Louella: depresión, pesticidas e hipoglucemia (incluye al final un seguimiento del caso dos años después) – AHEFT

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Publicado: febrero 17, 2021

Éste es un caso complicado de depresión del que me siento satisfecho por haber tomado parte en él. Es digno de estudio porque resalta los valores de la persistencia así como el papel vital que a veces juega la nutrición. Como usted verá, lo que uno come o bebe literalmente pueden causar una depresión.

Louella, de 41 años, había padecido los principales síntomas de una depresión desde los 9 años. La primera vez que ella llamó a mi puerta tenía tendencias suicidas. Las lágrimas le caían con gran facilidad y la palabra ‘desesperada’ parecía ser su favorita. Después de unas rondas de EFT, las lágrimas disminuyeron y la depresión descendió de 10 a 6. Había también alguna que otra sonrisa. Pero eso era todo lo que podíamos hacer. Ella comentó que estaba agotada (esto podía ser una pista de su problema ya que la sensibilidad a ciertas sustancias tiende a debilitar las energías de la persona) así que se marchó a dormir durante unas cuatro horas. Ella solía dormir unas 15 horas diarias de forma discontinua ya que ésta era una manera de escapar de su mundo.

Cuando Louella despertó, se dio cuenta de que se sentía «un poco mejor». Ella vive a dos horas de distancia así que la invité a usar uno de los dormitorios para así poder hacer más EFT esa misma noche y también al día siguiente. Ella aceptó y comenzamos a aplicar EFT para su dolor de espalda (que disminuyó) y su asma (que desapareció y no regresó más, aunque anteriormente había necesitado medicación diaria). También, aplicamos EFT a 3 memorias traumáticas que eran claras candidatas a ser las causas subyacentes de su depresión. Usamos EFT de manera rutinaria y ninguno de los tres recuerdos regresó. Como las siguientes semanas nos revelaron, incluso en los momentos más depresivos, ella podía todavía hablar de aquellos hechos sin llanto o sin perturbaciones emocionales. Ella abandonó aquella primera sesión con nivel de 4 ó 5 en una escala de 0 a 10 de intensidad que ella pensó que era una gran mejoría, aunque yo no estaba tan contento porque esperaba que todo se hubiera marchado. Esa al menos había sido mi experiencia anterior.

Hablamos por teléfono 2 días más tarde y su depresión había vuelto a lo más alto de la escala. Las memorias traumáticas y el asma, sin embargo, seguían sin ser un problema. Ella volvió semanalmente a cinco sesiones más de 24 horas y en cada visita nosotros aplicamos EFT a más memorias traumáticas y a otros acontecimientos en su vida (15 o 20 en total, perdí la cuenta) y TODOS ELLOS bajaron a cero y no regresaron. Sin embargo, cada vez que ella llegaba, su depresión estaba en niveles de 8 a 10 y cuando se marchaba en niveles de 4 a 6. El tapping aparentemente era sólo una ayuda temporal para su principal problema: la depresión.

Tras cientos de casos tratados con EFT, puedo decir con toda seguridad que siempre tengo expectativas de éxito A NO SER QUE haya interferencias tóxicas en el sistema energético. Una vez que la sensibilidad se localiza y elimina, entonces es más sencillo tratar el problema con EFT. Louella sabía que padecía una sensibilidad al azúcar. También, ella tenía predisposición genética en esa misma línea ya que su madre y otros familiares eran sensibles a una variedad de productos de alimentación y otras sustancias.

En el caso de Louella, le pedí que prestase atención a sus emociones, especialmente cuando surgiesen de manera más aguda, para que se percatara de lo que había ocurrido en su mundo antes. Si se había cambiado de ropa, si había usado un jabón o un cepillo para los dientes, qué acababa de comer o beber… que pudiese haber contribuido a su estado emocional. Ella escribía un meticuloso diario sobre todos estos detalles pero era incapaz de identificar nada. La depresión persistía. Finalmente durante nuestra sexta semana de sesión comenzó a sentirse relativamente bien por la tarde (sobre las 4) pero entonces se comió una manzana, procedente de agricultura no orgánica, al poco tiempo ella comenzó a sentir una ansiedad extrema (casi un ataque de pánico) y su depresión subió a 10. Se sintió exhausta por lo que tuvo que marcharse a su habituación a dormir entre 4 y 5 horas. Para mí, ella actuaba como si hubiese consumido droga.

Cuando se levantó, se sentía mejor y ocupamos la tarde en hablar y hacer EFT. Sobre las 8 de la mañana del día siguiente la desperté para saber si se encontraba bien (dijo que sobre 6). Yo todavía no estaba seguro de que aquella manzana fuese verdaderamente la culpable así que le pedí que se comiese otra. Ella tenía reticencias pero estuvo de acuerdo, cogí una manzana de la misma bolsa que la primera manzana y a los pocos minutos estaba ansiosa otra vez. Comenzó a sentir sueño (¿estaba drogada?) y tuvo que dormir durante 4 ó 5 horas.

