Por Gary Craig
Hola a todos/as,
Esto va de cómo utilizar EFT para controlar el dolor. También va de magia y milagros… y «maravillas de un minuto»… y alegría… y alivio… y posibilidades. Fue estimulante observarlo… Y… todo esto fue grabado en video.
La cadera derecha de «Karen» era la causa de una cojera pronunciada, ya que se había degenerado hasta el punto que necesitaba reemplazo quirúrgico. Desde que tenía tan solo 57 años, sus médicos le recomendaron que pospusiera la cirugía todo el tiempo que pudiera, de otro modo era probable que sobreviviese a la nueva cadera y necesitase volver a operarse siendo mucho mayor.
Por lo tanto, su decisión fue cojear por la calle del Dolor por cuanto tiempo pudiera —muchos años quizás —hasta que no pudiera soportarlo más. Entonces la cadera sería reemplazada. Mientras tanto, desde luego, disponía de calmantes —aunque solo fuesen parcialmente efectivos. Su dolor, en una escala de 10 puntos, oscilaba consistentemente entre un 5 y un 10.
Como ya saben, yo suelo buscar causas emocionales para achaques físicos. Las encuentro con tanta regularidad, incluso para algo tan obviamente físico como una cadera degenerada —que a veces me pregunto si no deberían darles un nuevo nombre. Quizás un término actualmente desconocido como «emo-achaques» encontrará un lugar en los libros de texto de medicina.
Sin embargo, aunque Karen tenía una historia plagada de abusos (una de las causas posibles para la degeneración de hueso/cartílago), elegí primero utilizar EFT directamente sobre los dolores físicos. Parecía un lugar simple para comenzar. Sus dolores más intensos eran “dolores heterotópicos” que aparecían en la rodilla, ingle y cara interna del muslo. Comencé con éstos, utilizando las frases preparatorias simples (noten el lenguaje específico —suele ser útil)…
«Aunque tengo este dolor en el lado derecho de mi rodilla…», «Aunque tengo este dolor en mi ingle derecha…», «Aunque tengo este dolor en la cara interna del muslo…» y entonces pasamos a su cadera con… «Aunque tengo este dolor en mi cadera derecha…»
Utilizamos la secuencia de atajo y, luego de 4 vueltas, ¡¡¡EL DOLOR HABÍA DESAPARECIDO COMPLETAMENTE!!! Y quiero decir completamente. Se levantó de su silla y caminó por la habitación sin ningún tipo de dolor. Su alegría era obvia. Era la primera vez en muchos años en que estaba libre de dolor. Incluso hizo un ejercicio liviano en la habitación y seguía sin dolor. Fue mágico. Desafiaba todas las explicaciones médicas y merecía el calificativo de «milagroso». Me gustaría haber podido embotellar su deleite contagioso y dispensárselo a las personas deprimidas. Las habría curado a todos instantáneamente.
Y… fue taaaaan simple. Ahí yace el mensaje en la historia de Karen. No siempre tenemos que involucrarnos profundamente con los asuntos de raíz u otros medios sofisticados de liberación. A veces podemos simplemente hacer tapping en el problema y luego retroceder y observar la magia.
Ahora, ¿suponen que Karen está curada y que su cadera degenerada se auto-reparó en segundos? En realidad no, aunque siempre estoy abierto a nuevas sorpresas. La llamé tres días después para descubrir que había pasado 20 horas sin dolor después de nuestra sesión. A continuación, el dolor había comenzado a reaparecer —aunque no tan intenso como antes (con un 25% de mejora aproximadamente). Hay más por hacer, desde luego. Solo el tiempo y la aplicación reiterada nos dejaran saber cuán efectivo será EFT a largo plazo. Por lo menos, sin embargo, parece que puede ayudar a Karen de las siguientes formas…
1. Como un medio de control del dolor entre ahora y el momento en el que la cadera sea sustituida. Esto podría posponer largamente la cirugía lo que, desde luego, encantaría a sus médicos.
2. Como un medio para llegar «bajo la superficie» y resolver sus varios traumas por abusos. Aunque no hay modo de estar seguros, sospecho que esto puede llegar a detener, o posiblemente revertir, la degeneración de la cadera. Eso, desde luego, puede llevar a una cura —sin mencionar una forma completamente nueva de concebir la profesión sanadora.
Veremos.
Abrazos, Gary
Traducido por Arya Schellemberg