente porque tengo que hacer las tareas de mi hogar o puedo sentirme honrado porque el Señor me ha proporcionado un refugio para mi cuerpo, mente y alma.
El día de hoy tira de mí esperando que le dé forma. Y aquí estoy, el escultor que consigue dar la forma. Cómo será el día de hoy depende de mí. ¡Elijo qué clase de día tendré!
Esta historia es cortesía de http://www.homeholidaysfamilyandfun.com
Traducido por Fernando Cantón de la Lama