Perder peso: “Dios mío, ¡qué gorda estás!”

AHEFT

Publicado: febrero 11, 2021

En la mayoría de los casos, los esfuerzos para adelgazar se DEBEN centrar en los problemas emocionales sin resolver. Si no, las personas malgastan sus esfuerzos usando la fuerza de voluntad para conseguir resultados temporales a través de la dieta y del ejercicio. Sólo cuando se resuelven la ira, la culpa, el temor, los traumas y la ansiedad, puede ocurrir esa pérdida permanente. Esto ocurre porque a menudo son el detonante del exceso de comida. Este caso descrito por Kathleen Sales nos ayuda a ver esto al mostrar cómo un recuerdo pasado puede resolverse de manera efectiva con EFT.

Por Kathleen Sales, CBT, CCHT

Mi cliente quería no sólo adelgazar, sino también encontrar una manera de mantener esa pérdida de peso. Había probado todos los métodos habidos y por haber y había tenido éxito en perder peso, pero siempre parecía volver a recuperarlo, además de algún kilo más.

Le expliqué durante nuestra consulta inicial que podíamos sin duda trabajar en el problema de peso y mantenimiento, pero que necesitaríamos también centrarnos en los problemas emocionales que afectaban a su vida, ya que los problemas de exceso de peso no suelen tener nada que ver con la comida. Aceptó el compromiso y nos pusimos en marcha.

Le hice las preguntas típicas sobre su peso; ¿Cuánto tiempo ha tenido un problema de peso? ¿Cuándo se dio cuenta de que tenía un problema de peso? ¿Otros miembros de su familia también tienen problemas de peso?, etc.

Entonces, de repente, su rostro empezó a tensarse al hablar de su Madrina, que la había, por así decirlo, atormentado cuando era una niña. ¡Cada fin de semana su familia se iba de viaje para ir a ver a su Madrina y Padrino y cuando nadie miraba, su Madrina le decía «Dios mío, ¡qué gorda estás!”. Tenga en cuenta que era una niña de unos 6 o 7 años. Esto siguió así hasta los 9 o 10 años.

Estas palabras que le retumbaban en la cabeza, la pusieron inmediatamente muy triste y enfadada por lo que empezamos ahí. Le pregunté qué nivel de intensidad sentía respecto a este problema y dijo «¡Ohhhh!, ¡es sin duda un 10!”. Empezamos con el Punto Sensible y le pedí que cerrara los ojos y repitiera después de mí:

• Aunque oigo estas palabras crueles Dios mío ¡qué gorda estás!… me amo y acepto profunda y completamente.

• Aunque las palabras crueles de Claire (nombre ficticio) retumban con fuerza, Dios mío ¡qué gorda estás!… me acepto completa y profundamente a mí y a mi cuerpo.

• Aunque puedo oír las palabras hirientes y crueles, Dios mío ¡qué gorda estás!… Me amo completamente y me acepto de todos modos.

A continuación hicimos tapping en lo siguiente:

• Dios mío ¡qué gorda estás!…

• Esas palabras crueles y odiosas, Dios mío ¡qué gorda estás!…

• La voz de Claire que retumba, Dios mío ¡qué gorda estás!…

• Esas palabras hirientes y crueles, Dios mío ¡qué gorda estás!…

• Dios mío ¡qué gorda estás!…

• La voz cruel y odiosa de Claire que dice, Dios mío ¡qué gorda estás!…

• Las palabras odiosas de Claire, Dios mío ¡qué gorda estás!…

• Esas palabras crueles, crueles que retumban dentro de mí, Dios mío ¡qué gorda estás!…

También hicimos los 9 pasos, puesto que empezamos con una intensidad tan alta, seguido de frases como las de más arriba con las palabras «Lo que queda de…» delante de las frases e hicimos una última serie con sólo los puntos diciendo «me amo profunda y completamente y me acepto, pase lo que pase».

Le pedí que se quedara con los ojos cerrados y se centrara en lo que sentía por dentro. Tenía una sensación de paz. Su rostro se había sin duda animado y reflejaba los resultados del tapping. Entonces le pedí que repitiera las palabras Dios mío ¡qué gorda estás!… para ver su reacción, si es que había alguna. Lo hizo y sonrió. Dijo «¡Sólo son palabras, no tienen ningún efecto en mí! ¡Claire se ha ido!».

En nuestra siguiente sesión le pedí otra vez que repitiera las palabras Dios mío ¡qué gorda estás!… y no ocurrió absolutamente nada. Sólo una sonrisa y un gesto de la cabeza. Durante nuestro trabajo juntas, dimos con otra persona a la que necesitaba “soltar” y cuando surgió, mi cliente dijo, «Ah, ¡qué bien!, ¿vamos a poder hacerle desaparecer como hicimos con Claire?” Lo conseguimos y fue otro resultado increíble de EFT.

Kathleen Sales, CBT, CCHT

Traducido por EZ

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