Un artículo bien detallado sobre el mareo causado por el movimiento, que sufría una niña muy joven. – AHEFT

AHEFT

Publicado: febrero 26, 2021

Un agradecimiento especial a la Dra. Patricia Carrington por este caso tan detallado sobre el mareo causado por el movimiento que sufría una niña. Encontrarán incluso usos profesionales de EFT, formas de relacionarse con el cliente, formas de darle soporte, variaciones de tapping y un trabajo detectivesco de alta calidad. Estos son los tipos de detalles y trabajos creativos que ameritan ser estudiados porque proveen líneas paralelas de aplicación que pueden ser usadas en muchos otros tipos de casos.

Por la Dra. Patricia Carrington

Gary,

Stephani Fried y yo finalmente nos reunimos ayer para que ella pudiera compartir conmigo sus observaciones sobre los resultados de mi tratamiento con EFT en su hija, Miriam, para el mareo por el movimiento, que la niña ha sufrido toda la vida. Incluyo los comentarios de Stephani con los míos y pienso que esto hace inusual este reporte porque da los dos puntos de vista: el del terapeuta y el de la madre de la clienta. También confirma la efectividad del uso de “objetos de ayuda” conjuntamente con EFT, especialmente para los niños – ya hemos visto un excelente ejemplo de esto en el reporte de tu trabajo con Josh. Además, pienso que ilustra la importancia de ese “algo” indefinible que sucede cuando el cliente y el terapeuta se conectan de una manera amorosa.

Que tengas un día realmente hermoso,

Pat

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Tema: EFT: Más empatía con niños.

Gary,

Una colega mía, Stephani Fried, a quien muchos de los lectores probablemente reconocerán por sus perspicaces notas publicadas en esta lista, se reúne conmigo para reportar un éxito reciente en un tratamiento con EFT en la que las dos estuvimos directamente involucradas – ella como la Mamá de la pequeña que recibió el tratamiento, y yo como su terapeuta.

La familia había decidido que yo trabajara con Miriam su problema de toda la vida de mareos por el movimiento en aviones y cuando viajaba en autos. La jovencita Miriam es una experimentada viajera en aviones, habiendo volado ida y vuelta desde la costa Este a California o Arizona al menos cuatro veces al año desde que cumplió 3 semanas de vida. Sin embargo, desde antes de cumplir un año, comenzó a marearse con el movimiento al punto de vomitar durante los vuelos y sentirse mal el resto del tiempo. Juiciosamente usados, los tratamientos con homeopatía y/o dramamine no le habían proveído ninguna solución, aunque el dramamine le retardaba un poco los vómitos.

Desde su ultimo viaje a California antes de verme a mí, que fue un viaje especialmente difícil para ella, Miriam había estado expresando mucha angustia sobre su próximo viaje a fines de Mayo. Alguna de sus preocupaciones habían empezado después que una amiga muy cercana a ella, viajando con su Mamá, había experimentado recientemente un aterrizaje desafortunado en el que la Mamá sufrió algunas heridas menores.

Aunque Miriam es una experimentada usuaria de EFT – Stephani usa EFT libremente en ella y en su propia familia, así como en sus clientes de psicoterapia – esta vez Miriam se negaba a usar EFT para su propia ansiedad, diciéndole a su Mamá que “no se sentía como para hacerlo”. No queriendo crearle ningún sentimiento negativo hacia la práctica de EFT, que ha sido tan beneficiosa para su hija, Stephani hizo honor a la negativa de Miriam y sugirió a cambio que tal vez ella querría ver a un terapeuta especializado en EFT para tener “otro enfoque” y todo eso.

La respuesta de Miriam fue ¡Sí claro! ¡Buena idea! Pero, ¿te parece que realmente me va ayudar?” Aparentemente le gustó la idea de un terapeuta para ella sola, especialmente desde que otro niño, cercano a ella en la familia, había consultado a un terapeuta algunas pocas veces cuando había tenido problemas por la muerte de alguien en la familia.

