Debora Donndelinger hizo una breve sesión de EFT a su hija porque “no quería ir a la clase de kárate y no sabia por que razón” y concluye con tres puntos útiles al observar la experiencia.
Por Deborah Donndelinger
Mi hija de 8 años y yo vamos a clase de kárate juntas tres veces a la semana. Recientemente ella se mostraba bastante reticente y enfadada a la hora de ir a clase a pesar del hecho de que disfrutaba mucho cuando estaba en ella (padres, os suena familiar). Mi hija tiene tendencia a sentirse muy frustrada por ciertas cosas y nunca me he sentido particularmente eficaz a la hora de ayudarla a superarlo. Ella me había visto hacer tapping para mí misma y para mis clientes, pero cuando la sugería hacer tapping por algo, no solía querer.
En esta ocasión se estaba poniendo bastante histérica y frustrada y no me podía explicar por qué estaba enfadada. Su llanto y su angustia llevaban ya 30 minutos. Sus palabras eran: “no lo sé, no quiero ir”. La única información que pude sacarle es que tenía una sensación rara sobre ir. Se dio un baño para calmarse (que no funcionó) y accedió a hacer tapping cuando se lo sugerí en esta ocasión.
Nota para los padres: en este caso, yo estaba bastante calmada y centrada, si hubiera reaccionado a su reacción, habría hecho tapping en mí misma en privado antes de decirle a ella que hiciera tapping también.
Ambas hicimos tapping, usando las mismas palabras:
Aunque no sé por qué estoy enfadada por ir a clase, soy una niña fabulosa.
Aunque tengo esta sensación rara sobre ir a kárate, todavía soy una niña fabulosa.
Aunque no quiero ir a Karate, aún soy una niña fabulosa.
Ce: No sé por qué
LO: Estoy enfadada por ir
BO: Una sensación rara
BN: No sé por qué
BL: Enfadada por tener que ir
Cl: Una sensación rara
BB: No sé por qué
Co: Enfada por tener que ir.
Tras solo una ronda, se calmó, dejó de llorar y no mostró más signos de angustia. A pesar de ello no quería hablar de ello en ese momento. Pensé que se había calmado y era el fin del tema. Al día siguiente vino a mi y me dijo con voz triunfal: “Ya sé por qué no quiero ir”.
Se trataba de un asunto de logística que estaba relacionado con su práctica. Recientemente le había dado responsabilidad completa sobre ello y estaba sintiendo mucha presión por tener que completar la tarea. La solución era muy fácil y consistía en que yo la ayudase con su tarea
Esta experiencia me mostró tres cosas:
1) La claridad que podemos tener cuando reducimos las emociones, incluso siendo niños.
2) Puede pasar algún tiempo antes de tener nuevas pistas.
3) Hay que ofrecer amablemente el tapping como herramienta a los niños.
Así que para todo aquel que no quiera hacer algo, sea niño o adulto, ¡esta es la forma de hacer tapping para saberlo!
Deborah
Traducido por Silvia Ovejero
InEnglish.gif