La lesión que habría tardado 6 semanas en curarse – AHEFT

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Publicado: febrero 19, 2021

La lesión que habría tardado 6 semanas en curarse

Tomad nota del modo en que Angela Treat Lyon emplea EFT en una grave lesión de tobillo para reducir drásticamente el tiempo de curación. Por favor, consultad con el medico cualquier problema que lo requiera.

Por Angela Treat Lyon

Recientemente, me encontraba en Los Ángeles, en un intenso retiro de directores generales. Cuando finalizó, decidí pasar un tiempo en casa de una amiga para descansar y asimilar todas las nuevas ideas que había aprendido. Pasados un par de días, me sentí algo más descansada, por lo que decidí salir y me dirigí andando a la tienda local, a sólo dos manzanas de distancia.

A medio camino, mientras contemplaba un hermoso jardín, no me di cuenta de la diferencia de altura en el pavimento de la acera, por lo que resbalé y me torcí gravemente el tobillo.

Hace mucho tiempo, aprendí que cuando se produce un accidente o un trauma, es como si la energía que recorre nuestro cuerpo fuera como el agua de una manguera de incendios que intenta pasar por una manguera de jardín: de repente hay demasiada agua a demasiada velocidad. Así que aprendí a taparme la boca con la mano y a gritar con fuerza desde el fondo de mi barriga para permitir que saliera el exceso de energía.

Eso fue lo que hice, varias veces, y como liberé suficiente energía pude pensar con claridad y apoyarme en un árbol. Luego me senté en un pequeño margen de césped y empecé a hacer tapping. Miré a mi alrededor, por si alguien podía ayudarme a volver al piso, ¡pero la calle, habitualmente bulliciosa, estaba completamente vacía!

Me sentía tan descolocada que no me molesté en golpear el punto de kárate; me limité a hacer tapping en la clavícula, diciendo,

¡Me he caído!

¡¿Cómo ha podido suceder?!

¡Me siento tan estúpida!

¡No estaba prestando atención!

¡Vaya!

¡Mira esas baldosas!

¡Cualquiera se daría cuenta de que hay una diferencia de nivel de al menos 2,5 cm!

¡Como para no caerse!

Con eso, se resolvió y calmó otro nivel de dolor y de shock. Estiré la pierna y, por primera vez, me atreví a mirarla. Vi que se estaba poniendo algo azul y que empezaba a hincharse a la altura del borde de mi zapatilla.

Así que continué haciendo tapping en la clavícula, diciendo:

¡Estoy CABREADA!

¡Me siento tan estúpida!

Estoy sola y me he dejado el móvil. Además, de todas formas, no sé a quién podría llamar (mi amiga estaba fuera de la ciudad).

Aquí estoy, sola en Los Ángeles, sin nadie que me ayude a volver al piso. ¿Qué voy a hacer?

¡Me he quedado sin comida y ni siquiera puedo llegar a la maldita tienda!

Podía sentir, literalmente, como la energía fluía por encima de mi rodilla, bajaba por mis espinillas y me salía por el pie, hacia el suelo. De repente, me invadió una inmensa sensación de gratitud y paz, e hice tapping diciendo:

Me encuentro sola, pero estoy bien.

Me siento tan agradecida de estar apoyada en este árbol, ¡de poder estar sentada en el césped, en lugar de en un asqueroso callejón!

Me alegra tanto que haga un tiempo soleado y no frío, nublado o húmedo.

Me alegra saber que cuando esté de vuelta, el apartamento de mi amiga me resultará cómodo y seguro.

Sé que de alguna manera conseguiré comida y me niego a preocuparme por ello.

Volví a sentarme apoyada en el árbol y cerré los ojos un segundo. Entonces oí que alguien decía, «¡Oh! ¿Se encuentra bien? No parece una persona sin techo, ¿puedo ayudarla?»

¡Levanté la vista y vi a una chica de mi edad, que me ofrecía la mano para ayudarme a levantarme!