Otra razón por la que Stephani se sintió inclinada a llevar a Miriam a alguien de afuera para ayudarla con este problema en particular fue que ella misma había sufrido mareos por el movimiento y sentía que no sería suficientemente objetiva para elegir los aspectos correctos para hacer tapping en Miriam, pensamiento que de hecho resultó ser acertado. Analizando en retrospección, Stephani pensó que ella no hubiera identificado el aspecto específico que yo identifiqué y que fue el que dio resultado.

Llegó el día de la cita y la familia me pidió que tuviera una sesión con Miriam para (y esto era el deseo) “arreglar” su fobia a los aviones antes del próximo vuelo intercontinental programado para dentro de cuatro días, lo que era un desafío. Aquí estaban su madre, una experimentada y sensible terapeuta que había usado exitosamente EFT en sus dos hijos en numerosas ocasiones – y ella estaba trayendo su hija Miriam, la cual (aun cuando yo no me había encontrado nunca con ella) era miembro de la próxima “Generación de niños de EFT”, sofisticada en el uso de la misma a la edad de 8 años – y ellos querían que YO los ayudara a solucionar el problema de esta niña usando EFT.

Yo acepté el desafío. Cuando madre e hija llegaron a la cita yo no estaba esperando que Stephani permaneciera en el cuarto durante toda la sesión, pero lo hizo con todo gusto. Hacer esto resultó ser una excelente decisión de su parte. Más tarde Stephani me comentó que ella siempre se refería a Miriam como su “hija Velcro” porque tenía la tendencia a acurrucarse y algo así como pegarse a su madre en situaciones desconocidas, por lo que Stephani pensó que esto era lo que iba a suceder en la sesión de terapia.

De hecho, aunque yo la conocía indirectamente a través de sus padres, no esperaba encontrarme con este ser absolutamente único que se sentó frente a mí en el sillón, acurrucada a su madre, mirándome con ojos brillantes y una tímida pero maravillosamente sincera (aunque indecisa) sonrisa en su carita. No hubo necesidad de explicarle a Miriam el proceso de EFT (ella hubiera podido explicármelo a mí), así que fuimos directamente al punto. Comenzamos hablando de su próximo viaje, sus “increíbles” primos de Arizona que ella estaba deseando ver, y luego (yo lo mencioné) – el “Viaje en Avión”.

Contestando a mis preguntas rápidamente me dijo “cómo” es que a ella le afectaban los viajes en avión. Mirándome seriamente a los ojos con esa expresión sincera en su cara, dejó perfectamente claro que no era el despegue, como mis preguntas sugerían, lo que la molestaba. ¡Era cuando el capitán les informaba que podían desatarse los cinturones! En ese momento ella comenzaba a sentir malestar de estómago y el resto del viaje ya era una causa perdida para ella.

¿Qué tiene que ver el cinturón con todo esto? me preguntaba yo. Yo ya le había preguntado sobre varias posibilidades que pudieran ser un estímulo en su malestar – estar tan alto sobre la tierra, miedo a que el avión se estrellara (no surgió nada en relación a este tema en ese momento, aunque posteriormente, en otro aspecto, emergió algo relacionado a este tema), el fuerte sonido de los motores, etc. Nada hacía el click. Yo me preguntaba ¿qué podía molestarla en el hecho de desprenderse los cinturones? –¿tendría algo que ver con la seguridad? No me parecía apropiado introducir un concepto tan abstracto aún a esta jovencita tan brillante porque todavía era maravillosamente infantil.

Y entonces, por alguna razón, tuve la idea de probar la situación con un cinturón de seguridad SIMULADO. No tengo idea porqué pensé en esto, sólo tuve la sensación de que nos podría conducir por el camino que queríamos. Podría acercarnos al meollo del asunto. También sentí que esta acción involucraría más completamente a Miriam en la sesión de terapia, haciéndola más interesante y real para ella y de alguna manera también más divertida.

