Se ayuda a un niño perdido a salir del bosque y a su familia usando EFT de forma espontánea – AHEFT

AHEFT

Publicado: febrero 25, 2021

Quiero expresar mi admiración hacia Suzanne Lerner por echar “una mano de EFT” a unos desconocidos que estaban en una situación estresante. Nos dice: «Su padre estaba muy aliviado, por supuesto, pero también enfadadísimo: «¡Recibirás UN CASTIGO POR ESTO!» y parecía que había dagas en el aire. Me pareció bastante obvio que le iba a pegar al niño en cuanto yo me marchase. Sentí que mi trabajo no había acabado. En un relámpago pude comprender cómo se dan los malos tratos infantiles».

De Suzanne i.b. Lerner, PhD (doctorada con licenciatura internacional)

Hola Gary.

Acabo de tener una experiencia maravillosa usando EFT “de paso”, por así decirlo, que me encantaría compartir. En realidad estaba en una zona boscosa aislada que hay en el hermoso monte Shasta, cuando oí de repente la voz de alguien jovencito que gritaba.

«¿Hola? Hola, ¿papá? ¿Hay alguien ahí? ¡Socorro! ¡Ayuda!» Me sobresaltó bastante. Un poco después se acercó un niño al claro de bosque donde yo estaba sentada, caminando con toda determinación hacia la montaña, en dirección totalmente opuesta al campamento. Está ciertamente perdido.

Me acerqué a su lado con cuidado, le pregunté su nombre, le dije el mío y le aseguré que estaba a salvo y que no le iba a dejar hasta que estuviese de nuevo a salvo con su familia. «Johnny» me dijo que tenía 10 años y que llevaba perdido una media hora.

Me uní a él inmediatamente y caminamos hasta que estuvimos de nuevo en el sendero; estábamos a unos 15 minutes de marcha del campamento. Yo estaba muy preocupada por lo ansiosos que debían estar sus padres, sin embargo, de repente sentí de forma empática lo que tenía que haber supuesto para un niño de 10 años el estar perdido durante tanto rato. Era exactamente la definición de trauma, en la que alguien pasa por una situación con un potencial peligro mortal y potencialmente se siente impotente para resolverla. Me imaginaba todos los “escritos en sus paredes”, con ideas irracionales sobre “los peligros de la naturaleza”, que se echaba la culpa por haberse metido en una situación así, etc. A la vez que mi prioridad principal era que regresase lo antes posible, sentía que aún se podía hacer una secuencia o dos de EFT.

Mis instintos eran correctos. Mientras caminábamos le dije: “Me alegro tanto de que estés a salvo ahora; tiene que haber sido espantoso de verdad estar perdido así por el bosque”. Él asintió dándome la razón. “¿Te gustaría hacer algo para ayudarte a dejar marchar todo ese miedo y para sentirte mejor otra vez?” De nuevo asintió, mirándome con sus ojos tiernos y grandes. Paramos un momento.

Aunque pensé que estaba perdido y sé que ahora estoy a salvo, ¡fue espantoso de verdad!

La frase recordatorio: «fue espantoso”

Él repitió la frase mientras yo usaba la secuencia corta. No sollozó ni jadeó, sino que se mantuvo callado excepto cuando repetía conmigo “¡fue espantoso, realmente espantoso!”, hasta que de repente se formó en sus párpados una enorme lágrima, como un diamante, que rodó por su carita, a la que le siguió otra, y otra. Entonces suspiró y sonrió. ¡Fue tan conmovedor! Esto nos costó 2 minutos y dos secuencias, y seguramente ayudó a prevenir que se “escribiesen en sus paredes” muchas creencias negativas e irracionales. Era suficiente por el momento ya que teníamos que apresurarnos de vuelta al campamento.

Su padre estaba muy aliviado, por supuesto, pero también enfadadísimo: «¡Recibirás UN CASTIGO POR ESTO!» y parecía que había dagas en el aire. Me pareció bastante obvio que le iba a pegar al niño en cuanto yo me marchase.

Sentí que mi trabajo no había acabado. En un relámpago pude comprender cómo se dan los malos tratos infantiles: 1) Los padres se sienten muy vulnerables frente a sus hijos. 2) Sucede algo potencialmente negativo. 3) Los padres se sienten tan abrumados por los estímulos del sistema simpático de “ataque o huída” que no pueden “pensar claro”. 4) Entonces descargan su frustración sobre su hijo, que ya ha sufrido bastante.

Me arriesgué y le dije al padre: “¡Para ti tiene que haber sido muy aterrador!” Él asintió. “Estar en el bosque nacional y que tu hijo se pierda de esa forma, apenas me lo puedo imaginar. Te tiene que haber ESTRESADO TANTÍSIMO”. “Claro que sí, y ya estoy demasiado estresado” (Me di cuenta que la madre no estaba con ellos y que probablemente estaba criando a sus 2 hijos él solo).

«Bueno, da la casualidad de que mi especialidad es trabajar con el estrés, particularmente después de un trauma como el de que tu hijo se pierda por el bosque; así que si quieres, estaré encantada de dedicar unos minutos a ayudarte a despejar algo del estrés que sientes”. (No tenía ni idea de si lo aceptaría, pero valía la pena probar). Para mi sorpresa ¡él aceptó!

Le dirigí hacia la mesa de picnic y, enfrente de sus hijos, su hermana y su marido, que también habían padecido la situación, hice tapping. Utilicé la “frase preparatoria extensa” seguida de una combinación de “frase preparatoria/ recordatorio”. Tratamos el miedo, la rabia, el sentirse estúpido por haber dejado que sucediese, cómo iba a explicarlo cuando regresasen a casa e incluso las posibles imágenes que pudo haber tenido sobre ¡tener que rescatar a su hijo de entre las garras de un animal salvaje!

Por último incluí su relación con el pequeño «Johnny»

Aunque se perdió, es un buen chico.

Aunque se perdió, hizo todo lo correcto para que lo encontrasen.

Aunque me sentí verdaderamente asustado y enfadado, lo cierto es que él no se perdió a propósito. Nadie lo hace. Tal vez sencillamente necesite aprender algunas técnicas más sobre cómo seguir un sendero.

Aunque se perdió, estoy sumamente contento de que lo encontraron. Por fin, me puedo RELAJAR de nuevo.

En ese momento sentí que tenía que dejarles espacio personal para permitir que integrasen todo lo sucedido. Estaba claro que no eran el tipo de gente que está acostumbrada a las intervenciones terapéuticas y me sentía muy agradecida de que me hubiesen permitido ayudarles en esa coyuntura de sus vidas.

EFT… ¡No salgas de casa sin ella!

Con amor y bendiciones

Suzanne i.b. Lerner, PhD

Traducido por Ana Saval-Badía – Escribir a Ana

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