Tomé su mano, me levanté y, creedme, no me sorprendió constatar que no sentía dolor alguno y que la hinchazón había desaparecido. Resultó que ella también era de Hawai, lo que nos hizo gracia. Caminé hacia la tienda, compré algo de comida y volví al piso de mi amiga.

Después de guardar la comida (se me había quitado el hambre), bebí bastante agua tibia para mantenerme hidratada, me tapé para prevenir un shock, y me puse hielo en el tobillo, ya que la caminata había hecho que se me volviera a hinchar. Y seguí haciendo tapping una y otra vez:

Me duele un poco,

se está hinchando de nuevo,

debería haber vuelto directamente y no lo he hecho,

he sido tonta,

me siento descolocada y trastornada,

no puedo pensar con claridad, etc.

Al final me perdoné por haber sido tan estúpida, y me quedé dormida.

Al cabo de un rato, vino a verme otra amiga, que me dio un tratamiento de toque para la salud, me frotó el tobillo con linimento, me puso una venda elástica, ¡e incluso fue andando al restaurante indio de la zona a comprar comida para llevar para las dos! Me sentí muy dichosa, y aparte de la incomodidad de tener que estar en posición horizontal, todo me resultaba muy agradable. No sé describirlo de otro modo.

Me había dicho que no podía recordar sus sueños, así que le mostré cómo hacer tapping al respecto, e hicimos 5 rondas para ello. Al terminar, estaba resplandeciente y yo también me sentí mejor. ¡Me encantan los beneficios compartidos!

Esa noche, aunque la hinchazón había bajado, continué haciendo tapping, pues tenía que tomar un vuelo de vuelta al día siguiente. Hice tapping diciendo:

Estoy preocupada por tener que tomar este vuelo, por tener que pasar por los puntos de embarque, con pesadas maletas, no poder tener el pie en alto durante el vuelo, me preocupa que al final del vuelo tenga el pie y el tobillo del tamaño de un globo y me duelan…

En el vuelo de regreso, hice tapping mentalmente para la hinchazón del pie y para el hecho de no querer estar después incapacitada durante una semana (o lo que tarde en curarse algo así), durante casi todo el viaje, y, de hecho, pude dormir.

Si esto me hubiera sucedido hace cinco años, me habría limitado a gritar en mi mano. Pero ahora, han pasado sólo tres días, y mi tobillo sólo está parcialmente hinchado, no se puso tan negro o azul como era de esperar, no me ha dolido demasiado (y sólo he tenido que tomar antinflamatorios una vez, en el vuelo de regreso)

En el pasado, sin el tapping, las sonrisas y el hecho de gritar en mi mano, habría estado asustada, tremendamente preocupada y estoy segura de que mi tobillo se habría convertido en un enorme y doloroso bulto negro y azul. Al emplear lo que ahora sé acerca de mi mente, mi cuerpo y mi sistema energético, pude crear una experiencia completamente distinta. ¡Me siento tan agradecida!

Más tarde:

Han pasado exactamente tres semanas desde que me torcí el tobillo. En una visita al quiropráctico que hice justo después de volver a casa, vimos que se me había astillado el hueso. Me recomendó que me lo hiciera enyesar, pero preferí evitarlo y, en su lugar, ¡hacer MUCHÍSIMO tapping!

Parece ser que funcionó, porque cuando volví esta mañana se sorprendió de no verme cojear. Se asombró al comprobar que no sólo había desaparecido el 97% de la hinchazón (producida a resultas de no poder tener el pie alzado durante el vuelo de regreso), sino que no había ni rastro de descoloramiento. Además, aparte de un ligero tambaleo cuando bajo escaleras, no cojeo en absoluto y no he sentido dolor alguno desde los 4 días posteriores al incidente. Me dijo que estaba sorprendido y que “debería” haber tardado al menos 6 semanas en curarse, enyesado, y conmigo en muletas. Me siento realmente agradecida por esta increíble herramienta.

Angela Treat Lyon

Traducido por Eva Llobet Martí

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