Le pregunté si quería probar con un cinturón de seguridad “simulado” y me dijo que sí con la cabeza y los ojos brillantes. Ya que le había gustado la idea, fui a buscar uno. Tenía la vaga idea de que en un closet en mi casa (tengo mi oficina en mi casa) había un cinturón de cuero ancho perteneciente a un viejo abrigo mío que cumpliría perfectamente la función. No me sorprendí cuando fui capaz de poner instantáneamente mis manos en él cuando abrí el primer closet. Algunas veces cuando estoy realmente “metida” en mi trabajo con un cliente (o cualquier otra persona) parezco volverme parte de una corriente y las cosas se hacen posibles como tal vez no lo fueran en otras circunstancias.

Miriam se ajusto el cinturón que le entregué, y luego lo soltó cuando el “capitán” le dijo que lo hiciera, pero cuando reportó su nivel de intensidad (SUDS) (el nivel de molestia medido en escalones de una escalera imaginaria, que es como hago imaginarse a los niños o a las personas con dificultades mentales para obtener esta medición), desalentada me dijo “No, es sólo entre uno y medio y dos, así que no es “eso”. (¡Miriam es tremendamente precisa!).

Pero la búsqueda fue interesante para ella y para mí, y ahora mi corazón se derretía mientras trabajaba con esta amorosa criatura. Ya ni siquiera notaba la presencia de su madre sentada y mirando excepto que Stephani se había convertido en parte del proceso. Menciono aquí mi reacción hacia Miriam porque pienso que el hecho de que yo realmente amaba a esta niña mientras trabajábamos juntas indudablemente hizo más fácil la terapia para las dos. Nos puso a ambas en un tipo de ritmo especial simultáneamente. Las reacciones de todos – las de los clientes así como la de los terapeutas – todos nuestros sentimientos, todo nuestro amor (o la falta de él) contribuyen a crear el resultado que obtenemos en cualquier sesión de terapia.

Hicimos algún trabajo detectivesco más. Yo continué haciendo preguntas, y paso a paso fuimos llegando al momento en que le pregunté a Miriam si, cuando se desprendía el cinturón, se sentía más inclinada a caminar en el avión, ir hasta el baño en el fondo del avión por ejemplo. Ella me dijo “sí” pero me explicó que no caminaba mucho en los aviones (¡Tonta de mí! ¡Debería haber adivinado eso!) y que cuando lo hacía no le gustaba por la “vibración” (su palabra).

¿Vibración? ¡Parecía que habíamos dado con algo! ¿Qué pasaba cuando sentía una vibración como ésa? Bueno, me dijo que su estómago se sentía “como enfermo y asqueado”. Yo quería saber qué haría ella en ese caso – ¿caminaría de vuelta al baño cuando se sintiera peor y con ganas de vomitar, volviendo a sentir entonces la vibración del piso del avión? “No”, me explicó “No caminé a ningún lado en mi último viaje. Me quedé sentada en mi asiento y vomité sobre mis padres” (¡Oh bueno, nunca se sabe qué información va a aparecer en una terapia!)

Ya que “vibración” fue el primer estímulo que pudimos identificar, le pedí que imaginara la vibración en el avión. ¿Podía hacerlo? No parecía estar muy segura de poder hacerlo, así que tuve una idea. “¿Cómo estaría si le presto un pequeño estimulador facial que usamos para estimular los puntos de EFT algunas veces? –¿produce una vibración similar a la del avión cuando lo encendemos?” le pregunté. Respondió con una hermosa sonrisa, así que salté a buscar el pequeño estimulador facial, donde quiera que estuviera – ciertamente no tenía esto planeado.