Aparentemente parecía que había algo en esa manzana que la perturbaba pero no sabíamos si era propiamente la manzana o algunos pesticidas que pudiera contener. Así que establecimos una “Dieta Detective” (como yo la llamo) para localizar qué comidas podían contribuir a su problema. Ella sólo podía comer alimentos orgánicos (para eliminar los pesticidas de la ecuación) y sólo podía comer un tipo de comida cada vez teniendo que esperar una hora entre dos tipos de comidas distintos. Ella anotaba en un diario las comidas que tomaba y cualquier reacción que tenía. Lo magnífico de esta dieta es que aísla los alimentos así que siempre se puede revisar y percatarse si hay alguna conexión entre lo que uno come y sus reacciones emocionales.

Curiosamente, ninguno de los alimentos parecía afectarla excepto el trigo integral que solía dejarla somnolienta pero no en exceso. Sin embargo desde el momento en el que ella comenzó la dieta, la depresión comenzó a disminuir y en 24 horas desapareció. Eso fue hace cinco semanas. Desde entonces ella ha dormido con normalidad, ha podido realizar excursiones largas con amigos, divertirse bailando y acaba de regresar de dos semanas en España relajándose y disfrutando. No ha habido ningún síntoma de depresión desde entonces. Es decir, un cero total.

Podemos sospechar, desde luego, que los pesticidas son los culpables en este caso. Después de todo era la única cosa claramente ausente de su dieta. Aún así, no sabemos qué pesticidas son los realmente culpables, al menos no aún. Pero está muy bien. Podríamos descubrir cuáles son con un proceso similar de eliminación. Sin embargo, a menos que haya una gran necesidad de saberlo ¿por qué tomarse la molestia? ¿Por qué no seguir simplemente una dieta pura y dejar de envenenarse con pesticidas y otro tipo de residuos extraños? Teníamos más trabajo detectivesco que hacer. Éste es un caso que todavía está en curso y se harán más cosas con el tiempo. Por ahora Louella está perfectamente feliz manteniendo las cosas como tienen que estar.

Otro aspecto muy interesante. Lo que Louella comía podía no ser la única causa de su estado depresivo, sino que cuán a menudo lo comía podía ser importante. En el tiempo en el que realizamos todo este trabajo, la hermana de Louella (que padece hipoglucemia, un problema de azúcar en la sangre) le prestó un dispositivo para auto-medirse los niveles de azúcar en la sangre. Ella se realizó varias pruebas a lo largo de un día y encontró que cuando estaba deprimida su nivel de glicemia solía estar peligrosamente bajo. Lo que demuestra que Louella padecía hipoglucemia. Desde la “Dieta Detective” había comido pequeñas cantidades de comida de forma continuada a lo largo del día, su glicemia se había mantenido en niveles aceptables y también los síntomas de la hipoglucemia (¿depresión?) se mantuvieron a raya.

Soy ingeniero con preparación académica y no pretendo ser un experto en medicina o nutrición; sin embargo reconozco una prueba científica cuando la veo. Es evidente para mí que la hipoglucemia, los pesticidas merecen una tanda de abucheos y silbidos por su relación con el estado depresivo de Louella. El agotamiento que ella sentía era similar al estado de alguien que había sido drogado (¿por los pesticidas?) y/o sufre de hipoglucemia. Apartando ambas circunstancias dañinas de su camino, la depresión no debería volver. Sin embargo no tiene consistencia científica hacer generalizaciones a partir de un caso como éste y decir que toda depresión se debe a los pesticidas o a la hipoglucemia. Hacen falta muchos casos e historiales que apoyen tal conclusión.

Como resultado, hay al menos un apoyo para el eslabón existente entre la dieta y los trastornos emocionales. El fenómeno se conoce desde hace más de 20 años y apenas hay novedades. Louella ha estado estudiando esta materia con avidez y me ha puesto sobre la pista de varios libros que indican a la dieta (en particular pesticidas e hipoglucemias) como la causa de muchos desórdenes emocionales (inclusive la esquizofrenia). Hay un libro llamado “PsychoNutrition” que fue escrito en 1976 por Carlton Fredericks, doctor en Filosofía. Si usted está interesado, la copia que yo tengo está catalogada en la Biblioteca del Congreso con el número de tarjeta 75-16863, ISBN: 0-448-12000-3.

Usted también debería saber que en todo momento Louella estaba informada de que no soy ni terapeuta, ni médico y, cuando ella lo consideró necesario, consultó con otros profesionales.

Abrazos a todos, Gary

Seguimiento del caso dos años después

Louella me telefoneó dos años después para decirme que su depresión se mantenía a raya excepto en un par de breves ocasiones cuando tuvo “problemas con su novio”. Pero incluso entonces no fue realmente una depresión. Sólo un caso de “bajón temporal”.

Traducido por MMc

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