Me encontré yendo directamente a la caja donde guardamos estos instrumentos, que yo he comprado para experimentar, en la oficina de al lado. Tiene pequeños puntos como gomas de borrar en los lápices que pueden estimular los puntos de acupuntura de manera precisa. Encontré uno inmediatamente y cuando se lo entregué a Miriam ella se ajusto el “cinturón de seguridad” otra vez y encendió el pequeño vibrador. Mientras trabajamos en el tema, algunas veces la hice sentar en la maquinita de manera que pudiera “sentir el asiento del avión vibrando”, o ponerlo bajo sus pies para sentir el piso del avión vibrando, o atrás de su cabeza para sentir el respaldo del asiento vibrando. Y AHORA su nivel de intensidad se disparó a “tal vez siete y medio – ¡”oh, no me gusta esta sensación!” me dijo.

Miriam fue capaz ahora de hacer tapping en este problema con una mínima guía por parte mía. Ella conocía el proceso de corazón y todos los puntos en secuencia y cómo usar la frase recordatoria. Yo sólo tuve que ayudarla a formular la frase original (¡“Aun cuando NO ME GUSTA esta vibración…!” dicha con todo ÉNFASIS).

Hicimos varias rondas durante las cuales, para mantener su interés y hacerlo un poquito más interesante, ocasionalmente la guiaba a través de mi variación de EFT que llamo “código revuelto”. Esto es cuando yo le digo “ahora lo vamos a hacer un poquito diferente. No va a haber ningún orden en particular y tú vas a mirar lo que yo hago (y escuchar dónde te digo que lo hagas) porque ¡vamos a ir saltando de un lado a otro sin un orden específico!”

En los adultos esto generalmente “destraba” a las personas rápidamente. Yo sospecho que corrige reversos psicológicos, probablemente porque de improviso se necesita más concentración para seguirme y el pensamiento de la persona es removido de cualquier preocupación conocida en la que haya caído – de alguna manera hemos “revuelto el código” (el código neuronal, digamos) que continuaba recreando el miedo de manera que el miedo (o cualquier otra respuesta emocional) no puedan ser accedidas nuevamente. Este saltar de un lado a otro (yo lo hago de manera totalmente intuitiva y nunca dos veces con la misma secuencia de manera que crea una especie de efecto “salvaje” al romper todas las reglas) puede ser tan efectivo en movilizar a las personas que me hace pensar: ¡“demasiado orden en el tapping!” Esto es, me parece a mí, un ejemplo más de lo que tú dices, Gary, sobre la poca importancia que tiene el orden en EFT. En este caso yo usé mi variación “revuelta” para mantener el interés de una niña en una larga serie de rondas – y aceleró el proceso.

Pronto Miriam anunciaba que su nivel de malestar había bajado a “algo entre medio y uno” en el tema de la vibración, y que deseaba terminar la sesión ahora. Yo podía observar que ella estaba realmente posicionada en un buen lugar y no sólo diciéndome esto para terminar la sesión. Lo pude observar porque mientras hablaba, corría con el pequeño vibrador sobre su cuello y sus brazos, sonriendo – y de hecho ¡disfrutando de la vibración! – habiéndose convertido lo “malo” en “bueno” (¿nunca les ha sucedido esto con EFT?)

Teníamos sólo esta sesión para prepararla para su viaje y todavía había más para hacer. Había resultado que ella tenia la misma sensación cuando realizaba viajes largos en auto (los autos causan vibraciones también), así que hicimos EFT para la vibración en los autos. Esta vez ella quiso usar el mini-vibrador en los puntos de acupuntura en vez de hacer el tapping con sus dedos – esta es un estrategia interesante que puede ser muy efectiva dicho sea de paso, aunque yo dudo que sea superior al tapping con los dedos o al TABing (tocar y mantener el dedo haciendo presión en el punto mientras uno respira lentamente), pero es una propuesta más que ALGUNAS personas pueden preferir. En este caso el mini-vibrador parecía particularmente relevante porque el tema que estábamos tratando era – vibración.

Después que aclaramos el problema del auto bastante bien, hice una prueba final por otros aspectos del problema del avión porque, después de todo, ella iba realizar un largo viaje en avión en cuatro días. Le hice imaginarse todo el escenario desde el principio al final – todos los detalles, desde abordar el avión en Newark al desembarco en Arizona. Todo parecía estar bastante bien y el tema de la vibración estaba bien también (ella todavía jugaba con el mini-vibrador) pero yo tenía el sentimiento de que todavía quedaba algo ahí, así que le pregunté si había visto alguna vez películas de aviones o si había oído algo sobre ellos que le provocara la más mínima preocupación – aparte del tema de la vibración – y parecía algo preocupada aunque nada le vino a la mente.

Afortunadamente su Mamá proveyó en este momento la información de que una amiguita de Miriam, Karen, y su Mamá, habían estado en un avión que tuvo algunas dificultades, y Miriam rápidamente explicó: “¡Oh sí, su avión se estrelló!” (Yo traté de no mostrar ninguna sorpresa, pero ¡parecía algo muy extremo de que hubiera sucedido!). Stephani explicó entonces que el avión había hecho un aterrizaje forzoso, que no se había estrellado, y que Karen y su Mamá estaban bien ahora (estos son los momentos en que es particularmente útil tener a un padre presente para hacer aclaraciones). Miriam entonces dio estos detalles, “Tuvieron que aterrizar tan rápido que el avión como que rebotó y el televisor cayo sobre la cabeza de la Mamá de Karen.”, dijo.

“Oh, ¿de veras?” comenté “Bueno, eso no está muy bien que haya sucedido.” (Yo estaba tratando de actuar despreocupadamente al respecto y mostrar “objetividad” de terapeuta). Stephani explicó que la sacudida soltó el televisor sobre sus cabezas y cayó sobre la Mamá, pero ella no pareció sorprendida de que madre e hija estuvieran perfectamente bien ahora (yo sí, pero discretamente no dije nada) ¿“Su cabeza está bien?” pregunté. Miriam dijo que ambas estaban bien, pero que a ella la preocupaba un poco el llegar a tener que aterrizar de esa manera y que cayeran cosas como un televisor sobre su cabeza. Así que hicimos EFT con “estar asustada que eso suceda” y con “el avión se estrella”.

Ella comenzó con un nivel de intensidad de cinco y ya habíamos estado trabajando más de una hora – un tiempo muy largo para un niño – así que después de una o dos rondas de EFT con este nuevo tema decidí usar el método de Silvia Hartmann-Kent de usar alternadamente frases positivas y negativas en los puntos de acupuntura. Me parecía importante que Miriam entendiera que “estas cosas suceden raramente y aun cuando suceden no necesariamente implican un gran desastre”. Para dirigirme a este punto yo sentía que ella necesitaba “colapsar” su miedo (un término de PNL que significa esencialmente neutralizar la emoción) adosándolo al conocimiento de que Karen y su Mama HABÍAN sobrevivido perfectamente bien. La Técnica de Alternación de Silvia parecía lo más indicado para lograrlo.

Le pedí a Miriam que usara la frase recordatoria “Los aviones algunas veces tienen accidentes” cuando hiciera tapping en el primer punto, y luego la frase “Karen y su Mamá están PERFECTAMENTE BIEN AHORA” cuando hiciera tapping en el segundo punto, y que continuara alternando las frases, usando una en un punto y la otra en el siguiente. Le dije que yo la ayudaba repitiendo las frases con ella cada vez. Este método puede ser confuso si se deja a la persona hacer sola al principio la alternación – aunque generalmente captan el ritmo y pueden hacerlo sin problema después de las primeras repeticiones. Al usar esta técnica sentí que Miriam neutralizaría simultáneamente el miedo más grande que tenía al hacer tapping mencionándolo, mientras que en la misma ronda instalaría el pensamiento positivo de que la gente puede sobrevivir a los desastres o casi desastres y estar “sencillamente bien”.

¡Esto hizo la magia! Los niveles de intensidad de Miriam bajaron rápidamente a “algo entre cero y un medio o tal vez cero” y ella ahora estaba juguetona y sonriente.

Cuando se preparaban para irse ella todavía jugaba con el mini-vibrador, prendiéndolo y apagándolo, así que le pregunté si quería llevárselo prestado y llevarlo con ella en el avión para que, si por cualquier casualidad sentía el menor atisbo de malestar, pudiera prenderlo y hacerse EFT con él. Le encantó la idea y con esto dejó la oficina aferrada a su maravilla mecánica.

Con respecto a mí, estaba encantada, y para empezar, por enésima vez entendí porqué había elegido este tipo de trabajo profesional. También sentí que Miriam iba a estar “simplemente bien” en el avión. Esa parte de la historia, sin embargo, pertenece a su madre. Aquí esta Stephani con su perspectiva de madre.

Stephani me dice que su familia ha hecho cuatro cruces continentales en avión en los últimos dos meses después de que yo vi a Miriam, y que durante ninguno de ellos Miriam ha tenido ni siquiera trazas de malestar. Ella ha viajado contenta en todos los casos durante todo el vuelo, jugando juegos de viaje con su hermano y leyendo libros todo el tiempo. Aunque en todo los viajes ha llevado el mini-vibrador en su mochila “por si lo necesito”, de hecho no lo ha sacado de ahí nunca durante los vuelos.

Tuvo un solo incidente en un viaje largo en auto. Su mochila conteniendo el mini-vibrador había quedado en el baúl del auto mientras manejaban, y cuando se encontraron atorados en el tránsito sobre el puente de la bahía de San Francisco, ella comenzó a sentir náuseas. Se sentía tan mal que no podía hacerse tapping ella misma, y el tapping en sustitución hecho por otros miembros de la familia no daba resultado en ese momento. La familia sólo podía desear que no vomitara antes de que pudieran salir del puente y parar al costado de la ruta y sacar el mini-vibrador de su mochila.

Afortunadamente Miriam aguantó, aunque con dificultad, y cuando finalmente detuvieron el auto pudieron darle el mini-vibrador, ella inmediatamente lo encendió y pasó algo muy interesante. Su Mamá nos cuenta que a los 30 segundos de usar el vibrador (pareció una reacción instantánea a los que observaban) Miriam cayó en un tranquilo sueño, sosteniendo el vibrador sobre su pecho. Durmió plácidamente el resto del viaje y estaba totalmente libre de todo síntoma cuando despertó en el destino.

A estos reportes Stephani agrega sus observaciones sobre la sesión de terapia y los comentarios de Miriam en aquel momento. Esto ilustra algunos otros aspectos de la relación que se estableció entre nosotras en ese momento y la importancia que el uso de “objetos de ayuda” tuvo para esta niña.

Stephani me dice que durante la sesión de terapia, después que le dije a Miriam de usar el primer objeto (el “cinturón de seguridad”) y yo estaba fuera del cuarto buscándolo, Miriam había exclamado con entusiasmo “¡Mamá! ¡Pat es realmente creativa!”. Luego, cuando fui a buscar el mini-vibrador, había opinado “Mami, pienso que Pat es realmente una buena terapeuta.”. Al llegar a su casa, luego de la sesión de terapia, ella informó a su familia con dignidad que “la sesión había ido muy bien” y les mostró con deleite el mini-vibrador.

Comentando la efectividad del uso de “objetos”, Stephani sugiere que su uso le puede haber demostrado a Miriam que estaba siendo escuchada en la sesión. También me dijo que había notado desde el principio la “conexión” entre nosotras dos (por esto me debo haber sentido tan feliz la primera vez que la vi) y nos recuerda que la formación de “una buena pareja” entre el terapeuta y el cliente es generalmente un factor primordial en el éxito del tratamiento.

Sé que este ha sido un reporte bastante largo pero tal vez ustedes disfrutaron leyendo acerca de la pequeña Miriam tanto como yo disfruté trabajando con ella.

Con mis mejores deseos,

Pat Carrington

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Traducido por María Inés Sención

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